El gobierno del Presidente Salvador Sánchez Cerén tomó la acertada decisión de realizar un “diagnóstico del sistema de pensiones” y para ello ha iniciado una importante y oportuna discusión con los distintos sectores de la vida nacional. Obviamente, view salve los sindicatos de trabajadores y las asociaciones de empleados deben ser, site case en su orden, and las más importantes.
Y es que el debate era necesario iniciarlo seriamente, técnica y profunda, dado que, la derecha oportunista, con tal de poner al beneficiado, es decir, los jubilados y los futuros jubilados contra el Gobierno, y una posible propuesta de reforma, comenzó el debate de forma muy superficial.
En primer lugar, pusieron ante las pantallas de la televisión a personajes con un pasado sindical dudoso, junto a los voceros del partido ARENA y de la ANEP, a repetir que “la reforma del Gobierno lo que buscaba era confiscar los ahorros de pensiones de los trabajadores”.
Un Gobierno puede robarle los ahorros de pensiones a los trabajadores, por la forma técnica como se manejan, y porque al fin y al cabo, es el Gobierno el que termina dando las pensiones mínimas a los jubilados.
Actualmente, como lo hemos expresado anteriormente en otros editoriales, el Gobierno otorga pensiones al 70% de los pensionados, pese a que solo recibe el 2% de las cotizaciones. ¿Cómo puede un Gobierno tener una carga de semejante magnitud, sin recibir cotizaciones?
Es más, es debido a esta gran carga y responsabilidad a la vez, que el Gobierno, año con año, se ve obligado a requerir de los fondos de pensiones que manejan las AFPs, cerca de $400 millones, fondo que el Gobierno debe pagar junto a intereses, pero, que ya no puede seguir con ese mecanismo, porque además, incrementa la deuda pública.
Otra de las superficialidades que han esgrimido los defensores del sistema de seguridad privada, pese a que saben bien que técnicamente no resuelve el problema es que el Gobierno pague más intereses por lo que presta, del fondo de pensiones. Esto es una falacia, pues, si bien incrementa la rentabilidad en términos globales, no es cierto que tiene una incidencia o incremento significativo para el cotizante.
Está claro, además, que los fondos de pensiones privados, si se manejan como una cuenta individual, el ahorro es perentorio, lo que significa que después de siete o diez años, ese saldo se le termina, y una vez agotado el fondo las AFPs no responderán más por su pensión, y, entonces, el Estado que no ha recibido un cinco de esa cotización, está obligado a darle una pensión hasta que fallezca.
Es necesario, pues, que se haga este debate, para hacer un diagnóstico, del que surja una propuesta seria, que responda al problema, no para paliarlo, sino para solucionarlo de una vez por todas.
La clase trabajadora, entonces, debe dejar de oír a los manipuladores mediáticos y a los grandes empresarios y a sus expresiones políticas, para estar cara a cara con el Gobierno, en la discusión del tema, y sacar así, una propuesta de los trabajadores y el Gobierno, que deberá ser respaldada por los diputados, pues, también fueron elegidos por los y las trabajadores, tanto del sector público como el privado.