Washington/PL/AFP
El secretario norteamericano de Estado, Rex Tillerson, comenzó hoy una gira por América Latina que comprende a Argentina, Colombia, Mexico, Perú, y culminará el 7 de enero en Jamaica, con la política contra Venezuela como tema principal en su agenda.
Poco antes de partir, Tillerson pronunciará un discurso en la Universidad de Texas, en la ciudad de Austin, acerca de la política de la Administración hacia el hemisferio occidental y de ahí viajará a la capital mexicana, donde se reunirá con el presidente Enrique Peña Nieto, el canciller Luis Videgaray y otros funcionarios.
Su estancia allí tiene lugar poco después que el jefe de la Casa Blanca presentó una propuesta de acuerdo migratorio bipartidista que daría la posibilidad de acceder a la ciudadanía en un plazo de más de 10 años, a unos dos millones de indocumentados que residen de forma irregular en la nación norteña.
Sin embargo, esto estaría condicionado a que el congreso apruebe más de 25 mil millones de dólares para reforzar la seguridad en la frontera, lo que incluye la construcción de un muro en el límite con México.
México, Argentina, Perú y Colombia integran el denominado Grupo de Lima, que en los últimos meses lidera en la región el apoyo a los objetivos de Washington de incentivar y organizar los ataques y sanciones unilaterales contra la República Venezuela.
Así lo expresaron esos gobiernos recientemente en una declaración suscrita en Santiago de Chile, contra la decisión del gobierno de Caracas de adelantar las elecciones, porque esto supuestamente ‘imposibilita la realización de un proceso democrático, transparente y creíble’, lo cual fue rechazado por las autoridades venezolanas.
Propósitos similares a los de Tillerson tuvo el recorrido del vicepresidente Michael Pence en agosto del año pasado por Colombia, Argentina, Chile y Panamá, ocasión en que se refirió a la posibilidad de resolver lo que denominó el ‘problema venezolano’ por la vía armada, lo que motivó un rechazo unánime en la región.
Expertos en el tema señalan que otro de los objetivos del jefe de la diplomacia estadounidense es convencer a los aliados en la zona de que la política exterior estadounidense es más profunda y tiene ciertos matices diferentes a la retórica en ocasiones hostil que se proyecta desde la Casa Blanca. La visita tiene lugar, además, poco después de las controversiales declaraciones de Trump al calificar de países de porquería a determinadas naciones cuyos ciudadanos viajan como inmigrantes irregulares a Estados Unidos, y se produce después de que el jefe del ejecutivo decretó el cese del Estatus de Protección Temporal contra indocumentados salvadoreños y haitianos, lo que también motivó rechazo en la región.
Además, varios gobiernos latinoamericanos consideran inapropiada la iniciativa de Trump de renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
Al respecto altos funcionarios mexicanos amenazaron con retirarle el apoyo a Washington en otros temas, si eso llega a concretarse, como la lucha contra el narcotráfico y la medidas concretas para mitigar el flujo de inmigrantes centroamericanos a Estados Unidos.
Rusia motivo de gira
El jefe de la diplomacia estadounidense, Rex Tillerson, alertó el jueves sobre la «presencia creciente» de China y Rusia en Latinoamérica, así como de su «alarmante» papel, y llamó a los gobiernos regionales a cooperar más con Estados Unidos.
«América Latina no necesita nuevos poderes imperiales que solo buscan beneficiar a su propia gente», afirmó el secretario de Estado, al lanzar la estrategia del gobierno de Donald Trump para las Américas, antes de emprender su primera gran gira por la región.
«El modelo de desarrollo liderado por el Estado de China recuerda al pasado. No tiene que ser el futuro del hemisferio», dijo, advirtiendo que «las prácticas comerciales desleales» costarían empleos locales.
«La creciente presencia de Rusia en la región también es alarmante», agregó, quejándose de que Moscú venda armas a «regímenes (…) que no comparten ni respetan el proceso democrático».
Tillerson recordó que «los gobiernos que rinden cuentas a su pueblo también aseguran su soberanía frente a posibles depredadores».
«Con Estados Unidos tienen un socio multidimensional, uno que beneficia a ambos lados», enfatizó.