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Sequía y plaga por cambio climático agravan el hambre en comunidades de Honduras

Por Noe Leiva

Nueva Morolica/AFP

Plutaco Contreras, un agricultor de Nueva Morolica, en el sur de Honduras, perdió sus dos hectáreas de maíz por causa de la sequía y de un insecto que mutó a causa del cambio climático, lo que dejó a su familia en una situación dramática.

«Fumigábamos abajo y la plaga nos aparecía por arriba», dice el campesino con un tono de voz que refleja su frustración e impotencia, sentimientos que embargan a los casi 6.000 habitantes del poblado por la misma tragedia.

«En junio estaba limpiando la milpa cuando vi la plaga, que llamamos pulgón, otros le dicen mosca blanca», relata el campesino de 48 años refiriéndose al devastador insecto que ataca distintos tipos de plantaciones.

Contreras perdió todo su cultivo de primera cosecha (de abril a agosto), unos 32 quintales de maíz que pretendía vender por el equivalente a unos 650 dólares.

Tuvo la suerte de que un ganadero de la zona lo contratara para atender sus pastizales, lo que le permite generar un mínimo ingreso que le ha permitido sobrevivir con su familia, una esposa y cuatro hijos de entre 15 y 18 años, todos dependientes del cultivo.

Pero no todos los campesinos de la zona consiguieron trabajo. Casimiro Nájera, de 70 años, perdió su cosecha de primera y luego, tras un aguacero, sembró con la esperanza de recoger una cosecha postrera, pero la lluvia no volvió y todas las semillas de maíz se perdieron.

«Antes estábamos seguros de que íbamos a cosechar… ahora no sabemos», dice Casimiro quien se lamenta de que ya lleva diez años sufriendo los efectos de la sequía, a lo que se suma ahora el invasivo insecto.

Emergencia alimentaria

Ante la escasez de alimentos, el alcalde Presentación Barahona declaró hace dos semanas la «emergencia alimentaria».

Barahona dijo a la AFP que se ha gestionado alimentos para las 595 familias de Morolica, «pero solo hemos conseguido para 230 y mientras no tengamos para todas no podemos distribuirlos».

Además, las raciones de frijoles, harina de maíz, aceite, café y otros víveres donadas por el gobierno apenas alcanzan para que se alimente una familia de cinco miembros durante 15 días.

«Tenemos que adaptarnos al cambio climático, buscar medidas de mitigación, porque los efectos del clima van a ser cada vez mayores», afirmó Alexis Guevara, asistente del alcalde.

Angel Moncada, un agrónomo que colabora con la alcaldía, explicó que la plaga se ha recrudecido por efecto «del cambio climático, y ha venido a agravar la situación» de inseguridad alimentaria en Morolica y otros pueblos vecinos.

El insecto había atacado ya los cultivos de melones y sandías de compañías exportadoras ubicadas a unos 40 km de Morolica, pero sorpresivamente apareció en los cultivos de maíz y maicillo (una variedad del grano).

Inmediatamente los campesinos contraatacaron con insecticidas, pero eso eleva los costos y dañará más el ambiente en una zona desértica.

«Si conseguimos semilla vamos a hacer otro intento de sembrar, aunque nos arriesguemos a quedarnos sin nada», afirmó Plutarco.

Entre sequía e inundaciones

Morolica es un pueblo castigado por la naturaleza. En 1998, el poderoso huracán Mitch provocó inundaciones apocalípticas que solo dejaron en pie la fachada de la iglesia y las paredes de la oficina de teléfonos. Catorce personas que se negaron a salir a tiempo murieron ahogadas.

La Nueva Morolica, reubicada a 4 km del río más cercano, fue reconstruida con ayuda internacional. Hoy es un pintoresco pueblo de calles pavimentadas, rodeado por colinas cubiertas de maleza y plantas de desierto, sumido en la extrema pobreza.

La comunidad está incrustada en el llamado Corredor Seco del Pacífico, que se extiende desde el sur de México hasta Panamá, bordeando toda la costa del Pacífico de Centroamérica.

En julio, la enviada de la ONU para el Cambio Climático, Mary Robinson, advirtió que la situación humanitaria en el Corredor Seco ha alcanzado «niveles de crisis con más de 3,5 millones de personas en situación de inseguridad alimentaria en El Salvador, Guatemala y Honduras».

En los tres países, «la sequía del 2015 fue mucho más grave en comparación con el año anterior y el efecto acumulativo se agrava aún más por las condiciones de El Niño», sostuvo.Honduras

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