Rolando Alvarenga
@DiarioCoLatino
Tirando sus últimas patadas y trompones en el Campeonato Nacional de Elite, celebrado el domingo anterior en el Palacio de los Deportes, el último guerrero del Taekwondo, Leo Ruano, se retiró de la actividad competitiva federada. Como en su buenos tiempos y no porque el rival no tuviera conque, lo hizo con la solvencia de sus mejores tiempos apuntándose una amplia decisión sobre un rival del Panteras que nunca fue una amenaza real, pero si le hubiera ganado al «viejo» Leo, de 35 años, habría sido un gran alucín para su récord en la -87 kilos.
Tanto en su condición de atleta de élite, como instructor y director de la quince veces campeona nacional, Escuela Leones, Leo desarrolló una impresionante trayectoria nacional e internacional, en una misión que se le presentó cuesta arriba durante los últimos años. Cuesta arriba y desgastante porque nunca se dejó y siempre estuvo exigiendo al pie de la letra el cumplimiento de los estatutos y transparencia en los manejos federativos. Una lucha que le causó constante ronchas y caras feas por parte del cuestionado Presidente de la FESAT que en el extremo de los ridículos y en contra del espíritu olímpico, se negó a estrecharle la mano durante una ceremonia protocolar ante la presencia de un embajador asiático y cientos de presentes en el Palacio de los Deportes. Un gesto antideportivo que al célebre titular federativo le hizo acreedor a un resto de malas palabras y recriminaciones en las redes sociales.
Hoy se va Leo con la satisfacción del deber cumplido y de nunca haber agachado la cara, ni bajado la guardia. Se va un último guerrero, el abanderado de una especie en extinción en el deporte en general, -en donde van quedando muy pocos valientes- pero seguirá al frente de su exitosa Escuela Leones transmitiendo y compartiendo su valiosa experiencia. En su última presentación y con un resto de sentimientos encontrados, Leo se hizo acompañar de un coach que mucho le aportó durante su destacada carrera. -el profesor Imael Peña- y de su querida mano derecha de toda la vida, Isabel «mamáleo» Argueta.
Con satisfacción sus últimas palabras fueron: «A pesar de que muchas veces muchos intentaron hacerme parar, renunciar, verme retirar… me da un gran gusto retirarme hoy… día en que yo lo decidí y nadie lo decidió por mí».
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