“SI NO ESTÁS DE ACUERDO CONMIGO TE DESTRUYO”
Por Mauricio Vallejo Márquez
En nuestro país nos faltamos el respeto. Basta con tener una opinión diferente para que existan innumerables insultos e improperios en las redes sociales. Lamentable situación que deteriora las relaciones. Lo triste es que algunos en lugar de frenarlas las alientan.
El respeto a las personas es algo que se enseñaba para mantener la civilidad. Desde niños nos educan basados en el respeto, nos potencian con frases como la dicha por Benito Juárez: “el respeto al derecho ajeno es la paz”. Olvidan que cohabitamos el mundo, la patria, y para que en las ciudades la gente se lleve bien y coexista resulta fundamental ser civilizados. Sin embargo, dentro de la misma sociedad surgen individuos que pasan por alto esto y deciden formar su propia ética en la que intimidar, someter, amedrentar, atemorizar, acosar y burlarse de las personas que no están de acuerdo con ellas son el manual de acción. Y al final gana el que más desacredite al rival sin importar si es correcto o no.
Cuando los niños se encuentran en edad escolar deben enfrentar a otros niños abusadores que se dedican a denigrar, acosar y destruir. Deben pasar por ansiedad y depresión para sobrevivir esa etapa en la que el resto de infantes se convierten en cómplices por seguir al líder hasta que deciden tomarse la justicia por sus propias manos, ya que por lo general las autoridades no hacen nada al respecto. Sin dejar de lado que a veces esos improperios no se quedan solo en insultos e intimidación, sino que se transforman en golpes y en ocasiones hasta en la muerte. Así vivimos. Muestra de ello, muchos jóvenes resultan sumidos en la delincuencia o en las pandillas.
Nuestros días se han convertido en un escenario donde la intimidación no sólo se da en el ambiente físico, sino en las redes sociales. Basta no estar de acuerdo con algo que dijo el político de moda para recibir toda clase de insultos y amenazas en las redes sociales. Y estos abusos son utilizados como un instrumento de partidos políticos y personajes que imponen su voluntad sin importar la verdad, las alternativas y las buenas relaciones. Recordando los métodos usados por regímenes totalitarios, tiranías y dictaduras para mantener a raya a la disidencia y a los rivales políticos.
Somos un país. La gente que lo habitamos tenemos diversos orígenes étnicos, provenimos de distintas clases sociales y poseemos diversos pensamientos políticos. ¿Por qué no respetarnos? Las ideas de los demás enriquecen las nuestras, el debate sano con argumentos y fundamentos esclarece el camino. Debemos aprender a escucharnos para poder construirnos como nación. Aquel que dice: “Si no estás de acuerdo conmigo te destruyo”, no es una persona que busque el bien común. El que denigra a otro para ganarle la discusión no es la persona correcta para ser un líder.
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