Por Gabriel Chicas Reyes
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Me enorgullece informar a mis lectores sobre los resultados de El Salvador en la XVI Olimpiada Matemática de Centroamérica y el Caribe, rx que acaba de ser celebrada en San José (Costa Rica) del 6 al 14 de junio de 2014. Resumo a continuación los datos más importantes:
Carlos Rafael Gil Alvarado: Medalla de plata?Gabriel Emiliano Carranza Menjívar: Medalla de plata?Carlos Ariel Piche Cruz: Mención honorífica
Puntaje por equipo: 87 (máximo 126)
Ranking: 2 (empate con Colombia; 12 países participantes)
Las responsabilidades de líder y tutor recayeron respectivamente en el Lic. Mario Ruiz y Byron Thonatiu Escobar Benítez, ambos pertenecientes a la Escuela de Matemática de la Universidad de El Salvador.
Las pruebas de este año tuvieron un carácter ligeramente diferente al habitual: faltó combinatoria —casi siempre presente en esta olimpiada—, mas hubo dos problemas de álgebra, área con frecuencia ausente. Por otro lado, la elección de los problemas 1 y 4 se me hizo un tanto sorprendente, pues por su estilo y simplicidad estos se asemejan más a problemas de olimpiadas de menor categoría. El resto de problemas fueron ciertamente de un nivel y estilo apropiados para el concurso, aunque mi impresión general es que la dificultad de las pruebas ha venido disminuyendo en los últimos años.
Entre otras trivialidades sobre los exámenes, soy el feliz autor del problema 2, el cual es mi primer problema publicado en una olimpiada internacional. Otra noticia menos grata es que el problema 3, el más difícil de este año, no es nuevo; de hecho, apareció como el problema 2020 del volumen 21 (1995) de Crux Mathematicorum, una revista muy famosa de resolución de problemas. Por si fuera poco, tampoco el problema 6 es original, pues —tal y como Byron me comunicó amablemente— proviene de la edición 2013 de cierta competencia estadounidense llamada Online Math Open. Si bien esto no tiene que ver en absoluto con los logros de nuestros estudiantes, el plagio de problemas es una práctica deplorable que pone en entredicho la calidad y el prestigio de cualquier olimpiada de matemática.
Espero que casos desafortunados como este disminuyan en el futuro.
Pero volvamos a nuestros resultados. Aparte de los excelentes premios cosechados, quisiera enfatizar que el histórico segundo lugar obtenido por nuestros estudiantes debe ser motivo de celebración y orgullo para el Programa Jóvenes Talento y la comunidad matemática del país. Vale la pena detenerse a pensar qué tanto hemos progresado en estos 17 años desde 1997, que es cuando el germen de las olimpiadas y del Programa nació bajo la forma de un pequeño grupo de preparación para la Olimpiada Iberoamericana de Matemática. En aquellas épocas de aspiraciones humildes, ni profesores ni estudiantes imaginaban cuánto íbamos a progresar con el paso del tiempo; un segundo lugar en una olimpiada era seguramente algo impensable. Nosotros, que ahora gozamos de un Programa con abundantes recursos y experiencia en materia olímpica, quizás no estemos en una situación tan diferente: gracias a estos privilegios, nos hemos acostumbrado a alcanzar —acaso sin esfuerzo— cierto estándar dentro y fuera del Programa, mas no imaginamos los nuevos logros que podríamos conquistar con un poco más de empeño y ambición. Extiendo mis más sinceras felicitaciones a Carlos, Gabriel, Ariel y a sus entrenadores, y espero que sigan apuntando al nivel más alto de excelencia posible