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(Fotografía a los mencionados, cortesía de un ángel)

Segunda Ilustración: un encuentro

por Carlos Bucio Borja

Hace unos días, Armando Molina, Caralvá y yo atendimos a la convocatoria de una pequeña tertulia. Como en tiempos ancestrales en que, alrededor de fogatas, chamanes y magos invocaban los fuegos, en un café del siglo XXI con un ambiente del siglo XX, nosotros hicimos lo propio, recorriendo la historia, andanzas y aventuras de nuestras primeras juventudes. Entre esos fuegos recorrimos a Nezahualcóytl, Cervantes, Marx, Engels, Trotsky, Kafka, Hermann Hesse, Kerouac, Bukowski, Bolaño, Borges, Cortázar, Roque, y nuestra plétora nacional, de la cual hemos sido parte y continuamos andando. Caralvá y Armando tuvieron la deferencia de compartir conmigo algunas de sus obras: el primero su Necronomicón, Trino y uno, e Inti Missimun, y Armando, su Epicentros, otra narración no menos densa, que recorre la aventura identitaria y ontológica de la expatriación, la distancia y el retorno.

Hoy vivimos nuevamente un tiempo en llamas: una dictadura ciberpunk vampiresca, gangsteril, extractivista, contrarrevolucionaria, pequeñoburguesa con una máscara de progreso, una llaga de plástico revestida con esmalte de perla en una camándula de nuevas dictaduras bonapartistas y bananeras en América Latina, lideradas por pequeños caricaturescos leviatanes con ínfulas de príncipes y principesos. En nuestra nación, allende las fronteras republicanas, esta llaga es la materialidad misma de la dictadura —a pesar de la máscara de «Batman» tras la cual se oculta el Guasón—, el calvario de Eneyda Abarca, quien durante más de 36 meses se ha mantenido inexorable, buscando a su hijo de 24 años desaparecido desde el 1 de enero de 2022. Esta llaga son las más de 200 víctimas mortales del régimen de excepción, el constante acoso contra periodistas e intelectuales críticos, así como cuadros y líderes de la oposición política, una nueva forma de fascismo gerencial en el que youtuberos y tiktokeros a sueldo hacen las veces de las camisas pardas y los escuadroneros de las anteriores manifestaciones del fascismo y sus sombras criollas. Esta es la llaga de la ambición bananera del dictador amenazando con el proyecto avaro y regresivo de las mineras.

Este nuevo período de regresión nos recuerda el Angelus Novus de Paul Klee, y este, como siempre, apunta hacia Walter Benjamin y su Tesis sobre la historia, y se entrelaza con el acelerado avance de la inteligencia artificial al tiempo que, alrededor del mundo, las masas se acostumbran a conformarse con la lectura de viñetas bobas y engañosas de doscientas palabras o menos, mientras sus coeficientes intelectuales se reducen, en tanto que entre especialistas crecen las especulaciones de una explosión de inteligencia artificial general, y hasta superinteligencia, la llamada singularidad cibernética augurada desde hace unos años por Ray Kurzweil. Si esto es así, hoy podríamos estar en una situación similar a la de los mayas en 1492, una situación en la que, para conquistar nuevamente la libertad, debemos luchar en varios frentes y contra varios dragones.

Pero también, el nuevo tiempo utópico que vivimos se nos presenta como necesidad, posibilidad, y aun: urgencia. El Angelus Novus de Paul Klee y Walter Benjamin nos observa y nos señala los fuegos del pasado, pero también la llama redentora del futuro. Por mi parte, ya pasados los cincuenta e intentando emular los bríos otrora juveniles, hoy ajusto nuevamente la montura de Rocinante, en pos de la Segunda Ilustración.

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Puente Colima. Foto de Rob Escobar. Portada Suplemento Cultural Tres Mil sábado 11 enero 2025

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