Por Stephane Jourdain/Donetsk/AFP
Los separatistas prorrusos del este de Ucrania anunciaron este sábado que intercambiarán prisioneros con el ejército ucraniano, en el marco de los maltrechos acuerdos de Minsk, última esperanza occidental de poner fin al conflicto.
«Hoy [sábado] habrá un intercambio entre nosotros y los ucranianos», aseguró la responsable separatista de Derechos Humanos, Daria Morozova.
Unos 40 prisioneros de ambos bandos, entre ellos algunos heridos, serán liberados e intercambiados en el bastión rebelde de Lugansk, añadió Morozova.
Varios periodistas viajaron en el convoy que transportaba a los prisioneros en manos de los separatistas desde Donetsk, el otro feudo rebelde, hasta Lugansk. Los soldados tenían barba y aspecto cansado. Uno de ellos llevaba una venda en el brazo.
Las autoridades ucranianas no confirmaron el intercambio, aunque ya se realizaron a pequeña escala en las últimas semanas, con la mayor discreción.
Si sale adelante este sábado, el intercambio de prisioneros será un raro caso de respeto de la tregua pactada la semana pasada en Minsk, que ha sido vulnerada en repetidas ocasiones desde que entró en vigor, el pasado 15 de febrero.
Los acuerdos firmados en la capital bielorrusa, con la participación de Ucrania, Rusia, Alemania y Francia, preveían un alto el fuego total, la retirada de las armas pesadas del frente, la liberación de prisioneros y negociaciones para una mayor autonomía de las regiones separatistas.
La mayor violación de lo firmado en Minsk tuvo lugar en la ciudad estratégica de Debaltsevo, que los separatistas tomaron en pleno alto el fuego.
Su ofensiva obligó a 2.500 soldados ucranianos a huir bajo fuego enemigo.
Murieron al menos 13 de ellos, y los rebeldes hicieron unos 110 prisioneros.
A pesar de ello, todos intentan aferrarse a los acuerdos de paz para detener un conflicto en el que, según la ONU, murieron al menos 5.700 personas desde abril.
La canciller alemana, Angela Merkel, volvió a asegurar el viernes que el «objetivo es que los acuerdos de Minsk sean aplicados y traducidos en hechos», tras un encuentro con el presidente francés, François Hollande, en París.
Acuerdos en gran parte ignorados
Entretanto, Kiev y los rebeldes continúan acusándose de utilizar artillería contra las posiciones enemigas, y las autoridades ucranianas siguen denunciando la intervención rusa en el este del país.
Responsables del ejército ucraniano acusaron a Moscú de desplegar 20 tanques en torno a la ciudad portuaria de Mariupol.
Los separatistas aseguraron haber retirado las armas pesadas de algunas zonas, pero los observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) aún no pudieron confirmarlo.
«El continuo apoyo de Rusia a los ataques separatistas, en violación del alto el fuego en el este de Ucrania, está minando la diplomacia internacional y las instituciones multilaterales», declaró la portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Jen Psaki.
Aunque Moscú sigue negando su intervención en Ucrania, la UE y Estados Unidos le han aplicado una serie de sanciones económicas en represalia por su apoyo a los separatistas.
Unas medidas que han perjudicado un poco más la maltrecha economía rusa, golpeada por la caída del precio del petróleo y del rublo.
La agencia de calificación Moody’s rebajó el viernes la nota de la deuda rusa a la categoría de bono basura.