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SALUDO CON UN RECUERDO A LAS MUJERES EN SU DÍA

 Licenciada Norma Guevara de Ramirios

Fue en marzo de 1974 cuando participé, por primera vez, en una marcha para celebrar el Día Internacional de la Mujer, convocada por la Asociación de Mujeres Progresistas de El Salvador, AMPES.

Me sorprendió ver en esa marcha a Camelia Cartagena con un megáfono llamando a integrarse a la marcha a las personas que estaban en la esquina del parque Cuscatlán de San Salvador, y a Clarita Lechuga, Berta Deras de Aguiñada, Esperanza Vargas y otras compañeras socias de AMPES.

Marchamos hacia la Plaza Libertad varios cientos de mujeres. No era común entonces celebrar ese día en nuestro país. Los discursos despertaban la ilusión de superar barreras recordando a mujeres guerrilleras como Vilma Espín, Celia Sánchez y otras mujeres cubanas.

Se estimulaba la ilusión de que las mujeres alcanzaran nuevos logros, recordando que una mujer fue al espacio por primera vez, la cosmonauta soviética Valentina Tereskova;  recordando el papel destacado de mujeres sindicalistas, en la lucha por mejorar las condiciones de vida de los trabajadores y trabajadoras, entre ellas, a Fidelina Raymundo, o en las letras, como la poetisa Lilian Jiménez.

Una manera de afirmar un ¡SI SE PUEDE!, cuando lo común era la idea de que hay cosas que son solo para hombres, idea que sobrevive aún.

AMPES se integró a la Federación Democrática Internacional de Mujeres FDIM, organización con estatus consultivo en la ONU.

Un año después, en 1975, se celebró por primera vez el DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER, declarado por la Organización de Naciones Unidas, el tema llegaba así al máximo organismo internacional.

Fui socia de AMPES, y en ocasiones acompañé a sus directivas, a organizaciones locales de mujeres, en Santa Ana, en el Barrio Santa Anita, a asambleas de mujeres y a un grupo de jóvenes estudiantes de la universidad, formamos también nuestro núcleo de AMPES.

En el colectivo y en distintos momentos, el interés de conocer antecedentes me permitió saber que había existido en El Salvador una organización llamada Fraternidad de Mujeres Salvadoreñas, que estas mujeres ayudaron a la construcción de las instalaciones físicas de la Universidad de El Salvador, las que se hacían para ampliar la cobertura y para que en sus instalaciones existieran espacios para albergar a estudiantes procedentes de otros departamentos y de otros sectores sociales. AMPES era digna heredera de Fraternidad. Fraternidad también creó una organización de niñas y niños donde participaban hijas e hijos de sindicalistas, mujeres y hombres, donde se procuraba formarles y enseñarles a ser parte de la lucha social de la época.

Con interés busca uno, sin llegar nunca al fin, conocer de una historia que nos cuenta el mar de dificultades en la vida de las mujeres, de los obstáculos para acceder a espacios que se supone deben ser para todas y todos, la barrera cultural creada para la dominación.

En 1975, después de la masacre de los estudiantes el 30 de julio, las mujeres de AMPES y otras profesionales desarrollaron su marcha de protesta, vestidas de negro caminamos por las calles de la capital, en una especie de circulo entre el parque Cuscatlán, Catedral, el Hospital del Seguro Social, frente al cual ocurrió la masacre; y vuelta de nuevo al centro. Fue impresionante ver cómo se incorporaron mujeres de todos los estratos y la manta que encabezaba aquella marcha de mujeres vestidas de negro decía: EN EL AÑO INTERNACIONAL DE LA MUJER, CONDENAMOS AL GOBIERNO ASESINO.

AMPES resurgió en la guerra revolucionaria, levantada por guerrilleras de las FAL en los frentes, y en el exterior por las migrantes militantes revolucionarias, informando y animando la solidaridad, produciendo información especial sobre las afectaciones de la guerra a las mujeres.

En esa labor se destacó la visión de Norma Virginia Guirola de Herrera. Escribió un libro sobre la participación de las mujeres, y de aquel equipo surgió la idea de regresar al país y organizar mujeres bajo el enfoque de derechos de las mujeres.

Mujeres en San Salvador dieron vida a organizaciones de mujeres bajo condiciones de la represión del régimen, realizaron encuentros, fue creciendo la organización, diversificándose. ADEMUSA fue una de ellas, allí se destacaron muchas compañeras, entre ellas Zoila Quijada.

Norma Virginia Guirola participó en la ofensiva de 1989, como muchas y muchos integrantes de la lucha que se libraba por el movimiento social y fue victima de la bala asesina, ahora su nombre lo retoma el Instituto de Investigación y Capacitación de la Mujer (IMU), del cual era fundadora.

Este retazo de entre muchos recuerdos, es una hebra en el rico tejido de la lucha por entender que las mujeres tenemos derecho a tener derechos, a luchar por ellos y a defenderlos.

Saludos mujeres todas, especialmente a quienes luchan por la vida, por igualdad, por la democracia y por la paz.

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