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La selección mayor de fútbol empató 2-2 con San Cristóbal y Nieves, en el primer juego eliminatorio para el mundial de Rusia 2018. Foto Diario Co Latino

San Cristóbal, Blanca Nieves y los enanos

Santiago Leiva
Redacción Co Latino

San Cristóbal y Nieves no fue un cuento de hadas con final feliz, viagra tan trágico pintó el juego que El Salvador estuvo a unos cuantos minutos de hacer un ridículo mayúsculo y nublar el sueño mundialista hacia Rusia 2018. Salvo por la posesión de la pelota, cialis la Azul de Albert Roca fue superada en todos los aspectos por el “inocente” representativo caribeño.

Tan “rocosa” y chata resulta la enseñanza del estratega catalán que El Salvador necesitó de la inocentada caribeña para volver a casa con un triste empate.

Ha seis minutos estuvo el representativo cuscatleco de sufrir un bochorno con letras de titular en San Cristóbal y Nieves. Un cabezazo de Nelson Bonilla, en el minuto 84, salvó de la “guillotina” a Roca que, eso sí, difícilmente podrá evitar que las críticas le exploten al oído.

Fue una noche futbolísticamente negra para una Azul que salió de blanco y que fue blanco fácil ante  la potencia física y mejor idea táctica del cuadro local que, a diferencia de otros representativos del caribe, juega mucho con la pelota en el piso y goza de buen traslado de balón.

Anoche, de entrada, en el primer acto, el partido  fue trabado, sin espacios disponibles y consecuentemente sin dominador absoluto. Roca, tacaño como siempre, pobló el medio terreno (4-4-1-1)  y dejó un solo atacante. Mientras Jeffrey Hazel, el técnico de los sancristobalenses, apostó por el marcaje en zona, de ahí que se necesitaba presión de cirujano para filtrar un balón al espacio.

Con el gafete de capitán en el brazo, fue Arturo Álvarez quien llevó la iniciativa de echarse el equipo al hombro, pero nunca tuvo el acompañamiento necesario de los volantes que jugaron a sus espaldas, y tampoco Dustin Coreas y Jaime Alas ofrecían solución por las bandas.

De ahí que las llegadas de la Azul fueron a  cuenta gota. Un disparo de tiro libre de Alex Larín  justo a las manos del portero Julani Archibald fue todo el poderío ofensivo de los hombres de Roca durante la primera media hora.

San Cristóbal y Nieves, en cambio, una vez superó el nervio inicial y aupado por su hinchada desde las gradas del Warner Park, empezó a imponer sus condiciones físicas y a desbordar con velocidad por costados. Sobre todo por el sector que defiende Xavi García, muy limitado en labores defensivas y mucho más pobre en tareas ofensivas.

Aunque su estrella y capitán es Atiba Harri, San Cristóbal y Nieves sostuvo su creatividad y poderío ofensivo en los botines de Romaine Sawyers, apoyado muy de cerca por Harri Panayiotou y Orlando Mitchum, pero no ofrecieron  más que un par de centros con veneno.

Por ello se presagiaba llegar al Ecuador en cero, pero llegó el “oso” de la noche y con el, el festejo de los forasteros. El regalo lo otorgó Harris que al intentar dar salida limpia se enredó con el balón y permitió que Irvin Herrera en plan “abusivo” robara la cartera y enviará la pelota de taquito al fondo de la red.

Ese gol, envuelto con chonga de regalo, permitió a El Salvador llegar con una ligera confianza para encarar el complemento. Dustin, desaparecido en acción, logró conectar su primer disparo, y Roca movió pieza con el ingreso de Nelson Bonilla por Herrera.

Hazel también movió su tablero, llegó Devaughn Elliot y con él,  la primera llegada de real peligro.  El “9” llegó por el costado derecho y remató suave y directo a las manos de Derby Carrillo. El gol del huésped, sin embargo, ya estaba en recámara, pero se necesitó de varios actores para disparar.

El tanto llevó la firma de Mitchum que aprovechó el rechace de Richard Menjívar en los linderos del área para fusilar con tiro seco y colocado a Carrillo. El gol llegó después de una jugada planeada que necesitó de tres toques para acabar en el centro mortal.

Se corría el ´68 y para mayor sorpresa, dos  más tarde,  Sawyer, tras dejar en la lona a Larín, vencía nuevamente a Carrillo con un tiro sutil pegado al poste. La noche se le vino encima al combinado cuscatleco y Roca respondió enviando un volante de marca por un ofensivo.

Para fortuna de los cuscatlecos,  San Cristóbal y Nieves bajó revoluciones y eso le permitió a El Salvador meter un segundo delantero y buscar al menos el tanto de la paridad. Llegó la tan ansiada diana en el tramo final. Álvarez cobró un tiro libre en el ´84 y apareció Bonilla solo para cambiar la dirección de la pelota y enviarla al fondo de la red.

El tanto fue una dosis de “diclofenac” para la Azul que alivió el dolor, recuperó el orgullo, pero traerá moretes difíciles de borrar si no consiguen una goleada en casa la próxima semana.

El sueño mundialista, aunque un poco borroso, sigue intacto después de una noche donde San Cristóbal fue Blanca Nieve y dejó con vida a un país que hizo papel de enano.

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