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Salarrué, en PATRIA es visto como un agente social

El investigador muestra el libro “Salarrue en Patria” Foto Diario Co Latino / José Luna

Patricia Meza
@pmeza1

A Salvador Salazar Arrué, conocido como Salarrué, la historia lo ha ubicado como uno de los mejores literatos del país, pero muy poco se ha hablado de su aporte como agente social, en una sociedad convulsionada por problemas económicos y políticos.

Desde la visión de las ciencias sociales, Guillermo Cuéllar, investigador y antropólogo de la Dirección Nacional de Investigaciones en Cultura y Arte de Secretaria de Cultura de la Presidencia recorre el aporte que Salarrué hizo en “PATRIA”, que fue lanzado al público el 27 de abril de 1928, en San Salvador por Alberto Masferrer.

Masferrer tuvo que abandonar este ideario dos años después, sin embargo, el modelo de ser un medio de comunicación puesto al servicio del pueblo y la cultura se mantuvo por 8 años más a cargo de Alberto Guerra Trigueros y el mismo Salarrué

Cuéllar detalla minuciosamente en el libro “Salarrué en PATRIA” como se desarrolla el periodismo  en esa época y como Salarrué a través de Cuentos de Cipotes y otros artículos que hasta la fecha eran desconocidos, genera un fenómeno social, en el que las repercusiones tienen que ver con una plataforma comunicacional de transmitir ideas para mover a la sociedad.

La investigación pone en relieve varios temas que no estaban estudiados, pese a que fue un fenómeno cultural muy importante en la vida social de El Salvador a finales de los años 20 y toda la década de 1930.

Guillermo Cuéllar, investigador y antropólogo de la Dirección Nacional de Investigaciones en Cultura y Arte de Secretaria de Cultura de la Presidencia. Foto Diario Co Latino / José Luna

El trabajo de Cuéllar duró tres años y refleja información muy detallada y completamente inédita sobre ese fenómeno social, comunicacional y periodístico que tiene repercusiones literarias.

Cuentos de Cipotes nació ahí como una forma de experimentar la narrativa y su avance por la literatura, dijo el, investigador, quien examinó 1080 ejemplares entre los años de 1928 hasta el año 1938.

Salarrué comenzó a publicar cuentos de cipotes en el 31 y deja de hacerlo en el 36, en casi 6 años publicó un 80 por ciento de los cuentos y el otro 20% ya los escribió cuando él ya tenía la idea de hacer ese libro.

“El colocó en las páginas de periódico sus creaciones que luego recopiló porque juzgó que tenían valor literario y se convirtieron en libros, ese período de ejercicio intelectual de Salarrué, estaba completamente desconocido”, afirmó el investigador.

Y agregó que contar esto en su libro contribuye enormemente a llenar vacíos de información, de estudios, de investigación, de interpretación de ese periodo de la historia de nuestro país.

Por lo menos, 449 piezas a lo largo de 10 años lograron conocerse en la investigación que son un enorme cúmulo de artículos de Salarrué que no habían sido tomados en cuenta.

“Por ejemplo, en Cuentos de Cipotes encontré 5 cuentos que por una razón u otra Salarrué no incluyó en el libro”, señaló el investigador, y no fue hasta 1936 que descubre el valor literario que puede tener esta invención suya y comunica públicamente que está queriendo hacer un libro con estos cuentos.

El mensaje de Salarrúe en Cuentos de Cipotes está cargado de humor y a través de decenas de historia presenta a un cipote hablando de los adultos y entendiendo el mundo de estos y pretendiendo restaurar a la sociedad salvadoreña.

Salarrúe fue un agente social utilizando esta simbolización del niño que construye su mundo y que ve al mundo a su manera, reflexionó Cuéllar.

El escritor de Cuentos de Cipotes logró transmitir a la sociedad salvadoreña una visión de sanación. Cuéllar afirma que en términos técnicos se utiliza la semiosis de sanación, que no es más que la conceptualización de una teoría de análisis del discurso.

Esta es la que el investigador utilizó y descubre que el creador de Cuentos de Cipotes introduce a la sociedad salvadoreña un bálsamo restaurativo para una herida profunda.

Esta herida, según Cuéllar, tiene que ver con la pequeñez territorial, en la que viven los salvadoreños y la que pasa a un segundo plano cuando lo que importa es la construcción de la nacionalidad salvadoreña.

“Con sus Cuentos de Cipote nos transmite una visión restaurativa de cierto dolor colectivo diciéndonos somos pequeños pero valemos, tenemos nuestra propia perspectiva”, afirma Cuéllar.

Esta afirmación de Cuéllar es la interpretación del agente social que él investigó en Salarrúe, donde el joven periodista creó una plataforma que le dio autoridad ante la colectividad salvadoreña.

Salarrúe trató de dar ese bálsamo. En  el cuento de la “Olimpiada chiquita por fregar”, pone de manifiesto su sensibilidad artística y sus características personales, muy peculiares, transmitiendo la compasividad y la mirada restituyente a un dolor colectivo que tiene que ver con la construcción de la nacionalidad.

Entonces, es así como Salarrúe, como un agente social cumple una función delante de una colectividad, ya que se coloca frente a la plataforma del periódico y transmite una discursividad sanadora ante un problema colectivo profundo y estratégico.

Cuéllar recoge esta información a partir de un enfoque teórico metodológico, y señala que esto nadie lo había descubierto, como la transcripción de los 5 cuentos inéditos que están a manera de conclusión o de reflexión para entender a Salarrué desde una visión de agente social.

Entre los cinco cuentos figuran: El cuento de la película de cine “no harta para niños”, el Cuento de la “Tonta Lora, el Chucho, la Inés y el Orinoco”, “La Olimpiada Chiquita por fregar”.

En PATRIA se publicaban y socializaban las ideas que penetraban y que movían a la sociedad, era la tecnología de punta de ese entonces, añade Cuéllar.

Salarrué fue un intelectual utilizando la tecnología de punta de su época, es una perspectiva inédita, agregó Cuéllar.

Entonces, Salarrué, en este periodo, a su modo transformó ciertas claves importantes de la sociedad salvadoreña, respondió con sus propias luces a las problemáticas de la sociedad.

Este joven escritor ha sido analizado como un literato, pero él no fue un literato desde el inicio, agrega Cuéllar, ya que él fue una posición social que se fue construyendo y desde sus inicios quiere ascender, compartir ideas y transformar la sociedad.

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