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“San Oscar Arnulfo Romero camina con nosotros”: Arzobispo Escobar Alas

Gloria Silvia Orellana
@DiarioCoLatino

Los pequeños pies de piel tostada y descalzos de María Braulia López, de 84 años de edad, contrastan con su inmaculado vestido blanco, que retoca con un tapado negro en su cabeza y un rosario en sus manos, reconocida como ferviente romeriana ha acompañado fielmente todas las peregrinaciones a la cuna del profeta San Oscar Arnulfo Romero.

“Vamos a caminar como pueblo”, musitó María Braulia, mientras era aplaudida por su ejemplo de vitalidad y por seguir el camino de San Oscar Romero.

“Caminando con María y San Oscar Romero, somos Iglesia en Misión”, es el lema que mezcló a diversos grupos de peregrinos y religiosos en la Catedral Metropolitana, reunidos antes de su partida a Ciudad Barrios, San Miguel, que realizarán en los próximos tres días.

El Obispo Mártir fue beatificado en el año 2015, en el pontificado del papa Francisco y canonizado el 14 de octubre 2018, a 38 años después de su martirio, y que este año cumple 43 años del magnicidio sin que los involucrados de su asesinato se encuentren ante la justicia.

En la homilía de la santa misa, el Arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar Alas, señaló del Evangelio que los “verdugos se imponen y crean que vencieron a los justos es una insensatez”, al creer que murieron, fracasaron o terminaron con ellos, cuando Dios está presente en estos mártires.

“Les estorbaba su forma de ser, de vivir y de predicar insensatos, porque Dios les ha recompensado y los justos van a brillar en el cielo, el juicio del Señor les dará el triunfo y en cambio los verdugos que los torturaron, humillaron y mataron, incluso, pues también van a tener su castigo o recompensa según sus actos, si es que, no se convierten”, señaló.

“El mensaje es clarísimo y es lo que hemos vivido con nuestros mártires, primero, San Oscar Arnulfo Romero, pero también dichosamente hemos visto subir a los altares a Padre Rutilio Grande, al Padre Cosme, así como los compañeros del padre Rutilio Manuel y Nelson”, añadió.

Afirmó, además, que se encuentran impulsando la causa para un “buen grupo de mártires”, integrados por sacerdotes, religiosas, catequistas que murieron de la misma forma martirial por ser incómodos en su predicación y ejemplo de vida ante la situación de pecado. “Ahora ellos brillan en el cielo como las estrellas porque Dios es justo”, predicó el Arzobispo José Luis Escobar Alas.

Sobre las beatificaciones y canonizaciones el Arzobispo Escobar Alas explicó que era una “verdad de fe” y que la iglesia proclama de manera solemne, ya que los “santos en el cielo” lo que hacían no era sólo estar en la gloria de Dios, sino de “acompañar a su pueblo”.

“Ellos están con nosotros, nos acompañan, su ser en ese momento se perfecciona, están unidos íntimamente, así que están en el cielo y están vivos, nos ven, nos oyen, este es el misterio. Y al emprender esta peregrinación a Ciudad Barrios no vamos solos con la imagen, su nombre, su recuerdo o canciones, San Oscar Arnulfo Romero camina con nosotros, ese es el misterio, está aquí no solo en sus reliquias, sino su presencia espiritual que no la vemos pero es sumamente real”, acotó el Arzobispo.

El Arzobispo Escobar Alas invitó a la feligresía y a los romerianos a poner en práctica el Evangelio y andar el camino de Monseñor Romero, que resumió en vivir una vida justa, verdadera y honesta en defensa de la verdad y los derechos de su pueblos y por el bien común.

“Somos un pueblo que camina en compañía de María Santísima y Monseñor Oscar Arnulfo Romero, que es como nuestro padre, nuestro hermano, nuestro pastor, nuestro mártir, nuestro obispo y profeta, y es nuestro amigo entrañable que está siempre con nosotros.

Y puede que nosotros nos desatendamos de él tristemente -puede ser- pero él no se desentiende de nosotros y de este pueblo al que ama tanto y dio su vida”, puntualizó el prelado católico.

El Cardenal Gregorio Rosa Chávez anunció, en el marco de la peregrinación a la Cuna del Profeta, que “Tenemos casa llena esta mañana aquí y en el mundo entero, que -como dijo San Romero- somos una Iglesia en Misión”.

El 15 de agosto de 1917, en Ciudad Barrios, San Miguel, nació Oscar Arnulfo, hijo de Santos Romero y Guadalupe Galdámez, segundo de 8 hermanos de una familia devotamente católica. La pequeña ciudad se encuentra en la cordillera de Cacahuatique, a 150 kilómetros de San Salvador.

Y fue a sus 13 años de edad, que su vocación sacerdotal aflora e ingresa al Seminario Menor de San Miguel, donde estuvo de 6 a 7 años. En 1937 ingresa al Seminario Mayor de San José de la Montaña, en San Salvador, siete meses después, fue enviado a Roma, y le tocó vivir el impacto de la Segunda Guerra Mundial.

Fue ordenado sacerdote a la edad de 24 años, en Roma, el 4 de abril de 1942, y su primera parroquia fue en Anamorós, La Unión, luego es llamado a San Miguel, en donde marcó un modelo de oración y actividad pastoral. El 3 de mayo de 1970 es nombrado Obispo y ordenado el 21 de junio de 1970, como obispo auxiliar de Monseñor Luis Chávez y González, en donde conoció al padre Rutilio Grande, era un tiempo difícil por la represión del Estado a la población.

El lema de la pastoral de Monseñor Romero fue “Sentir con la Iglesia”, que lo llevó a convertirse en la “voz de los sin voz”, durante esos años tumultuosos previo al conflicto armado de 12 años en El Salvador, esa opción preferencial por los pobres y la defensa de sus sacerdotes como el padre Rutilio Grande y otros sacerdotes jóvenes y catequistas lo llevó a ser el primer defensor de derechos humanos en esa época. Y que culminó con su magnicidio a manos de fuerzas paramilitares del Estado.

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