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“Se necesita otra ética global para el cambio climático”: Darío Solano

Gloria Silvia Orellana
@DiarioCoLatino

“No podemos seguir siendo ciudadanos sólo para ir a votar, debemos ser ciudadanos permanentes. El poder está en las masas  y la movilización de nuestras comunidades”, explicó, Darío Solano, líder social de República Dominicana, representante de la  Mesa Afrodescendiente de América Central y el Caribe.

En el XIV Encuentro Regional  “Centroamérica Unida por la Sostenibilidad Ambiental, la Defensa del Territorio y la Resiliencia”, que se desarrolla en Copán, Honduras, ha permitido diversos intercambios en materia de medio ambiente, mujeres, mecanismos de participación, género, mujeres y desplazamientos migratorios por efecto del cambio climático.

Darío Solano habló en exclusiva a Diario CoLatino, sobre la situación de los pueblos afrodescendientes y el extractivismo, y sobre los derechos de protección de las personas que defienden derechos humanos, entre otros temas.

– ¿Cuál es la situación del pueblo afrodescenciente en el actual contexto social?

Nosotros entendemos que las comunidades afrodescendientes y garífunas, los pueblos negros,  viven una situación de marginalidad e invisibilidad producto de lo que ha sido un racismo estructural por la que han pasado históricamente los países de América Latina y el Caribe.

Decir que vivimos en la zona más desigual del mundo en donde el término de desigualdad en el concepto de impacto de las comunidades afrodescendientes tiene que ver con la vigencia de un legado de lo que fue el pasado de la esclavitud, el colonialismo en América Latina y que hoy se expresa de manera muy concreta.

Un impacto en la vida permanentemente a través, del racismo y la discriminación racial, pero, además, de eso las comunidades hoy en América Latina y el Caribe somos más de 200 millones de personas, y el rostro de la pobreza justamente en las poblaciones afrodescendientes en esa perspectiva.

– ¿Qué pasa en ese contexto con los derechos y el medio ambiente?

Ese tema también de pobreza se articula dentro de lo que llaman la crisis ambiental o la crisis climática que está viviendo hoy el mundo, y que si bien afecta a todos los sectores, hay un efecto diferenciado para la población afrodescendiente y para nuestras mujeres y jóvenes.

– ¿Cómo están manejando estas situaciones como población afrodescendientes?

Las comunidades se hacen también resilientes frente a lo que son las amenazas de una respuesta de desarrollo extractivista que tiene una lógica solamente de acumulación de capital y no toma en cuenta a los bienes naturales.

Que tratan de ver  un sólo  significado, que es la función del dinero,  sin importar lo que pueden destruir como el tema del agua, el tema del bosque, el tema de la minería que no tiene nada que ver ni  aporta al desarrollo de una población.

Son desarrollos que sólo tienden a beneficiar a las oligarquías nacionales y locales y que está articulada a un poder político corrompido.

En este sentido también las comunidades se ha vuelto resilientes y defienden sus derechos  y no son sólo los humanos, sino de la naturaleza.

En un contexto de violencia de hoy en día que criminaliza las defensas de todos los proyectos de vida que plantean las comunidades, pues vivimos un ambiente violatorio a los derechos humanos en este momento y están matando compañeros y compañeras o los están encarcelando y están violentando los territorios.

– ¿Qué provoca todo este contexto de represión?

Eso tiene un efecto generador de inestabilidad política, pero también un efecto en la salud mental de nuestras comunidades. Hablamos de un producto de discriminación en función de unos Estados en donde el racismo ha sido estructural.

Si bien es cierto, que en nuestros países no hay leyes que promuevan el racismo, sin embargo, no hay una legislación real efectiva que pueda remediar todo lo que fuera el desborde a la falta de derechos humanos y ciudadanos para nuestras comunidades.

– ¿Cómo interpretar esta violencia ante la defensa a la naturaleza?

Hay que entender que hoy en día  la sociedad global ha construido una nueva ética. Hay que entrarle a un nuevo tipo de relación con los bienes naturales que globalmente se reconocen los derechos a la naturaleza.

Antes entendías que la naturaleza solamente servía para convertirla en un medio de producción, para transformarla para un medio de ganancias y no se pensaba que había la posibilidad que esto pusiera en crisis a las futuras generaciones.

Por eso hoy mismo el concepto mismo de sostenibilidad, de desarrollo sostenible, de desarrollo endógeno pasa en parte por  una agenda de discusión política porque el modelo económico de hoy en día en varios países amenaza la continuidad y armonía de la vida.

– ¿Qué proponen?

Lo que planteamos es que haya una relación armónica, dentro de la relación de los seres humanos con los bienes naturales. Y que los bienes naturales no podemos seguirlos viendo como recursos infinito.

Hoy en día la minería -por ejemplo- ese modelo extractivista que tratan de imponernos sigue destruyendo la madre naturaleza, destruyendo los medios de vida de nuestras comunidades.

Hay una concentración de recurso hacia pocas manos, porque es una lógica de desarrollo que tienen nuestros países donde  la privatización de la riqueza tiene la concentración y en cambio socializan la pobreza.

Nosotros decimos hoy en día, que se habla de fenómenos ambientales, para nosotros realmente son fenómenos sociales, fenómenos políticos y humanos. Tenemos que verlos en esta perspectiva.

– ¿Una crisis general?

Estamos en una crisis civilizatoria,  entonces, se debe construir una nueva ética global sobre la base de la defensa de la vida y no solamente de los seres humanos. Es la vida de todo el  ecosistema, de la biodiversidad y no un mecanismo de producir dinero o riqueza, sino una herramienta que de permanencia de la vida en el planeta.

– ¿Desarrollo versus Derechos Humanos?

Es que esto tiene que verse desde una perspectiva holística, no hay un eje diferenciado, debe verse de forma integral, incluso, el mismo concepto de desarrollo deberíamos interpelarlo porque el concepto de desarrollo muchas veces se tiene en función de una definición de organismos internacionales y del capitalismo.

No es lo mismo el concepto de desarrollo que maneja el Banco Mundial (BM), o el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), a una comunidad afrodescendiente, Pueblos Indígenas o desde una perspectiva feminista. Es muy diferente a la perspectiva de construcción de desarrollo colectivo o desarrollo endógeno.

– ¿Qué opina del Acuerdo de Escazú y propuesta de protección a personas defensoras, junto al acceso a la información y justicia?

El Acuerdo de Escazú es una gran herramienta, un gran instrumento, y para preguntarnos qué capacidad tienen los Estados para cumplirlo.

¿Qué es lo que planteamos en estos momentos como pueblos?, bueno, es una oportunidad para ampliar los derechos, todo lo que significa proteger derechos fundamentales debe ser aceptado, sin embargo, hay una oligarquía que no permite esta perspectiva, en donde el Acuerdo de Escazú se constituiría como un referente histórico.

Sabemos que hay mucha resistencia de sectores de poder que tienen un discurso democrático, pero con una práctica autoritaria porque no tienen otra práctica. El Acuerdo de Escazú, no puede ser retomado por Estados que han violentado los recursos naturales y que identifican como único modelo de desarrollo el exctractivista, porque no son compatibles.

– ¿Cómo abordar la justicia climática en un contexto social desigual?

En nuestros países hay una preponderancia del mecanismo de no impartir justicia frente a un mecanismo permanente de impunidad, entonces, debemos transformar este mecanismo porque por ahora los Estados, los gobiernos en nuestros países están mediatizados por el narcotráfico y por la violencia en donde manejan todas las reglas. Hay un adagio popular que dice que no puedes pedirle peras al olmo.

– ¿Qué pedir a estos Estados que no tienen capacidad de solventar las necesidades de la ciudadanía?

 

No están en capacidad de reparar los daños que se han hecho ni de reparar las deudas históricas, esto es el gran desafío, es como construir los liderazgos, una nueva cultura política, pero, además de eso, nuevos autores y nueva ciudadanía, y entiéndase que la acción política es fundamental, y hay que construir un nuevo poder.

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