Carlos Burgos
Fundador
Televisión educativa
Parece que fue ayer cuando tuvimos el privilegio de conversar con Salvador Salazar Arrué, nuestro genial escritor que se destacó como cuentista, novelista, ensayista, poeta, y pintor
En la primera mitad de la década de los años setenta, se le invitó en varias ocasiones a la Televisión Educativa. Se filmó un programa titulado «Salarrué, semblanza de un artista», para que los cipotes que recibían clases con el apoyo de TV. E. conocieran al narrador extraordinario de «Cuentos de cipotes», «Cuentos de barro» y otras de sus obras.
El pasado 22 de octubre de este 2016, se cumplieron 117 años de su nacimiento en Sonsonate y el próximo 27 de noviembre, 41 años de su fallecimiento. La Casa del Escritor, situada en Los Planes de Renderos donde Salarrué vivió sus últimos años, está celebrando la «IV Jornada Salarrueriana 2016», comprendida entre ambas fechas.
El director de esa Casa, Alberto López Serrano me causó tremendo susto al invitarme a presentar una ponencia el domingo 23 del corriente mes de octubre. No me sorprendió el hecho de disertar ante escritores y público sino porque tenía que abordar al gran Salarrué y debía de hacerlo con algo que no se haya repetido mucho.
Me preocupé porque he sido maestro de Matemáticas y de Comunicaciones, nada que ver con la Literatura. Pero he trabajado por más de medio siglo y esto me hace ser, digamos, aventado sin alzarle pelo a retos nuevos, quizá por esto me decían «todólogo».
Para no presentar una charla académico tipo magistral, dispuse realizar un conversatorio para lo cual elaboré preguntas sin complicaciones teóricas literarias. Comenzamos con algo sencillo: ¿Cómo era físicamente Salarrué? El licenciado Porfirio Cerritos, un hombre mayor, que logró conocerlo expresó que era un chelón, alto de estatura, zarco, cabello casi blanco, que le pareció amable, apacible, bonachón. Otro mencionó que era guapo y gran observador de la gente y sus costumbres. Una señora intervino: Mejor véanlo, señalando una galería de fotografías colocadas en las paredes del salón donde estábamos. Nos gustó su intervención. Y alguien agregó: Como mujer es observadora nata. Ella sonrió. Continuamos con otras preguntas que compartimos.
Otro aspecto que abordamos giró alrededor de su narrativa. Los asistentes opininaron con amplitud y nos centramos en tres enfoques:
A. Los escritores Hugo Lindo y Sergio Ramírez dividen la obra de Salarrué en dos ámbitos:
1. Costumbrista: «Cuentos de barro», «Cuentos de cipotes», «Trasmallo».
2. Esotérica: «O-Yarkandal», «El señor de la burbuja», «Eso y más».
B. El literato Ricardo Roque Baldobinos, divide el costumbrismo en dos grupos:
1. Costumbrismo clásico: usa lenguaje literario popular, del pueblo, descuidado, simpático.
2. Costumbrismo salarrueriano; con lenguaje culto y popular, dignifica a la gente humilde.
C. Rafael Lara Martínez, antropólogo, lingüista, considera que en Salarrué las dimensiones costumbrista y mística son complementarias:
1. Costumbrista–realista–histórico.
2. Esotérico–orientalista–fantástico.
Nos preguntaron si la obra de Salarrué tiene dimensión mundial. La respuesta fue afirmativa. Les mostré la antología mundial «Obras maestras del relato breve», editada por Grupo Océano, 2006. Barcelona, donde se incluyen escritores de muchos países. Presenta cuentos de Antón Chéjov, Allan Poe, Henry James, Horacio Quiroga, Thomas Mann, Salarrué y otros. Anotaron su minibiografía y seleccionaron su cuento «Semos malos».
Les relaté detalles cuando en TV. Educativa, en las décadas de los setenta y ochenta, filmamos una serie de sus cuentos entre ellos: «Bajo la luna», ambientado cerca de Santiago Texacuangos; «Cerrín de cedro» en Santa Tecla; «La botija» en aradas de San Julián; «Hasta el cacho» en uno de los Estudios de TV.E., y otros que fueron transmitidos por nuestros canales 8 y 10 de aquella época. Lamentablemente todas las grabaciones culturales fueron botadas o se extraviaron.
El cuento «Hasta el cacho» lo presenté en el «I Festival Latinoamericano de Teleducación Universitaria», celebrado en octubre de 1982 en Lima, Perú, y procedimos a intercambiarlo con otros cuentos filmados en universidades de los países participantes, que transmitimos en nuestros canales educativos.
Finalizamos y continuamos el conversatorio de pie, tomando café con pan dulce.