Bogotá/AFP
El presidente de Colombia, and Juan Manuel Santos, help pidió «arreciar» acciones contra las FARC por la arremetida que desarrolla esa guerrilla, que deja ya cinco uniformados muertos y daños a poblaciones enteras, mientras los rebeldes aseguraban que su intención es «afectar lo menos posible» a civiles.
En declaración a periodistas colombianos desde Roma, en medio de una gira por Europa, Santos aseguró que tras los ataques guerrilleros «la orden para las Fuerzas Militares es arreciar, es mantener la ofensiva militar, es combatir en todas las formas este terrorismo».
El gobierno sostiene diálogos de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) desde noviembre de 2012 en Cuba sin que se haya decretado una tregua en el terreno, pues Santos considera que la guerrilla la usaría para fortalecerse.
«En pocos días, con su insensatez, (las FARC) han golpeado duramente la confianza de los colombianos en el proceso (…) Estos ataques han generado daños incalculables al medio ambiente, han destruido torres eléctricas dejando sin luz y sin capacidad de producir a poblaciones enteras, y han asesinado vilmente a soldados y policías», dijo el mandatario.
El viernes dos policías murieron en un ataque atribuido a las FARC en el departamento de Nariño (suroeste), cercano a la zona donde el jueves fallecieron otros tres uniformados en lo que las autoridades describieron como un asalto con explosivos y ráfagas de fusil de esa misma guerrilla.
Además de los ataques a uniformados, según las autoridades las FARC han perpetrado en los últimos días atentados con explosivos en carreteras y acueductos, incinerado buses, derribado torres de energía y vertido masivamente petróleo en zonas rurales del suroeste del país.
La arremetida comenzó luego de que los rebeldes suspendieran el pasado 22 de mayo la tregua unilateral que mantenían desde diciembre, como muestra de buena voluntad hacia las negociaciones de paz.
En una carta divulgada el sábado en el sitio web de las FARC, el jefe máximo de la guerrilla, Timoleón Jiménez («Timochenko»), dijo sin embargo que en el marco del conflicto armado el grupo busca «afectar lo menos posible a la población civil» y prohíbe «atentados a servicios de acueducto y similares».
El líder rebelde se refirió puntualmente al ataque contra un acueducto ocurrido la semana pasada en Huila (suroeste), que afectó el suministro de agua potable del municipio de Algeciras, en un hecho atribuido a las FARC.
«Estamos investigando. Por lo pronto, los mandos responsables de esa unidad serán suspendidos, y si resultaren comprometidos efectivamente, serán sancionados con severidad por violar una determinación precisa del secretariado» de las FARC, aseguró Jiménez al respecto.
Cese bilateral «ya»
En su misiva, «Timochenko» también insistió en que se firme «desde ya» un cese al fuego bilateral, que permita seguir negociando sin confrontación.
Iniciativa que, una vez más, había sido descartada este mismo sábado desde Roma por Santos.
«Si con estos actos cobardes, insensatos, las FARC pretenden llevarme a un cese bilateral del conflicto, se equivocan (…) y quienes quieren forzarme a desistir en la búsqueda de la paz, también se equivocan», aseguró.
Santos acusó además a las FARC de golpear con sus acciones «la confianza de los colombianos en el proceso» y les pidió «no equivocarse».
«Ese camino que ustedes han tomado no es el camino. El único camino posible es acelerar las conversaciones y llegar pronto a unos acuerdos. Así lo piden los colombianos», advirtió el mandatario.
Desde que las FARC arreciaron su ofensiva, ha aumentado el pesimismo en Colombia en torno al buen desarrollo de los diálogos y, según un sondeo divulgado el viernes, 47,5% de los consultados piensa que el gobierno debe suspender las negociaciones con esa guerrilla, frente a un 17,8% que prefiere seguir con los diálogos en medio del conflicto.
Incluso políticos de distintos ámbitos han pedido a Santos que suspenda los diálogos si la guerrilla insiste en un recrudecimiento de sus acciones.
El conflicto colombiano, de más de medio siglo, ha dejado oficialmente al menos 220.000 muertos y más de seis millones de desplazados.