Alcanzar la meta siempre se convierte en la prioridad de una buena obra, en un país donde la solidaridad se muestra a pesar de las contradictorias informaciones que, una y otra vez, nos insisten en que vivimos dentro de una terrible crisis donde la pobreza campea indeteniblemente hasta dar la imagen que aquí en El Salvador nadie está en condiciones de ayudar o poner su corazón para ayudar a quienes necesitan.
A pesar de esas deprimentes noticias, cotidianas, que también siembran el temor en la ciudadanía en general, una vez más la Teletón logró el complicado objetivo de recaudar la millonaria cantidad de dólares que, año con año, millares de salvadoreños esperan para participar con su aporte y al mismo tiempo disfrutar del entretenimiento que artistas nacionales e internacionales con animadores de gran profesionalismo nos permiten.
La meta se sobrepasó una vez más. La cifra al cerrar la jornada fue para gritar nuevamente ¡¡¡ 1 millón 882 mil 471 dólares !!! y que se cumplió ¡el milagro de la Teletón! y decenas de discapacitados con renovadas esperanzas se disponen para iniciar o continuar sus tratamientos en las instalaciones de Funter, con intensivas e ilusionantes terapias que se vuelven restauradores paliativos y en muchas ocasiones la cura de aquella discapacidad.
Las historias y testimonios de quienes sufren una discapacidad son del dominio público, una a una, las cuales no solamente dan a conocer el sufrimiento de un hermano sino que además la admiración y satisfacción de ver aquellos que con su propia lucha y la ayuda de los profesionales en Funter superan sus propias metas, entre estas, las limitantes con las que en algunos casos nacen o cualquiera otra que sea provocada en una determinada situación como en los trágicos accidentes de tránsito.
Conmover corazones para que cada uno de los salvadoreños se disponga a dar su ayuda es el empecinado trabajo de quienes hacen el ferviente llamado de que pongamos, como hermanos, nuestros sentimientos y nuestra ayuda en favor de los demás sin ánimo de lucro, no importando si es personal o colectiva esa ofrenda, si se da a través de una cuenta bancaria o en un bote que los voluntarios le pasan a los donantes.
Y así comienza, como toda una obra de amor en la que somos muchos los que nos incorporamos emulando una maratón en la que alcanzar la meta en un poco más de un día se convierte en un afán para una gran mayoría de gente, convencida de que ayudar a los demás debe ser un objetivo permanente pero que esta es una gran oportunidad para ser solidario.
¡Pon tu corazón! Ese fue el eslogan de un nuevo reto que, en este 2017, nos permitió la satisfacción de compartir un poco de lo nuestro con aquellos hermanos que lo necesitan y entre todos los que se incorporaron recaudaron lo que era la meta $1,875,735 más un dólar, y el milagro de amor sobrepasó esa cifra, en la que muchos pusieron su óbolo.