David Martínez
@davidmar2105
La “caravana migrante” sigue avanzando con pasos agigantados. Sus integrantes llegaron la mañana del jueves a Tecun Uman, zona fronteriza con México.
Allí descansarán, para luego mañana entrar a como dé lugar al país azteca y posteriormente a Estados Unidos. Aseguran que no los detiene nada. El reloj marcaba un poco más de las 9 de la mañana cuando ya habían llegado algunos salvadoreños al parque central de la zona. Indicaron que esperarán a las otras personas que no han ingresado aún a la ciudad, y partirán, tentativamente, ahora a las 9 de la mañana hacia México.
Pero la caminata no cesó. El reloj marca las 4:30 de la madrugada del jueves. Ya en Escuintla, Guatemala, nos encontramos al grupo en marcha. Allí ya se unieron las dos caravanas, una que salió a las 5 de la mañana y la otra que salió a las 8:00 desde El Salvador.
Niños, jóvenes y adultos recorriendo la carretera CA-2, que lleva a la frontera de Guatemala con México, Tecun Uman. El cansancio ya se hacía notar. Algunos niños piden ya no seguir, pues no han descansado lo suficiente y ya no aguantan el trayecto.
A algunas personas les mueve la fe. Luz, por ejemplo, reza el rosario. Ella salió del departamento de La Libertad con sus dos hijas y su esposo. Todos ellos católicos.
Hacen una parada técnica, Luz termina de rezar el rosario, su hija lee una oración a la Virgen del Rosario. Su esposo la Biblia. La fe nunca se pierde, pues su objetivo cada vez está más cerca
Luego de esa parada técnica, el que dice ser el líder, quien se pudiera presumir que sea un coyote, hace el llamado. “¡Compañeros, vámonos!”, exclama. Sus compañeros le hacen caso y siguen su marcha.
Así transcurrió el segundo día de la “caravana”. Los migrantes piden solo una cosa: que los dejen ingresar sin problemas.
“Solo queremos pasar a los Estados Unidos. Quieren diluir la caravana. Somos salvadoreños que lo único que queremos es superarnos. Vamos a pasar cueste lo que cueste”, indicó Ramón Torres, miembro de la “caravana migrante”.
Previo a todo esto, las historias afloraron en todo el camino. Unas más particulares que otras. La de Geovany Indel, un hombre de un poco más de 40 años de edad, viene desde Zacatecoluca. Su vida en El Salvador fue vender accesorios para automóviles en los alrededores de la Universidad de El Salvador.
Durante 20 años realizó esa actividad y nunca pudo superarse, asegura. Con lágrimas en los ojos, Indel nos cuenta que ha dejado a sus dos pequeñas de 5 y 7 años, un bebé de año siete meses y a su esposa. Ellos son su motor para este duro viaje.
“Salí a las 4 de la mañana. Voy a Los Ángeles, allá tengo unos familiares. Ellos no saben que voy para allá. Vamos confiando en Dios que saldremos adelante. Nadie se dio cuenta que me vine, solo mi esposa”, relata con emoción Geovanny.
Luego de comprar su cena, hizo la respectiva parada con los demás del grupo, quienes luego siguieron su ruta.