Madrid / AFP
Anna Pelegrí
De Greta Thunberg a Greenpeace, los llamamientos para que la comunidad internacional actúe ya contra el cambio climático se multiplicaron el miércoles en la COP25, de cuyo recinto fueron expulsados unos 300 activistas tras protagonizar una protesta.
De aquí al viernes, unos 200 países están llamados en Madrid a dar un impulso al Acuerdo de París, finalizando aspectos técnicos clave como el funcionamiento de los mercados de carbono y mostrando su disposición a hacer más para limitar el calentamiento a menos de + 2 ºC e idealmente a + 1,5 ºC.
Pero la falta de avances de la comunidad internacional frente a la emergencia climática decretada por los científicos suscitaron airados discursos y la protesta de activistas, que protagonizaron una cacerolada justo fuera del salón plenario donde se reúnen las delegaciones nacionales.
Tras reclamar «justicia climática», unos 300 manifestantes fueron expulsados del recinto por unos guardias de seguridad y se les retiraron los permisos de acceso al recinto ferial. Entre ellos se encontraba la directora de la ONG Greenpeace International, Jennifer Morgan.
Con un firme discurso, Thunberg, nombrada este miércoles «Personalidad del año» por la revista Time, también protestó, deplorando que no se esté «haciendo nada» y lo que es peor, acusó a los países ricos de «engañar» con ambiciosas metas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
La mayoría de Estados trabaja con objetivos de reducción de emisiones a medio plazo. Este mismo miércoles, la Comisión Europea presentó su Pacto Verde, cuya prioridad es alcanzar para 2050 la neutralidad carbono mediante la reducción de las emisiones de CO2 y la compensación con dispositivos de absorción.
«Un puñado de países ricos prometió reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en X por ciento para tal o cual fecha, o bien alcanzar la neutralidad carbono en X años», dijo la joven militante sueca.
«Esto puede parecer impresionante a primera vista (…) pero esto no es liderazgo, es engaño, porque la mayoría de estas promesas no incluyen la aviación, el transporte marítimo ni la importación y exportación de mercancías. En cambio, incluyen la posibilidad de que los países compensen sus ambiciones fuera de sus fronteras», denunció, recordando las disposiciones del Acuerdo de París.
Thunberg emplazó a los países ricos a asumir su responsabilidad y a alcanzar la meta «cero emisiones de una manera mucho más rápida y luego ayudar a los más pobres a hacer lo propio».
– «¿Dónde están los adultos?» –
Antes de su expulsión, Morgan también había mostrado su inquietud.
«He participado en estas COPS durante 25 años: nunca vi una brecha tan amplia entre lo que pasa dentro de estas paredes y fuera», dijo Jennifer Morgan, directora de Greenpeace International.
«Las soluciones son asequibles y delante de nuestras narices», agregó, pero «¿dónde están los líderes, los adultos?», aseguró.
«El corazón de (el acuerdo) París apenas sigue latiendo», «no abandonen», imploró.
Los datos científicos apuntan a que cualquier demora agravará el calentamiento, con consecuencias catastróficas para el planeta.
Las emisiones de CO2 aumentaron un 0,6% en 2019 en el mundo, según el balance anual del Global Carbon Project (GCP).
– Cuestión de «necesidad» –
El dato contrasta con lo que según la ONU habría que hacer a partir de 2020 para lograr el objetivo de +1,5 ºC: reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 7,6% anual hasta 2030.
En un intento de dar un impulso a las negociaciones, la ministra española de la Transición Ecológica, Teresa Ribera, nombrada «facilitadora» en la recta final de la COP25, aseguró que «ya no se trata de una cuestión de ambición. Es una cuestión de necesidad. Una necesidad común de actuar».
«Si solo logramos un pobre resultado al final de la semana (…) enviaremos una señal terrible al mundo», dijo Alden Meyer, de la Unión de Científicos Preocupados, con sede en Estados Unidos.