Por Blanca Morel
Managua/AFP
El partido del presidente Daniel Ortega ganaba cómodamente las elecciones municipales de Nicaragua, con el 73,65% de los votos, frente a grupos derechistas de escasa popularidad y la ausencia de la «verdadera oposición», que se marginó alegando desconfianza en el sistema electoral.
El izquierdista Frente Sandinista (FSLN) conservaba la mayoría de las 17 cabeceras departamentales y gobiernos locales tras el escrutinio del 75,88% de las 13.206 mesas de votación de las elecciones del domingo, de acuerdo con el segundo informe del Consejo Supremo Electoral (CSE), emitido la madrugada del lunes.
Mientras que el derechista Partido Liberal Constitucionalista (PLC), en un lejano segundo lugar, obtenía un 13,77% de los votos y disputaba algunos gobiernos locales con el FSLN.
La capital, gobernada desde hace 17 años por la izquierda sandinista, quedó en manos de Reyna Ruedas, quien ha trabajado en altos cargos en la comuna desde 2009.
Rueda goza, igual que todos los candidatos sandinistas, de la confianza del presidente Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, que centralizan el poder político en Nicaragua.
Según estos resultados, los sandinistas continuarán dirigiendo centros rentables para la economía nacional como Chinandega y León, con altas recaudaciones tributarias.
Mantendrán además el control de Matagalpa, un importante enclave cafetalero -principal rubro de exportación del país-, Estelí y su pujante industria tabacalera, y Granada, un atractivo turístico, entre otras plazas.
En los próximos cuatro años los municipios se proponen promover mayores inversiones extranjeras, mejorar la gestión pública y generar más empleo, que ha sido el talón de Aquiles de los nicaragüenses, según el plan divulgado por la Presidencia en octubre.
A juicio del sociólogo Cirilo Otero, la dependencia política que tienen los alcaldes sandinistas con el gobierno central, les quita autonomía para decidir sobre el desarrollo local. Con ello la autonomía municipal sufre «un retroceso», dijo a la AFP.
‘La gran victoria’
El gobierno festejó «la gran victoria del FSLN» en la contienda municipal con actividades culturales en la Plaza Las Victorias de la capital.
Unos 3,6 millones de nicaragüenses estaban convocados para elegir a alcaldes, vicealcaldes y los concejales que gobernarán los 153 municipios en el período 2018-2022.
Las votaciones se celebraron con normalidad, pero marcadas por la apatía, lo que habría provocado, según la oposición, una abstención cercana al 80%, aunque el CSE estimó que la participación fue del 52%.
Hay «información, fotografías y videos que ilustran la gigantesca abstención de los nicaragüenses en estas votaciones», denunció el Frente Amplio por la Democracia (FAD), principal fuerza de oposición, que promovió la abstención en rechazo al sistema electoral nicaragüense.
Los opositores de la FAD son miembros en su mayoría de una antigua coalición electoral que fue excluida de participar en las elecciones presidenciales del 2016, en las que Ortega obtuvo su tercer mandato sucesivo desde 2007.
Según la oposición, en estas votaciones el oficialismo tuvo nuevamente «el control político de todas las estructuras electorales» en complicidad de los partidos opositores participantes, a los que ha calificado de «colaboracionistas» del gobierno.
El presidente Ortega cuestionó el llamado a la abstención, tras depositar el domingo su voto en las urnas.
«No terminan de entender que en Nicaragua ya quedó enterrada para siempre la guerra, y que decidimos por el camino de las votaciones», recriminó el mandatario.
La misión de observación de la Organización de Estados Americanos (OEA), que supervisó más de 200 mesas de votación en todo el país, consideró que el proceso se desarrolló de forma pacífica y «con absoluta normalidad».
Sobre la abstención, el jefe de la misión de la OEA, el uruguayo Wilfredo Penco, dijo que no emitiría juicios en base a «percepciones» y que se pronunciaría sobre la base de «datos científicos».