Santiago Leiva
@Santileij
El Salvador dio un pasito más en su intento por ganar la Copa Oro. La Azul sobrevivió ayer al pito de Jair Marrufo y contra todo pronóstico empató 1-1 ante Jamaica, logrando avanzar a cuartos de final como uno de los mejores terceros lugares del certamen. En la siguiente instancia, la selecta se medirá nada más y nada menos que a Estados Unidos.
Ante Jamaica, Eduardo Lara volvió a apostar por el 4-4-2, solo que en esta ocasión incluyó a Rubén “el Polaco” Marroquín en detrimento de Alexander Larín, modificación que le permitió a la selecta un trabajo sólido en defensa y muy sobrio en el traslado de la pelota.
Y es que, de no ser por la manita de Marrufo, que se inclinó siempre en favor de los “reggae boys”, Derby Carrillo y los centuriones azules habrían terminado con su portería en cero y con la victoria.
Vale festejar el empate y el pase a segunda ronda, pero lo que merece los aplausos es la forma en que El Salvador encaró el juego y la dinámica que mostró frente a los jamaicanos sobre el césped del Alamodome de San Antonio, Texas.
En la zaga central la dupla Romero-Mancía se consolida poco a poco, Gerson Mayén se gasta lo acostumbrado y Dennis Pineda es regate y velocidad pura; pero hay nombres que deben escribirse con mayúscula y esos son: Narciso Orellana y Bryan Tamacas.
Ayer, “Chicho” fue el complemento ideal para Darwin Cerén, recuperó a granel y fue la válvula de salida toda vez que el balón pasó por sus pies. Debió ser el jugador del partido, pero en su mano chocó el balón que Marrufo sancionó como penal y que convirtió en gol Darren Mattocks.
También merece reconocimiento la labor de Tamacas por el carril derecho. Si en los partidos anteriores ofreció garantía, ayer estuvo impasable, recuperó y oxigenó esa banda toda vez que tuvo tiempo para ir al ataque.
Fue a partir del engranaje de esas piezas que El Salvador ofreció su mejor versión e hizo ver mal a una Jamaica que únicamente tuvo la fortaleza física para frenar el empuje de los azules.
Con una mejor técnica y toque preciso, no fue raro ver a la azul celebrando en el primer cuarto de hora. El gol llegó producto de esa transición rápida: recuperó Pineda, el balón quedó para Marroquín y este lo metió en profundidad para que Nelson Bonilla venciera de zurda a Andre Blake.
La anotación activó el avispero y, a partir de ahí, Jamaica intentó llevar la batuta del juego, y generó un par de llegadas. La más clara fue un disparo de Romario William que Derby desvió en el ‘39. El ariete también ya había fallado una oportunidad clara en los segundos iniciales.
Perdió un poquito la brújula El Salvador durante algunos pasajes, pero siempre dio la sensación de que anotaría un gol más como, por ejemplo, un disparo desviado de “Fito” Zelaya al ‘34. En este primer acto, no obstante, el marcador no se movió y el equipo criollo se fue al descanso ganando 0-1.
A la vuelta de los camerinos, “Fito” volvió a fallar un gol cantado. El ariete albo enfrentó solito a Blake, pero el portero acabó ganando el duelo cuando se jugaba el ‘59. Pecado capital para los intereses azules, porque solo cinco minutos después Mattocks anotó de penalti. La acción involuntaria que acabó en penalti fue reclamada por El Salvador, pero Marrufo, que antes había obviado una falta en el área rival, no dio marcha atrás.
Los 25 minutos restantes se jugaron en patio jamaicano porque la Azul adelantó líneas, se hizo de la pelota y puso a los caribeños contra las cuerdas. El cuadro salvadoreño quería evitar a toda costa a los Estados Unidos en la segunda ronda y Bonilla lo dejó claro en las declaraciones finales.
“No queríamos a Estados Unidos por cuestiones extra futbolísticas”, dijo el goleador. El partido de cuartos de final entre El Salvador y Estados Unidos se jugará el miércoles a las 7:00 p.m.
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