Martha Arias,
colaboradora
He dado muchas vueltas alrededor de la computadora antes de escribir sobre Chamba Juárez, porque hay tanto qué decir acerca de él, tanto qué leer… Pero hice a un lado los libros y me dejé llevar por la admiración y el cariño que guardo a este “grande” de la poesía nuestra. Quiero patentizar en estas letras mi gratitud por su amistad y mi testimonio de reconocer su vida y a su obra.
En la semblanza de un poeta, nos mueve el propósito de destacar sus méritos literarios, pero, no voy a limitarme a enunciar sus logros –que son muchos–, sino que, siendo él como es, cometería un error si omitiera hablar de su notoria calidad humana.
Salvador Juárez, mejor conocido como Chamba Juárez, nació el 9 de marzo de 1946 en la ciudad de Apopa, Departamento de San Salvador, El Salvador. Hermano del destacado poeta y periodista, miembro de la “Generación Comprometida”, Hildebrando Juárez (1939-1984); fue el quinto de los once hijos de la niña Chusita, como cariñosamente llamaban a doña Jesús Pérez de Juárez, y de don Salvador Juárez. Igualmente, el hermano mayor de todos, Arturo Juárez (q.e.p.d.), y el hermano que le sigue a Salvador, Valdemar Augusto Juárez, también escribieron poesía en determinados momentos. Valdemar, obtuvo reconocimiento en los Juegos Florales de Apopa en los años setenta, pero de pronto decidió dejar de escribir y se dedicó a estudiar medicina, se graduó e hizo carrera en Guatemala.
Desde temprana edad asomaron en Salvador sus dotes literarias y junto a ellas la afectación por su naturaleza tremendamente sensible y por el fantasma del alcoholismo (actualmente liberado de este) situaciones que le causaron sufrimientos en la vida.
Identificado con las causas populares, optó por crear una poesía que expresara el sentir y el pensar de nuestra gente y sus ideales por una vida digna, justa y en paz. De igual manera, y a fin de dar su aporte a la lucha popular, no solo con su obra poética, resolvió participar activamente en el movimiento revolucionario, incorporándose a una de las organizaciones que conformaron originalmente el FMLN histórico, y luego formó parte de la primera disidencia que en 1983 se conoció como el movimiento rebelde “Frente Metropolitano Clara Elizabeth Ramírez”. En este período de organización y lucha, Juárez puso a disposición de la causa sus habilidades de periodista y comunicador social.
Su participación en el movimiento popular le ocasionó persecución política, cárcel y exilio; sin embargo, él siempre fue fiel a sus principios e ideales, los cuales enarbola a través del tiempo hasta la actualidad, mediante su actitud y su poética coherentes.
Quiero destacar otras cualidades de nuestro poeta, entre ellas las de ser un gran compañero y buen amigo, y esto lo asevero a partir de haber oído y leído las opiniones que de él tienen los que le conocen, y también porque he observado el cariño manifestado por muchísimas personas en los ámbitos en los que se hace presente. Y es que Chamba Juárez es un ser íntegro, generoso, amistoso, jovial, dispuesto a servir, a compartir sus conocimientos y experiencia con todos. Estos y otros valores como la lealtad, la sencillez, el amor, la valentía, la fe y, sobre todo, su ser y actuar consecuentes hacen que Salvador sea un hombre muy querido y apreciado. Aunque también rechazado y marginado por los sectores dominantes interesados en mantener en opresión y miseria al pueblo, porque él no les da tregua en sus poemas con su constante señalamiento a las acciones malévolas de los abusivos del poder.
La voz poética de Salvador Juárez ha recorrido mucho camino que él se ha abierto, como lo dice en uno de sus poemas a través de su labor en comunicaciones, en la promoción y difusión de la cultura mediante actividades como: Edición de libros, suplementos periodísticos, revistas y de la participación en la organización de los trabajadores de la cultura; pues a pesar de todos los numerosos obstáculos que se le han presentado, ha sabido posicionarse por su calidad literaria y por su valor de intelectual consecuente e incorruptible. Cito las palabras del filósofo y poeta Luis Alvarenga respecto a Salvador Juárez: “…Poeta que tiene profundo respeto por la poesía y que nunca se ha prestado a envilecer su palabra poética”.
Ese posicionamiento le ha permitido publicar, en poesía: Al otro lado del espejo; Tomo la palabra; Puro guanaco; Desenterramientos y otros temas libres; Sin oficio ni beneficio; Veinte poemas de rigor y una canción desperdigada; De sismos y cismas; Testamento inconcluso; Camino al copinol, estaciones; En el túnel (poesía varia); ¿Y quién dijo silencio?; Los más bajos fondos. En ensayo: El intelectual, la cultura y otros changarros; El tigre bizco, Los chuchulucos de la ideología y otros cambalaches, siendo estos dos últimos el Libro I y el Libro II, respectivamente, de los Ensayos contra el descompromiso. También se suman a su producción literaria una cantidad considerable de artículos periodísticos con temas socio-políticos y culturales publicados en el Diario Co Latino, en donde fue colaborador permanente por muchos años hasta 2008.
Chamba Juárez elabora una poesía controversial, contestataria, valiéndose del lenguaje popular y de recursos como la ironía, muy acordes al afán de denuncia y bastante recurrente en su obra.
La calidad de su poesía ha sido reconocida más allá de nuestro territorio; leído, escuchado en Ecuador, México, Estados Unidos, Canadá y Suecia. Por ejemplo, en varias ciudades de este país nórdico presentó en 2003, ante grupos de salvadoreños y latinoamericanos, su libro Testamento inconcluso, libro dedicado a Salvador Cayetano Carpio-Comandante Marcial; y en México, coordinó talleres literarios en el interior del país. En Panamá, Guatemala y en nuestro país ha sido galardonado con los primeros lugares y menciones honoríficas en reconocidos certámenes, con títulos publicados en varias ediciones, verbigracia: Puro guanaco, Veinte poemas de rigor y una canción desperdigada y Al otro lado del espejo.
Salvador Juárez fue miembro del Movimiento de la Cultura Popular (MCP), y fundador de los grupos Cinconegritos, Segunda Quincena y Concertación Cultural de El Salvador. Le fue otorgado el Diploma de Alumno Meritísimo, en 1978, por el Departamento de Letras de la Facultad de Ciencias y Humanidades de la Universidad de El Salvador; fue nominado Hijo Meritísimo de Apopa, en el año 2001, por el Concejo Municipal de la localidad.
El Departamento de Letras de la Facultad de Ciencias y Humanidades, de la Universidad de El Salvador, lo propuso para el Premio Nacional de Cultura 2005, «tanto por los aportes innovadores a la poesía salvadoreña como por su vocación y talento en el arte de la poesía, y por su dedicación a la difusión cultural».
Entre las valoraciones que se le hicieran con tal propósito se cita:
1. «La poesía de Salvador Juárez contribuye a delimitar y a configurar tres momentos evolutivos en la historiografía de la poesía salvadoreña: la realista-vanguardista, la testimonial o de la guerra y la poesía de postguerra o postmoderna.
2. Su producción literaria contribuye a explicar históricamente, y desde una lectura estética, los diferentes momentos sociales, políticos y culturales por los que ha pasado el ser salvadoreño; también explica las emergencias de nuevas formas de codificación simbólica de la realidad.
3. La enorme importancia de la poética de Juárez, reside justamente en las diversas lecturas que se pueden hacer de la realidad salvadoreña —llámese pasado, presente o futura.
4. La poesía de Juárez goza del respeto y de la admiración de la crítica nacional e internacional.
5. Es un aporte valioso a la cultura salvadoreña, por su alta calidad estética y por el diálogo que establece con la heteroglosia salvadoreña.
6. Por lo anterior, esta poesía va más allá de lo local y se inserta dentro de los grandes temas de la literatura regional y latinoamericana.»
Salvador Juárez es un poeta a quien se le debe reconocer el valioso aporte cultural, literario y social que ha dado al país, un poeta que enaltece los valores del pueblo salvadoreño con su poesía, un poeta muy de la gente, un poeta muy nuestro.
Comparto a continuación dos de sus más recientes poemas, en los cuales he seleccionado por considerar que exponen la esencia de su poesía, reflejan su actitud ante la vida, su concepción de la realidad y porque además en ellos se percibe una madurez poética alcanzada a través de su larga trayectoria literaria, asumida con mucha responsabilidad.
MÁRGENES E IMÁGENES
I.-
Mi vida no está hecha para una poesía bien refinadita
ni cabría en versos undívagos y cristalinos
Es más para suscitar que para contemplar
De ahí que a puros rempujones
acarrea el concepto para la divina garza de los espejos
Y no para erigirla imagen presta-épocas
reciclante de funciones
Sino para que no se quede remirándose
en un lago que no existe como paraje perfecto
como estanque rodeado de narcisos
y muérdagos encantados
¡Ah lago cristalizado
relumbrante alucinosis contra el sol!
II.-
He aquí el reino donde predomina
la acendrada división de clases.
Donde en los mismos nacimientos de agua
arriba existe la Presa del Cisne
y abajo la Presa del Zope.
Y esta imaginería no es ninguna superchería barata.
Viene conmigo desde mis primeras preguntas,
desde cuando íbamos con mi primo Olman
a dejar almuerzo a la hacienda El Ángel
y nos metíamos a capear esas márgenes de los hacendados en Apachulco.
¿Por qué esas diferencias de paisajes, aguas y visitantes?
La Presa del Cisne siempre cristalina,
vigilada por guardianes y escopetas
y reservada para los convidados de La Casona.
Mientras que en la Presa del Zope
los cipotes hijos de colonos
y paracaidistas como nosotros
nos zambullíamos en sus aguas abajo,
aguas que ya venían jabonosas y contaminadas
de la alberca del Cisne.
De ahí entonces estas evocaciones,
tentativas de mi sino personal.
Que si antes, cuando niño,
cuando íbamos a guayabear,
contento me sentía al jalar
los frutos de grandes gajuchas;
ahora,
en la recolección mayor,
a la mano tengo racimos de motivos,
hechos vivenciados a granel;
por lo que
en estos menesteres
ya no empujo ningún ahínco
sino que
con amor
repujo la idea
mi arte original.
Y al final
danzan de gozo los duendes de mi metafísica coloquial.
LOS MOMENTOS DETERMINAN LOS VERSOS
I.-
Obedecí los momentos que me marcaron,
que me dictaminaron.
No podría negar ni uno de mis versos
si la idea, la emoción, el mundo reflejado
son su compactación, su alma,
su carácter, su verbo.
Imbricado sería un término vago
para tan hermoso y delicado producto.
Paciente, concienzudo y gozoso
serían aproximaciones justas
a mi tal proceder y ahínco.
Por ello me remiro y me envidio
en aquel instante de plenitud y entrega,
por mi convicción
y mi fe.
De no haber sido
así,
la vida me hubiese resultado otra cosa,
y no la fuente maravillosa de mi poesía.
Ahora por lo menos,
en este momento,
me salvo con mis composiciones.
No por ninguna inventiva precoz
ni por sagacidad alguna.
Únicamente por verme tan convencido
en este oficio que en mi país
resulta heroico,
tozudez.
Por eso te quiero mi poeta campeón.
Vení te voy a envolver,
como cuando en las noches
en que no aguanto tanta adversidad
le digo a mi Creador que me proteja,
y como un feto en el vientre de la inocencia
me dispongo a que Él llegue a mi lecho.
Y, en efecto,
como cuando mi padre me acariciaba cuando niño,
el Espíritu llega sobre mí y me abraza
y yo me voy quedando dormido
bien tierno,
muy tiernamente abrigado
ante el mundo…
II.-
Gracias a ustedes he sido
y sigo siendo lo que quise ser
Sin imaginar cómo sería vivir aciagos gozos
el tiempo me enseñó este viejo señuelo
Y sí que logré pescar
hasta en la nada la vivencia
y el ensueño fue mi mejor emolumento
y el poema que me exalta en silencio
la jubilación que gané honrosamente.
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Del libro MÁXIMA POÉTICA, Salvador Juárez (Inédito).
© Derechos Reservados. Propiedad intelectual registrada en la Unidad de derechos de autor, el 14 de julio 2017. Obra compuesta de 75 textos en verso y en prosa poética, escritos entre los años 2010-2016.
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Nota: Textos poéticos y fotografía tomada del muro de Facebook de Salvador Juárez, previa autorización del poeta.