Washington/AFP
Los programas de austeridad del FMI en los países pobres pueden afectar la capacidad de algunas familias de garantizar la buena salud de sus hijos, concluyó un estudio científico publicado el lunes.
Realizado por seis académicos, el estudio publicado en la revista Actas de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS) de Estados Unidos se suma a una amplia literatura que hurga en los posibles efectos perjudiciales de la ortodoxia fiscal promovida por el Fondo Monetario Internacional en los países del sur.
Compilando los datos recogidos en 67 países en la década de 2000, el estudio rechaza las hipótesis de una «relación directa» entre un deterioro de los indicadores de salud y los planes del FMI, que da préstamos a los Estados a cambio de programas de saneamiento de sus finanzas públicas.
Pero el estudio identifica, sin embargo, los «efectos contradictorios» que la acción del Fondo tendría en la salud de los niños.
«Las intervenciones del FMI buscan incrementar la estabilidad económica, lo que conlleva efectos benéficos para la población. Pero, al mismo tiempo, las medidas de ajuste impuestas por el FMI disminuyen los efectos protectores de la educación de los padres en la salud infantil», escriben los autores, que enseñan en Cambridge y Oxford, en el Reino Unido.
Claramente, los hogares donde el jefe de familia tiene al menos un nivel de educación primaria están por lo general más en condiciones de satisfacer las necesidades de sus hijos en términos de acceso al agua, nutrición o vacunación.
Sin embargo, según el estudio, esta capacidad se reduce en los países bajo la asistencia del FMI, especialmente en las zonas rurales.
De acuerdo con los investigadores, la presencia de padres escolarizados reduce el riesgo de desnutrición infantil en 38% en tiempos normales, pero sólo 21% cuando el país es rescatado por el Fondo.
La diferencia reside en particular, según los investigadores, en los recortes del gasto público exigidos por el FMI que «comprimen los salarios» y provocan la pérdida de oportunidades de empleo, y el riesgo de reducir «la utilidad (…) de una educación básica» a la capacidad de los padres de garantizar mejor la salud de sus hijos.
De acuerdo con el estudio, los planes del FMI son en cambio beneficiosos en cuanto a que reducen el riesgo de que los niños se vean privados de una vivienda digna o del acceso a servicios de saneamiento, en el medio urbano.
Contactado por la AFP, el FMI aseguró que el estudio fracasa de «un modo muy claro» en establecer un vínculo de causalidad entre los planes de ayuda y la salud infantil.
«Nuestros análisis nos muestran que el gasto público en educación aumentó significativamente en los países de bajo ingreso que ejecutan programas apoyados por el FMI», dijo una portavoz del organismo en un correo electrónico a la AFP.