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Samuel Amaya
@SamuelAmaya98
El último día del año la lluvia sorprendió a los salvadoreños augurando un día gris, que durante la noche con las luces, cuetes, música y convivencia familiar le dio otro color, el de la esperanza de un 2021 mejor.
Y es que la ilusión de despedir un años que dejó pandemia, desastres naturales a raíz de las tormentas, perdida de seres querido, casas destruidas, entre otros, hizo que las familias reunidas celebraran de forma diferente el fin de año.
Y aunque la celebración fue atípica, no faltó el deseo de que el 2021 sea mejor y los hogares salvadoreños se pintaron de luces y colores junto a los presurosos movimientos de las madres afligidas o los encargados de la comida, por sacar la cena de fin de año a tiempo.
Tampoco faltó la tradición de que en el 31 se escuchara la buena cumbia de Aniceto Molina, el comerse los tradicionales panes con pollo, en un plato grande, la gaseosa bien helada, para aquellos que no optan por las cervezas o bebidas alcohólicas.
El menú fue variado, dependió del recurso económico disponible, desde carne asada, lasaña, lomo relleno, pollo con diferente sazón, tacos, comida china o los tradicionales tamales y la gallina india en salsa.
En la casa de Estefany Menjívar, este 31 de diciembre, como todos los años, desde las 4 de la tarde la joven ayudó a preparar los ricos panes con pollo, para servirlos durante la cena en familia, convivir y pasar un rato ameno, tomando también las medidas de prevención del COVID-19 y recordar fiestas pasadas.
Ana Rivas optó por la carne asada cuya preparación inició a eso de las 8 de la noche, condimentando la carne, encendiendo el carbón y soplando para que no se apagará.
Otras familias optan por el tradicional pollo en salsa, asado, horneado, relleno, en fin como se disponga.
Allison Gómez optó por el pollo asado, ella es una madre de familia que inicia los preparativos a partir de las 6 de la tarde.
Gómez comentó que se reunieron unos pocos de la familia, solo los que “están en casa”, ya que por la pandemia no se iban a arriesgar a estar aglomerados en el mismo hogar.
Esta celebración estuvo marcada por la pandemia, donde se corría el riesgo de que si llegaba mucha gente podría contagiarse del virus que amenaza con una nueva cepa, que es más contagiosa.
Las familias conscientes de que el COVID-19 es real aprovecharon el espacio para hacer un llamado que en caso de reunirse siempre deben de tomar las medidas de bioseguridad para no contraer el virus.
Además, de las medidas de prevención otras familias dieron gracias a Dios por el año que finalizaban.
Ya que solo tener vida, que su familia estuviera completa o no haber perdido el trabajo era motivo de agradecimiento a Dios.
Para Verónica Marlene Castro, de 48 años, esto era lo más importante.
Lo primero que hicieron ese día fue ir al culto a dar gracias a Dios porque hasta esa fecha los tenia con vida.
Luego compartieron solamente con el núcleo familiar por la pandemia.
Y agregó que no tenían nada preparado para ese día, ya que no lo iban a celebraron, en memoria de los miles de médicos, enfermeros y personal de ordenanza que estaban en los hospitales, luchando en primera línea con el virus, así como los cientos de infectados.
Es de destacar que el 31 (de diciembre) miles de salvadoreños trabajaron en primera línea, y no tuvieron la oportunidad de disfrutar de los alimentos tradicionales y recibir el año nuevo en familia.
Y es que no solo los trabajadores de la salud no estuvieron con sus familias, también los agentes de la PNC hicieron turnos para salvaguardar la seguridad.
“El 31 de diciembre es una fecha especial donde las familias se reúnen, conviven y reciben el año nuevo todos juntos, en cambio, en nuestro caso fue diferente, no lo recibimos en familia y extrañamos estar con ellos”, manifestaron agentes de la Policía Nacional Civil que prestan sus servicios para el 911. Estos agentes no mostraron ningún tipo de desmotivación y se mostraron optimistas para atender las emergencias de la noche de fin de año.
Tampoco todo fue de color rosa, ya que en los hogares salvadoreños, hay cientos de emprendedores que se han visto directamente afectados económicamente por la pandemia del coronavirus y se limitaron a hacer gastos que puedan perjudicar su inició de año.
Yorleny Martínez, de 28 años, relató que cree que no tuvo algo que cocinar en este 31 de diciembre.
Y esto porque agregó “estamos completamente enjaranados”.
Ejemplificó que muchos salvadoreños sí pudieron pagar su carne asada o pollo asado, pero ella por sus ingresos como emprendedora del sector informal no podía darse esos lujos.
“Las personas del sector informal perdieron lo poquito que teníamos, nos tocó ver si conseguíamos un dólar para hacer un huevito estrellado con tortilla y frijoles”, comentó Yorleny.
Y añadió que también que miles de salvadoreños emprendedores que se vieron afectados por la pandemia “les tocó que un amigo solidario los invitará a comer”.
En la época de fin de año, miles de salvadoreños no tuvieron una festividad de la mejor manera, ya que por los problemas que pasan día a día, en estas fechas no pueden solventa los gastos que demanda la festividad.
Mucho menos cuando la pandemia ha dejado en la quiebra a muchos que esperanza que el 2021 tenga un mejor color y nueva oportunidades.
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