Rolando Alvarenga
“No hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista”, reza un popular dicho y que se aplica al deporte salvadoreño, ya que el viernes pasado cayó el telón de una polémica gestión en el INDES que, encabezada por Jorge Quezada, Kriscia García y Juan J. Gómez, dejó un legado en los escombros y muy pocos atletas en alta competencia.
Y es que fue una administración con pocos aciertos, tanto así que se limitan al apoyo al deporte estudiantil y al Deporte Inclusivo. Por lo demás, esta administración fue cuestionada por un grupo de federaciones que fueron marginadas del presupuesto estatal y la mayoría que vivió la constante pesadilla de los pagos impuntuales de los estímulos y otros recursos solicitados.
Eso sí, hubo un grupo de “federaciones estériles y soba espaldas” que sacó provecho, mientras que, irónicamente, los atletas no recibían su pago puntual.
Y si eso fuera poco, el Comité Directivo de esta gestión puso su cereza al pastel, aprobando el pago mensual a periodistas y medios de comunicación por “servicios de publicidad”. “Periodistas” que en su mayoría se volvieron mudos y cómplices, callándose un resto de cosas que, por ética, responsabilidad y profesionalismo para con el deporte, debieron denunciar.
COES y juego sucio
Por otra parte, viene al caso hablar sobre la reciente alcahuetería del Comité Olímpico para con el atleta de Judo, Diego Turcios, quien pese a un par de descalificaciones por sobrepeso en compromisos oficiales del Ciclo Olímpico no fue sancionado.
Una indigerible actitud del Comité Olímpico equivalente a un “Juego Sucio” e irrespeto para con la responsabilidad y disciplina de otros atletas más necesitados de ayuda.
En buen castellano, este mensaje equivocado de reiterada tolerancia para con un niño bonito, significa que el COES no tiene ni siquiera dos atletas en los -81 kilos, para amarrarse los pantalones y sancionar sin tanta vuelta.
Además, quedó en evidencia el abuso de este Comité al monitorear a este atleta sobrepasando la autonomía internacional de la FESAJUDO. Debe saber el Comité Olímpico que la mejor manera de ganarse el respeto y la credibilidad es actuando con mano dura. De lo contrario…seguirá en el tobogán. ¿Captan?