Erick Tomasino
Escritor y poeta
Lo difícil es que uno empieza a pensar en las enfermedades, en la vejez, en lo propio del ocaso intermitente. Quizás en aquello que nos habría gustado ser, pero que no hay problema porque al final uno como que se resigna de lo que es y te decís que lo importante es tener salud. A lo mejor no sea este el pensamiento adecuado, a lo mejor debería estar más preocupado por no haber entrado la ropa ahora que noto por la ventanilla que es probable que llueva. O puede ser que lo que me preocupa en realidad es que por salir a la carrera no le haya dado el beso de buenos días y esperar que me dijera te veo más tarde, porque siempre que salgo me dice que nos veremos más tarde, debe ser su expresión para mostrar que se queda preocupada. Lo difícil es asumir que uno no dura para siempre, con el miedo que le tengo a morir y cuando pienso en eso me digo… ¡mierda! No me acuerdo si cerré la llave de gas a la cocina, ojalá se haya dado cuenta sino arderá la casa de la gran reventazón tipo fiestas patronales, o lo mejor es que no se dé cuenta para que no se asuste de mi despiste. No. Es mejor creer que cerré todo antes de salir corriendo de casa. ¡Uf! de repente hace calor y parece que sudo. Tampoco vi las noticias, no me di cuenta si alguien se indignaba hoy. Lo digo ahora que veo cómo esta chica que va sentada cerca de mí observa su teléfono celular y ahhh qué sonrisa, seguro le ha llegado un mensaje gracioso, vaya cómo mueve los pulgares para corresponder la conversación y me alegro de lo bueno que es conservar la amistad; pero en lugar de eso ¿no debería estar haciendo algo al respecto? Quizá no le dije que la quería y por eso no nos dimos un beso antes de salir. A mí lo que me habría gustado es ser músico, talvez tocar la guitarra o ese violín que suena ¿o será un violonchelo? Nunca aprendí a diferenciarlos pero me gustaba el final de los capítulos de lobo del aire, la música va bien acompañando el trotar de los postes de luz a través de la ventana, mierda, las facturas. Seguro este mes nos llega la notificación de que nos cortan la luz. ¡Y ese flash! Debió ser un relámpago, así como está el día de nublado hay probabilidades de chubascos eléctricos. Me está dando sueño, hace mucho que el ruido de los motores me sirve de canción de cuna. Quizá lo difícil es dudar de la salud de uno y no estar asegurado mientras esto avanza; quizá lo que más me preocupa no es brindar mi identidad sino el no poder recordar qué calzoncillos llevo puestos, a lo mejor no sea para tanto y no haya necesidad de quitarme la ropa. O puedo estar equivocado y quizá lo que me preocupa es pensar que por salir huyendo de casa no le haré falta ahora que noto que del choque de hace unos minutos mis vísceras revolotean como zopilotes sobre los basureros. Entonces lo difícil es dudar que nos veremos más tarde mientras transita la vetusta ambulancia que me lleva hacia el hospital o a la cueva donde depositan los corazones que divagan melancólicos.