Mogadiscio/AFP
El secretario general de la ONU, store Ban Ki-moon, cialis sale pidió este miércoles en Mogadiscio más fondos para evitar una nueva hambruna en Somalia, capsule un país devastado por dos décadas de guerra civil y sequías crónicas.
«Estoy muy preocupado por la situación humanitaria de este país», declaró el jefe de Naciones Unidas a los periodistas durante una visita relámpago al país.
«Más de tres millones de somalíes necesitan ayuda humanitaria y desgraciadamente este número aumenta», añadió.
«Pido expresamente a los donantes que aumenten sus contribuciones para evitar una nueva hambruna», declaró Ban.
La última visita de Ban a Mogadiscio se remonta a diciembre de 2011. Era la primera de un secretario de la ONU en casi 20 años. En aquel entonces la hambruna ya había causado más de 250.000 muertos.
Al comienzo de septiembre, la ONU advirtió de nuevo de que la situación humanitaria es dramática.
Según la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA por sus siglas en inglés), unos 218.000 niños menores de cinco años sufren desnutrición y más de un millón de personas sobreviven en condiciones prácticamente de hambruna.
La ONU afirma carecer de medios financieros para hacer frente a esta catástrofe porque sólo ha obtenido poco más de un tercio de los 933 millones de dólares que pidió.
El miércoles, Ban, acompañado por el presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, se reunió con el jefe de Estado somalí, Hasan Sheij Mohamud, en el recinto del aeropuerto de Mogadiscio, entre fuertes medidas de seguridad.
«Estamos aquí para decirles a los somalíes que no están solos y que nos esforzaremos aún más a ayudarles a proteger los progresos realizados en los últimos años», declaró Ban, según un comunicado conjunto de la ONU y del Banco Mundial. «Lentamente pero de forma segura Somalia se despierta de una larga pesadilla», añadió.
Durante la visita, los jefes de la ONU y del Banco Mundial no salieron del aeropuerto, que alberga la sede de la fuerza de la Unión Africana en Somalia (AMISOM).
Los islamistas somalíes shebab han perdido uno a uno todos sus bastiones en el centro y en el sur del país a lo largo de los últimos años, pero han multiplicado las operaciones guerrilleras, sobre todo los atentados con coche bomba contra blancos oficiales, como el palacio presidencial o el parlamento, en Mogadiscio.
Somalia carece de autoridad central desde la caída del régimen del presidente Siad Barre en 1991, que ha sumido el país en el caos.
Desde entonces, las milicias de los jefes de guerra, los grupos armados islamistas y las bandas de delincuentes imponen su ley en varias zonas de este país africano.
El actual gobierno, apoyado por la comunidad internacional, ha decepcionado incluso a muchos de sus partidarios, que lo acusan de corrupción y de luchas internas por el poder.