William Siliézar
@DiarioCoLatino
Es él mismo, el mismo hombre que partió a Roma hace unos días para ser investido como Cardenal de la Iglesia católica por el sumo pontífice papa Francisco. Aquel hombre nacido en Sociedad, Morazán, que ahora es la alegría y orgullo de todo un pueblo que aún clama justicia y pide a gritos vivir en paz.
Corrían las diez de la mañana cuando, desde las afueras de la Parroquia San Francisco sobre la Alameda Juan Pablo II, en San Salvador, se vivía un ambiente de alegría y mucha fe. Al entrar al templo, el clima cambió, era caluroso, muy caluroso, pero no por el calor que a todos nos sofoca, sino porque la feligresía que cantaba daba una cálida bienvenida.
Los minutos corrían, los estudiantes del Complejo Educativo Católico San Francisco gritaban de emoción cada vez que escuchaban un cohete reventar, pues pensaban que el ahora Cardenal estaba en la puerta de la parroquia, pero todavía no.
Luis Alfonso, estudiante de segundo año de bachillerato de ese centro educativo, expresó que fue difícil creer que le revistirían como Cardenal a Monseñor Gregorio Rosa Chávez, nadie se lo esperaba aunque lo merecía.
Sin embargo, el hecho que sea el primer salvadoreño en tener ese cargo lo llena de mucha alegría, dijo el joven de cabello oscuro, y con un tono de voz elegante, aseguró que en el tiempo que ha estado cursando sus estudios en el centro educativo, al Cardenal le ha visto total entrega para ayudar a los demás.
Para el joven, que Rosa Chávez esté en el Vaticano cerca del Papa, lo lleva a considerarlo como un embajador de la Iglesia católica de El Salvador, pues a través de él se podrán hacer más esfuerzos para llevar a los altares a Monseñor Oscar Arnulfo Romero, quien ya es beato y además fue una persona muy cercana al ahora Cardenal.
Mujeres con sus niños en brazos, personas de la tercera edad, jóvenes y no tan jóvenes, esperaban con ansias la llegada de Gregorio Rosa Chávez, que se convirtió en el primer Cardenal salvadoreño de la iglesia católica.
“Vine temprano a la santa misa de las cinco de la mañana y cuando dieron el anuncio de que sería Cardenal me sentí muy feliz, hasta chinita se me puso la piel cuando él vino a la misa y lo abracé cuando fue momento de dar la paz y lo felicité”, aseguró Reina González, feligrés de la Parroquia San Francisco.
A Reina se le hace difícil describir a Rosa Chávez en una palabra, pero da fe que es una persona noble, con el mismo espíritu de Monseñor Romero, de acompañar a los más necesitados y cumplir con el mandato de la Iglesia que es estar en contra de las injusticias sociales y transmitir la palabra de Dios.
El momento llegó. Los cohetes no mentían sobre la llegada del Cardenal a la comunidad donde cada mañana oficia la eucaristía, la emoción invadió el templo completo y el coro empezó a alzar la voz acompañado de guitarras y toda clase de instrumentos musicales.
A paso lento para saludar a los presentes, llegó hasta el altar. Gregorio Rosa Chávez, ahora con su vestimenta completamente roja, se dispuso a ofrecer la eucaristía ante estudiantes, feligreses y miembros de otras parroquias de San Salvador, como la de San Luis Mariona, de Cuscatancingo.
Durante la reflexión del evangelio, el Cardenal salvadoreño destacó los momentos que vivió desde su visita a la ciudad del Vaticano, donde compartió momentos con otros cardenales y con el sumo pontífice papa Francisco.
“El Papa estaba emocionando cuando me abrazó. Me dijo ¡Animo, adelante!, y ese es el lema que le quiero dar al país ahora. Hay que seguir adelante, pues para cambiar el país se debe tener presente el espíritu santo”, expresó.
Con mucha emoción, al momento de hablar frente a los feligreses y otros compañeros de sacerdocio, aseguró que “desde que llegué a Roma estuve consciente que no tendría que ser el único ahí, tiene el nombre de alguien y es Monseñor Romero, y un pueblo maravilloso, admirable que tiene una calidad humana increíble con una capacidad de resistencia admirable”.
El Cardenal Rosa Chávez manifestó la necesidad de tener un país alegre, que ría y que no llore, y no continue “contando muertos”, haciendo referencia a la situación de criminalidad e inseguridad en la que está sumergido el país, para cambiar la situación actual.
Sin embargo, reconoció la “falta de memoria” que muchas veces atraviesa la Iglesia, cuando en realidad tiene una larga historia, que la convierte en una iglesia martirial en la cual se ha callado la voz de muchos pastores en la lucha para que no haya injusticias hacia los desfavorecidos.
“Debemos recuperar la memoria de hombre mártir y obispo. Vamos a rescatar a Monseñor Romero, que se haga injusticia a ese crimen que quedó impune y nunca se investigó, ese ejemplo de pastor y de la iglesia de los pobres”, expresó.
Aseguró que Monseñor Romero “ya conquistó” a Roma, ya que en la ciudad hay en una parroquia mariana, y tiene una cripta dedicada a la atención de los pobres llamada “Los Amigos de Romero”.
Para la feligresía esto hace más grande la esperanza, para que el beato sea llevado a los altares, a pesar de que para los verdaderos creyentes de sus obras y lucha durante el conflicto armado salvadoreño que duró doce años ya sea santo.
German Rosa Chávez retomó las palabras de su hermano al decir que el país debe estar preparado para que Monseñor Romero sea canonizado, es decir, que “finalmente todos toman un compromiso de salir de la situación en la que estamos, situación de violencia irracional en las personas, lo que es posible, además de lograr que las personas no se sientan excluidas”, señaló.
La investidura de Monseñor como cardenal de la iglesia católica se da en un contexto, donde el país sufre, aunque en menor grado de la criminalidad e inseguridad en las calles, por una situación política donde las diferentes ideas y opiniones abonan a que la sociedad siga polarizada.
El Cardenal Rosa Chávez, incluso, dijo que el panorama del país cambió en los últimos días debido a su nombramiento, pues la esperanza en los salvadoreños regresó a ellos. El 3 de julio también celebró sus 35 años de ser ordenado como obispo de San Salvador.
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