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Si la izquierda avanza, la derecha cae en desesperanza

Jaime CalderonJaime Calderón. Director de la  Compañía de Teatro Razamaya

Los procesos de cambio implementados en el continente americano a fuerza de batallas políticas, thumb treatment en algunos países y reales guerras civiles en otros, sale han comenzado a rendir frutos esperanzadores respecto al franco progreso de los pueblos, cheap desde su parte ideológica y cultural, que conlleva todos los componentes específicos fronterizados entre la economía y la cultura política.

Lo lógico es que en aquellos países en donde los procesos han sido más políticos e ideológicos, que culturales y clasistas, el arribo de las izquierdas a los aparatos de gobierno y del estado, desarrollan más en esos rubros confeccionándose en estos tipos de arribos, la cultura de la alternancia sin peligros ni enfrentamientos fatales, sucediéndose una visión contra la otra,  sin mucho dolor y sufrimiento, pero que por su naturaleza genérica podrían tender a caer en un desarrollo perezoso, letárgico y con trasfondos pueriles y hasta pequeño burgueses que no llegan a alcanzar el súper objetivo ideológico anhelado por la clase obrera en general, en plazos convenientes y justos, sino que se alargan en el tiempo, jugando a una alternancia que construye una cultura pasiva y acomodaticia, corriéndose el riesgo que los procesos se diluyan con los años, ya que las estructuras del conservadurismo y las conductas neoliberales, no se convierten al humanismo progresista de esquemas democráticos con visos socialistas, dado que las alternancias entre conservadores y revolucionarios, raras veces pueden crear una cultura de evolución ideológica hacia el humanismo y mucho menos hacia el socialismo popular.

Contrario a ese fenómeno, en los países en donde los procesos de transformación han sido más históricos y culturales, caracterizados por encarnizados enfrentamientos y hasta conflictos armados entre una clase pudiente, explotadora y represiva, contra la otra clase marginada, explotada y reprimida, el desarrollo de las diferencias entre las derechas tradicionales y las izquierdas transformadoras, garantiza que los cambios se den por evolución cultural, por necesidades reales de cambiar no solo el régimen político, sino también el sistema socioeconómico y cultural, procesos que son lentos en su maduración, pero efectivos y duraderos cuando se cristalizan en la toma del poder por medio de conflictos armados o en procesos electorales enmarcados en el sistema, en los que cada enfrentamiento político electoral, la alternancia es siempre dolorosa, porque se juega al cambio radical, en donde se vuelve necesario que un salto político, que sucede con el arribo de las izquierdas al poder institucional, el que requerirá de la continuidad prolongada y sistemática, dado que el desmontaje de un sistema inhumano y mercantilista como lo es el capitalismo salvaje y sus ramales camuflados de neoliberalismo, hacen que la sociedad menos involucrada en un esquema educativo concientizador, ofrezca mayor resistencia al cambio, porque en este tipo de procesos, la pelea es más clasista dado las condiciones estructurales del sistema con arraigo cultural en la clase baja, marginada de todo beneficio estatal, educada para someterse, para obedecer o para aceptar gobiernos inhumanos como mandato del cielo.

¿Cuál de los dos procesos es mejor que ocurra? Pues el que sea necesario de acuerdo a las realidades socioeconómicas y culturales de cada país, ya sea para mejorar o para transformar las condiciones de vida de la población. ¿Cuál es el proceso que ocurre en El Salvador de ahora? Es el proceso mas doloroso respecto a la lucha de clases, el más efectivo y de largo plazo, pero que garantiza que la evolución vaya transformando las estructuras políticas, económicas, sociales, culturales y religiosas del sistema de vida desarrollado por los criollos pro imperialistas desde hace casi doscientos años, en una sucesión de enfrentamientos desiguales, caracterizados por horrendas masacres de miles de indígenas,  campesinos, obreros, profesionales, técnicos, religiosos y políticos.

A esta figura de cambio es que se está jugando en el proceso electoral del 2014, a la alternancia entre conservadurismo inhumano, criminal e injusto reflejado en la derecha escuadronera y corrupta de arena versus el movimiento popular revolucionario, humanista, justo y futurista reflejado en el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, compuesto de alianzas entre sectores progresistas, humanistas, social cristianos, social demócratas y revolucionarios socialistas, con un valioso antecedente político con cambios visibles, tangibles, palpables y reales ejecutados en los cinco años de gobierno de las alianzas entre Funes y el FMLN, del que solo los egoístas, prepotentes, mafiosos, corruptos y soberbios, pueden negar los cambios efectuados en beneficio real de casi 6 millones de salvadoreños y salvadoreñas. Es de entender que el régimen y sistema de gobierno impuesto por el imperio español, culminado por sus criollos en el proceso independentista del siglo XVIII,  remozado y reforzado después por el imperio yankee, crearon una cultura política inhumana, injusta y represiva, siendo siempre desventajoso para los pobres extremos que son el 45%, pobres funcionales el 25%, y menos pobres el 15%; cayó en desgracia y ahora inicia su debacle histórica, porque las inmensas mayorías abrieron sus sentidos humanos y su entendimiento, para sepultar de una vez por todas con las injusticias e impunidades del sistema capitalista, salvaje, rastrero, sucio y perverso, acto que será contundente votando por la izquierda el 2 de febrero del 2014.

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