FRANCIS FANCI
www.aventuramistica.com
Me sucedió cuando era un adolescente. Después del colegio, mind ampoule religiosamente me sumergía en la atmósfera serena, cialis pero enervante, de la Biblioteca Nacional; permanecía allí hasta la hora del cierre, es decir, hasta el crepúsculo. Una tarde, después de mi hartazgo de lectura, cuando me dirigía a abordar el bus, atrajo mi atención un griterío proveniente del parque de la iglesia de San José; dos mujeres estaban enfrascadas en desaforada pelea.
Varias personas se divertían y azuzaban a las contendientes; entre los espectadores se encontraban dos agentes de policía obviamente disfrutando del espectáculo. Sin pensarlo mucho me dirigí a ellos: ¿Ustedes no van a hacer nada? ¡Detengan el pleito! Y uno de ellos me miró glacialmente, casi gritándome: ¡A vos te voy a llevar por metido!
Como soy más testarudo que Bernardo Castañera, me arriesgaré a que el Juez Orellana me diga: “A vos te voy a encerrar por metido”, por lo que voy a decir de su comentada entrevista radial.
Es posible que tenga razón al aseverar (temerariamente) que quienes expresamos descontento por su decisión en el caso Flores seamos ignorantes de las leguleyadas que argumentó para justificar su proceder; pero no tanto como para ignorar que el affaire Flores es un caso político per sé, es un delito político, no es que se esté politizando.
Existen diferencias entre un suceso privado o civil y un suceso político. Si el Señor Flores cometió los delitos siendo presidente de la República, el acto es político sin que deje de ser delito, y esto nos lleva a la otra argumentación, por cierto desconcertante viniendo de un profesional del derecho. Decir que los ofendidos o afectados no son quienes realizan las protestas es inadmisible, porque Flores le robó a la República y bien se sabe que la palabra república viene del latín: res pública, o sea, la cosa pública, es decir, la cosa de todos. Paco Flores nos robó a todos, no solo a los damnificados de Las Colinas, el dinero que recibió, lo recibió en nombre de El Salvador, o sea, en nombre de todos nosotros.
La sentencia crística advierte: “De cada palabra que saliere de tus labios rendiréis cuenta a la hora del juicio”. Esta hora llega con la muerte, los jueces también son juzgados, por un tribunal supremo e incorruptible y por un juez que todo lo ve.
HONRA A TU PADRE Y A TU MADRE.
(Decálogo)
FRANCIS FANCI. – Centro de Estudios
e Investigaciones Filosóficas.-