Las Vegas/Estados Unidos/AFP
Saúl «Canelo» Álvarez divide más opiniones que el presidente de su país. Unos a favor y otros tantos en contra, siempre sus peleas representan un éxito en Estados Unidos. Hoy, su reto más grande se llama Gennady Golovkin quien, en teoría, debía arrancarle la cabeza para complacer a los fanáticos del boxeo en su primer combate.
Pero no fue así y una segunda pelea entre ambos solamente parece encauzar al Canelo a la inevitable ruta de los ídolos históricos del boxeo mexicano, más allá de una clara resistencia popular.
Acostumbrados a idolatrar a figuras del pugilismo que vendían un estilo combativo y frontal como Julio César Chávez, Salvador Sánchez, Erik Morales o bien Ruben «Puas» Olivares, una gran parte de la feligresía del boxeo azteca se resiste a considerar como un campeón digno a un peleador técnico e inteligente como Canelo Álvarez, a quien acusan de ser un «pecho frío» y un protegido de su promotor Oscar de la Hoya.
El menor de ocho hermanos criados en Jalisco, Saúl no es el único boxeador de su familia, pero sí el más notable en un círculo que también incluye a Ramón, Ricardo y Rigoberto Álvarez.
– Fe –
Aunque ha sumado victorias frente a grandes figuras del deporte como Shane Mosley, Miguel Cotto, Austin Trout y Erislandy Lara, sigue sin conseguir una aprobación generalizada en su país, que incluso se dividió cuando se enfrentó a Julio César Chávez Jr. en un combate que dominó de principio a fin.
«La gente que no cree en mí nunca lo hará», fue una de las frases del boxeador mexicano al referirse al gran número de detractores que tiene, al iniciar la semana de actividades previas a su duelo con Golovkin.
En gran parte esa relación de amor-odio está relacionada con la sombra de su promotor, Oscar de la Hoya, quien también fue resistido por muchos aficionados durante su época profesional al ser considerado un «niño bonito» del boxeo.
Canelo es una especie de deidad en el pugilismo mexicano: se le acusa de todo lo bueno y lo malo que pasa en un ring con una bandera mexicana. Y sus dos positivos por dopaje en febrero, cuando se preparaba para la revancha con Golovkin, tampoco ayudaron.
Su carisma incomoda a muchos. Es muy constante en sus redes sociales, al punto que se le puede ver luciendo sus autos deportivos o bien pasándola bien con hermosas conquistas, las cuales incluyen a actrices como Kate del Castillo o supermodelos como Shannon de Lima.
Es un boxeador que igual canta o cocina cuando no está en un campamento y que más allá de inmutarse con la desaprobación ha aprendido a crecerse en medio de la adversidad.
Una victoria frente a Golovkin quizá no termine de convencer a la gente que lo desaprueba, pero sí los dejaría sin argumentos para poner en duda su grandeza.