Renán Alcides Orellana
“… otro gallo nos cantara”, buy viagra esta parafraseada frase popular, rx ahora ya con carta de ciudadanía, cialis es como una constante, mezcla de impotencia e ira, que gravita entre la población laboriosa y honesta, al hacer un recuento de tanta corrupción (despilfarro y malos manejos de la cosa pública), que ha caracterizado a los gobiernos anteriores, a unos más que a otros.
Y hay sobrada razón. Para desgracia nuestra, somos dueños de una vil y condenable historia de corrupción, especialmente en el actuar de algunos políticos de las más altas esferas de gobierno, que siempre han hecho “su agosto” en todos los meses del año. Y lo peor, con total impunidad de la que han hecho -hacen- gala, asistidos por terceras personas, cómplices o “destinatarios”.
Referida la corrupción únicamente al campo político económico, muchos ex funcionarios de los gobiernos posteriores a los Acuerdos de Paz (1992), con mínimas excepciones, tienen en su haber no sólo fuertes señalamientos, sino evidentes hechos delictivos (¡lástima la impunidad!): Insepro/Finsepro, ISSS, Anda, BFA, MSP, ISTA, MOP…, como negra mancha en los anales históricos del país, en cuanto a enriquecimiento ilícito y otros malos manejos de la cosa pública. Y hasta hoy, en casi todos, el mismo denominador común: LA IMPUNIDAD.
Son hechos que reportan altas cifras de dinero, de cuyos autores un gran porcentaje está libre por haber prescrito los juicios; y otro porcentaje, muy mínimo, guarda prisión. Pero, con mayor énfasis, hay que añadir a los dómines del peculado, quienes, gozando de enormes privilegios, pese a fuertes sospechas de enriquecimiento ilícito y, además, de posibles intentos de fuga, por decisión del juez “purgan” libremente su detención en su residencia (arresto domiciliar), custodiados por agentes policiales, que mucho bien harían al pueblo patrullando ciudades y cantones. En estos casos, el juez podrá alegar legalidad, pero no acusa moralidad. Y menos, respeto a la conciencia ciudadana. El parecido de esto último con el caso Francisco Flores/Taiwán, no es coincidencia. Sólo que, en este caso, la semana pasada se revocó la sentencia del juez y, por decisión de la Cámara respectiva, Flores deberá ir a prisión, en celda especial o en un centro penitenciario.
Sería larga la lista de personas, todas de cuello blanco, que han golpeado -golpean- el rostro de la población honrada, bien por manejo fraudulento de fondos o por otras maneras impropias de proceder. Seguramente “otro gallo nos cantara…”si, “gracias” a la impunidad, las cifras millonarios no hubieran ido a parar a los bolsillos de tantos “saqueadores” del Estado. Y duele más, porque esas cifras siempre han afectado a la población más humilde. De esa población que, con su voto, los eligió, confiando en falsas promesas y en falsas apariencias de políticos inescrupulosos.
Sin embargo, hoy hay señales de “anti impunidad” -pequeñísimas, pero señales al fin- de una mínima luz al final del túnel que, en el campo jurídico-económico, genera una esperanza. La revocatoria de la Cámara al arresto domiciliar de Flores, es buena señal de que “sí se puede” contra la impunidad, pese a las muchas influencias y poderes fácticos. Poco a poco. Este intento, lento pero seguro, de hacer justicia en defensa del Estado de Derecho, será una manera apreciable de hacer Patria. ¡Así sea!
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PUNTO Y APARTE. Si no fuera porque algunos jueces, más que impartir justicia han encubierto ilícitos económicos de cuello blanco, a estas alturas hubiera muchos ex funcionarios presos y, lo que sería mejor, las arcas del Estado habrían recobrado gran parte de lo robado… (RAO).