Jorge “Zarco” Rodríguez besó la historia al llevar a Isidro Metapán hasta el tercer título consecutivo.
Los jaguares se impusieron 3-2 a Águila en penaltis luego de empatar 1-1.
Santiago Leiva
Diario Co Latino
Hay películas que esconden tanto el desenlace que hay que tragarse todo el filme para encontrarle el chiste, thumb para encontrarle el sabor. Solo al final se conoce al héroe y al villano. Quién diría que el portero Fidel Mondragón, pilule que se la pasó chateando en su móvil a lo largo de 90 minutos, le daría la tercera corona al hilo al Isidro Metapán o que Gilberto Baires cambiaría su papel de “Batman” por el de “Guasón”.
Sí, eso y más ofreció el largometraje Isidro Metapán-Águila, un duelo que tuvo muchas escenas, mucho rodaje, pero al que le sobraron 90 minutos. La media hora de tiempo extra habría alcanzado para contar la historia. Los penaltis fueron una adaptación extra, un capricho de Baires por cambiar el final del guión cinematográfico y evitar que Jorge “Zarco” Rodríguez se convirtiera en leyenda, que fuera un “recordman”.
Al final, falló Baires en su intento. Las comas y los puntos definitivos las terminó escribiendo Fidel Mondragón, con tres tapadas mayúsculas desde los 12 pasos, y Milton Molina que acabó firmando un gol que vale un campeonato, el tercero consecutivo para los jaguares y el número 10 de su historia.
No le fue sencillo a Isidro Metapán llegar a ese desenlace, pero es un cuento que conoce tanto como la historia de “Caperucita Roja”. En los penaltis ha ganado muchas finales, así le ganó a Dragón a mediados de año y así lo hizo también con Águila ayer.
Es que si algo les sobra a los jaguares es paciencia. Es raro que pierdan la fe o el orden. Metapán es un equipo gremial, todos cogen al dedillo el dictado de su técnico y, difícilmente, extravían la hoja de ruta.
Sin renunciar a su mística, Metapán le plantó a Águila un partido de dientes apretados. Rodríguez dibujó un esquema que no solo le permitió cerrar espacios, sino también gobernar la pelota en muchos tramos del juego.
Fue en estrategia donde el “Zarco” le ganó la partida a un Daniel Messina que se vio atado de manos cuando los jaguares levantaron barricadas sobre las bandas. Marlon Trejo y Deris Umanzor, por izquierda, se preocuparon más por marcar a Romeo Parkes que por desbordar. Por derecha, no hubo sociedad entre Ibsen Castro y Óscar Cerén; Baires, en la media cancha, raras veces escapó de las cadenas de Narciso Orellana. Metapán emboscó a Águila desde el pitazo inicial de Joel Aguilar Chicas y no le dio tregua a lo largo de 119 minutos.
Sin un candil que alumbrara el camino, los emplumados se encomendaron a la velocidad de Sean Fraser, pero el jamaicano fue un soldado raso ante la marca del pretoriano Jonathan Barrios. Así, mientras Mondragón, bien escudado por sus dos líneas defensivas, se hacía las “selfies” con el público de fondo en el primer tiempo, Benji Villalobos contabilizaba dos sustos: un tiro centro de Christian Sánchez, que tuvo que sacar sobre línea de fondo, y un remate de Héctor Ramos que había despintado el poste izquierdo.
En la segunda parte se sumaron nuevos actores, pero la película mantuvo la trama. Si acaso tuvo Metapán a un Marvin Monterrosa más protagónico, más participativo, al menos en la administración del balón. De sus botines salió un balón filtrado que se desperdició.
Del lado naranja, apenas se contabilizaron dos chispazos de Cerén, que desbordó en velocidad por derecha, y un remate envenenado de Álvaro Lizama.
DECENLACE
Agotados los 90 minutos, la batalla debía dirimirse en tiempo extra o en un cuerpo a cuerpo ante Benji y Mondragón. Metapán, sin embargo, intentó esquivar y lo puso de manifiesto el “Zarco” que, en sus cambios, renunció a la marca por jugadores más creativos.
Fue esa ambición la que les permitió a los cementeros llegar primero al gol. Y como no podía ser otro, fue Nicogol Muñoz quien descorchó el partido. El jugador aprovechó un centro del mexicano David López para dominar en el área y vencer a Benji Villalobos con un remate que entró a la portería en cámara lenta.
Afligido y viendo cómo la copa cogía el bus para Metapán, Águila adelantó línea y, como premio, logró un milagroso empate. La diana llevó la firma de Baires. El “10” emplumado jugó a ser el “Gran Hudini” para escapar las marcas jaguares, a ser “Batman” y devolver la esperanza migueleña cuando el juego agonizaba. La hazaña obligó a conducir el partido hasta los penaltis. Era hora de que Mondragón y Benji devengaran.
De entrada, el meta calero se robó el papel protagónico y las cámaras: primero le atajó a Ronaille Calheira, luego a Marcelo Posada y, para cerrar con broche de oro, también voló para hogar el grito de gol y el tanto de Baires. Solo Henry Romero y Cristian Bautista consiguieron anotarle.
Menos fortuna tuvo Benji, el portero negro naranja, pues solo atinó para atajar un displicente cobro de Odir Flores, mientras que “Nico” Muñoz la mandó fuera; pero Monterrosa, Víctor Merino y Molina escribieron el triunfo desde los 12 pasos.
Así terminó esta historia. Negra para la hinchada naranja que pobló los graderíos del Cuscatlán, negra para Baires, que de héroe acabó siendo villano, y negra para los intereses de la directiva emplumada que ya le había hecho espacio en su vitrina a la que sería su corona 16.
Quienes sí podrán asignarle un espacio especial a la copa son los jaguares que, con la de ayer, ya suman 10 títulos en la Liga Mayor.