José Roberto Osorio
Sociólogo
La Doctora en Sociología Leisy Abrego, viagra pharmacy joven y destacada académica salvadoreña quien labora como docente en el Departamento de Estudios Chicanos de la Universidad de California en Los Angeles, (UCLA), ha publicado recientemente el libro ““Sacrificando familias. Navegando leyes, trabajo y amor al otro lado de las fronteras”, en el cual según la noticia, “explora el daño que la migración causa a las familias salvadoreñas”.
Aclarando enfáticamente que esta opinión se basa en la noticia pues aun no se ha tenido acceso al libro, se comentan algunos hallazgos de la investigación publicada.
La autora ha dirigido su investigación a responder a las preguntas: “¿Qué tanto daño causa la migración a las familias salvadoreñas? ¿Cuáles son las implicaciones sociales, económicas y emocionales de las familias transnacionales?” y ha encontrado que: “Aunque en muchos casos las remesas mejoran la calidad de vida de quienes se quedaron en El Salvador, hay quienes encuentran formas de sobrellevar la añoranza y la soledad; para otros es sencillamente insufrible”. Asimismo agrega que: “No hay nada más desgarrador que una familia que lleva tanto tiempo separada que incluso ha perdido la esperanza de volver a reunirse. Padres que no conocen a sus hijos y que, desesperados, crean nuevos hogares”.
La decisión de dejar a la familia en el país de origen -lo que lleva a su destrucción- se plantea solamente -en lo que ha podido leerse- como estrategia económica. Hoy en día recientes estudios confirman que las personas están migrando cada vez más para escapar del crimen y la violencia de sus propias sociedades.
En otras palabras, para salvar la vida. Empero, el hallazgo más importante es el siguiente: “La investigación descubre cómo la ‘producción de ilegalidad’ en los Estados Unidos -un país que es un centro de poder mundial y regional -también determina las oportunidades de vida y bienestar de personas más allá de sus fronteras”. De entenderse bien, la desintegración de la familia y todo el dolor humano que produce en sus miembros, es causada por lo que ocurre en otro país, distinto al que origina el flujo migratorio. Se cuestiona a las normas y políticas públicas de una nación que -bien o mal- ha acogido a millones de salvadoreños, prorroga continuamente el TPS y es un aliado importante para el país. Asimismo, se le responsabiliza y por el dolor que sufren los salvadoreños que deciden migrar y dejar a sus familias. Se analiza el efecto de “llegada”, pero no el origen del problema, que sigue siendo la existencia de difíciles y precarias condiciones de vida -pobreza, inseguridad, falta de empleo y oportunidades- que enfrentan las familias en su propio país, las cuales obligan a migrar, agregándose los efectos de la criminalidad creciente.
Todo país establece las normas propias para su convivencia interna, tutelando y priorizando los derechos de sus nacionales. Es una potestad legítima incuestionable. De ser tal el enfoque de la investigación, se desdibuja la responsabilidad que tienen los países donde se originan los principales flujos migratorios que, a pesar de remesas, ayudas internacionales y otros aportes, no han podido crear economías fuertes, consolidar la democracia y crear entornos seguros que arraiguen a sus habitantes impidiendo que abandonen su propio país.
Los países receptores de migrantes, han formulado distintas formas de ayuda y cooperación al desarrollo a efecto de crear en los territorios de origen, condiciones apropiadas para el crecimiento y posterior desarrollo económico y social, teniendo en cuenta las zonas que más personas expulsan dadas sus limitaciones y carencias. Por ejemplo, la cuenta del milenio, sus programas e iniciativas similares, son un ejemplo claro de un esfuerzo para contribuir a la disminución de flujos migratorios hacia otros Estados. ¿Se estará logrando ese propósito?