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El Salvador le dice adiós a la malaria Final

Óscar Sánchez,

epistemólogo e investigador

En la parte tres de este escrito desarrollamos una especie de línea de tiempo en los que resaltan los diferentes momentos que han caracterizado los avances en la lucha contra  la malaria o paludismo en nuestro país, los cuales arrancan desde la creación del  Programa Nacional de Malaria  a mediados de los años 30 del siglo pasado. Las fases a las que hacíamos referencia  son: 1) Fase preparatoria de1935 a 1945; 2) Fase de ataque de 1946 a 1985; 3) Fase de consolidación de 1986 a 2010; 4) Fase de pre-eliminación de 2011 al 2016; 4) Fase de Eliminación cero casos de paludismo, por tres años consecutivos y bajo estricta vigilancia de la enfermedad de 2017 a 2019 y 5) Fase de prevención de la reintroducción de la enfermedad.

En esta oportunidad haremos referencia de la fase 4 y 5, en vista que las tres primeras se abordaron en la publicación anterior.

Fase de pre-eliminación (2011–2016).  Desde el año 2009 al 2013, el paludismo ha presentado una notable tendencia a la disminución que va de 20 casos en el 2009 a 7 casos en el 2013. Sin embargo, en el 2016 existió un repunte de 14 casos, altamente focalizados en el occidente del país, de los cuales 13 casos autóctonos se vinculan a un caso importado de Guatemala.

La tasa de morbilidad, es decir de casos de esta enfermedad, en el 2011 fue de 0.22 casos por 100,000 habitantes, en el año 2012 fue de 0.21 casos por 100,000 habitantes, en el 2013 fue de 0.14 casos por 100,000 habitantes, en el 2014 fue de 0.12 casos por 100,000 habitantes, en el 2015 fue de 0.14 casos por 100,000 habitantes, en el 2016 fue de 0.21 casos por 100,000 habitantes. Lo anterior refleja que en este último quinquenio, El Salvador ha  registrado las tasas más bajas en la historia del paludismo. La mortalidad por paludismo en El Salvador continúa siendo cero

En el 2011 el Ministerio de Salud –MINSAL- solicitó a la Oficina Regional de la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) en El Salvador, una evaluación de la situación de la malaria en el país para conocer la factibilidad de reorientar el programa de control hacia el de eliminación del paludismo. En febrero del mismo año, una vez concluida la evaluación, la OPS  recomienda al MINSAL reorientar los esfuerzos encaminándolos a la Pre-eliminación del paludismo.

La nueva situación de esta enfermedad en el país determinó la decisión del Gobierno, con el apoyo de la OPS, declarar el año 2011 como el inicio de la fase de pre-eliminación cuyo objetivo es reorientar el programa nacional de paludismo hacia cambios estratégicos necesarios para alcanzar la eliminación de la enfermedad en el país en el 2020. A partir del 2011 la OPS/OMS declara a El Salvador como uno de los 21 países a nivel mundial que se encuentran en fase de eliminación de la malaria.

Fase de prevención de la reintroducción de la enfermedad. Si nuestro país le dice adiós a la malaria en 2020, este logro se debe a la voluntad política de nuestras autoridades y un reconocimiento especial  a los diferentes trabajadores de salud aglutinados en el Programa Nacional de Malaria, el cual cuenta en la actualidad  con 294 recursos humanos, entre éstos: Coordinador nacional de Programa, entomólogos,  supervisores departamentales, jefes de sector, jefes de cuadrilla, microscopistas, inspectores-promotores, rociadores y motoristas.

Un reconocimiento público también merecen los 3,078 Colaboradores Voluntarios de Malaria (COLVOL) distribuidos en los 14 departamentos del país, como parte del sistema nacional de vigilancia del paludismo, a través de la microscopia de gota gruesa para el diagnóstico de la enfermedad.

Estos héroes y heroínas quienes desde el anonimato han dedicado parte de su vida al trabajo  con el más alto grado de mística, perfección y disciplina han logrado la reducción significativa de los casos autóctonos de de esta enfermedad.

El éxito para el abordaje del paludismo se basa en una estrategia de atención integral al ser humano, la vigilancia entomológica-epidemiológica, control vectorial y la modificación del medio ambiente.

La atención integral al ser humano (que incluye la vigilancia epidemiológica) se caracteriza por la búsqueda de personas con fiebre actuales y recientes en áreas priorizadas (a quienes se les realiza toma de gota gruesa); la atención a población migratoria y/o emigrantes; la educación sobre enfermedades vectorizadas a la población en riesgo con enfoque a la prevención, a la no automedicación y a la consulta temprana.

En cuanto al control vectorial la priorización de acciones responde a la estratificación de riesgo, el cual toma en consideración un gran porcentaje de municipios de la región limítrofes con el océano pacifico, los índices entomológicos relativamente altos (lo cual representa un riesgo de aparecimiento de nuevos casos de malaria) por lo que se mantienen acciones como  la aplicación de larvicida a criaderos positivos de Anopheles, aplicación de adulticida con equipo de fumigación  térmico manual y pesado, rociado intradomiciliar con producto residual, uso de mosquiteros impregnados de larga duración, drenaje de criaderos a través de obras de ingeniería, eliminación de criaderos de zancudos anofelinos (rellenados con material consistente), promoción de la salud a la población con el fin de promover la participación comunitaria y el trabajo intersectorial.

Las acciones de atención al medio ambiente se traducen en pesquisa larvaria a criaderos permanentes y eventuales, la captura de mosquito adulto a través de la instalación de diferentes tipos de  trampas, controles de calidad post actividades de control larvario y estudios de medición de efectividad de insecticidas.

Con estos resultados, en el año 2014 El Salvador fue merecedor de recibir del Fondo Mundial una subvención por un monto por $200 mil dólares al ser parte de los países integrantes de la “Iniciativa para la Eliminación de la Malaria en Mesoamérica y la Isla La Española (EMMIE)”. Dichos fondos fueron utilizados para la reorientación del programa de control a la eliminación de la malaria autóctona.

En diciembre de 2017, El Salvador recibe un premio de $1.2 millones de dólares otorgado por el Fondo Mundial a los países que han demostrado sus logros en la eliminación de la malaria.

Todos estos esfuerzos e iniciativas realizados en nuestro país en la lucha contra la malaria o paludismo fueron los argumentos  que le refuté al conocedor sobre este tema quien me sugería que un título sugestivo para esta columna literaria fuera «La malaria nos dice adiós»; ya que esta enfermedad estamos a punto de eliminarla no por generación espontánea, una fuerza sobrenatural o por un espíritu absoluto  que sino que, contrariamente, ha sido la constante y permanente lucha sanitaria de los trabajadores de salud antimaláricos, cariñosamente conocidos como «los celestes» y los COLVOL los que nos permite decir con orgullo:  «El Salvador le dice adiós a la malaria».

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