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Miguel Ángel Dueñas Góchez*
Participaba en la Expo Técnica “Atención Primara en Salud” en un Centro Escolar, donde la Visión sostenía la aplicación de conocimientos y la práctica de los mismos, mientras que la Misión se refería a formar estudiantes competentes, fomentando la enseñanza por disciplinas, investigación científica, práctica de valores y convivencia pacífica. En ningún momento decía basados en la fe como eje principal del quehacer escolar o de su dirección. Ante este preámbulo, mi sorpresa fue cuando invitaron a la inauguración del acto. El docente encargado del bachillerato en salud invitó a una estudiante (la más bien portada) para que dirigiera la oración y agradecimiento a Dios por la actividad a desarrollar. En la mesa de honor estaba la Directora del centro escolar, un doctor que representaba al municipio y otras personalidades de educación, quienes se levantaron a compartir la oración, como también el público presente y estudiantado casi obligado, pues no todas estas personas eran creyentes, quienes tuvieron que obedecer el mandato en complicidad por la Directora.
Es así como en muchos centros escolares, sea la actividad que sea, parten de una oración o acto religioso, lo cual no está contemplado en la currícula educativa ni en su quehacer institucional.
Como Movimiento por una Cultura Laica en El Salvador, esperamos que esta práctica cambie, no porque nuestro movimiento lo dice, sino por el respeto a los derechos humanos que tiene cada persona de poder creer o no creer, y en caso se desee hacer pública la creencia de quienes dirigen instituciones de Gobierno, que lo hagan en sus hogares o en las iglesias, pues la escuela pública, u otra entidad del Estado, es para el servicio y armonía de un conglomerado, el cual tiene diferentes formas de pensar, de creer o no creer en lo que una autoridad fomenta o supone que todo mundo debe seguir.
Baste remitirse a uno de los principios de la laicidad, el cual dice: Respeto a la libertad de conciencia, de su práctica individual y colectiva: Todos los seres humanos tienen derecho al respeto de su libertad de conciencia, de su práctica individual y colectiva (incluidos el ateísmo y el agnosticismo).
* Lic. en Relaciones Internacionales.
