Luis Antonio Chávez
Escritor y periodista
Descubrió su amor por la literatura cuando cumplía los seis años en la ciudad en donde pasó su niñez: Apopa. En esa época estudiaba en el Centro Escolar Vicente Acosta. Su abuela le llenó la cabeza de sueños al tararearle canciones de cuna; su padre, ed quien escribía en periódicos y revistas estatales, cure lo imantó de las letras. Amante del teatro, habla varios idiomas. Le consideran dadaísta, pues escribe lo que siente y ve. Mustafa Al-Salvadori es en la actualidad el presidente y uno de los motores de la Asociación Cultural Islámica Shiita de El Salvador, donde actualmente se imparte el primer curso de idioma persa en el país. Es editor, poeta… ha publicado tres libros y estas son sus apreciaciones sobre la literatura.
P-¿Cómo te inicias en la poesía?
R-La poesía no es lo que escribimos, para mí la vida es la poesía, y lo que escribimos es apenas nuestra experiencia sobre la vida, a esa experiencia otros —no yo— le llaman poesía. El primer texto «poético» lo escribí a los seis años, se lo dediqué a mi cena.
P-En el libro ‘La sombra que sueña con vos’ encontramos versos que hablan del mundo islámico, pero también de El Salvador, ¿cómo logras esa simbiosis de dos lugares tan distantes entre sí pero tan cerca en tu corazón?
R-Bueno, es que vivo y pertenezco a ambos lugares (El Salvador y la República Islámica de Irán). Como lo he dicho antes: simplemente escribo mis experiencias. Es más, muchos piensan que hago crítica social, cuando en realidad sólo plasmo lo que veo, lo que vivo.
P-En tus textos encontramos versos irreverentes, dadaístas, versos que rompen con los esquemas, y esa es la esencia del auténtico poeta que siempre está en la búsqueda de nuevas formas de escribir poesía, versos románticos, pero no son esos versos cursis que estamos acostumbrados a leer en ciertos libros, sino que es la poesía que dice bastante y enseña formas y estilos de escribirla.
R-Bueno, no todos los que escribimos somos románticos de la misma manera, yo tengo mi propia forma de serlo y vos la tuya, así es que no se espere calcos de romanticismo en mis textos.
P-Con el libro ‘La sombra que sueña con vos’, que lo obtuve hace tres años, conocí a un poeta que habla de amor, pero también que le duele su país y la forma cómo le han sangrado aquellos que consideran que lo aman cuando en realidad le han reprimido.
R-A mí no sólo me duele lo que ocurra en El Salvador sino a nivel mundial, prueba de ello es la cita de Sa’adi (poeta persa del siglo XIII) que plasmo en mi nuevo libro ‘Mil amores y una eterna soledad’, y que dice «Si eres indiferente ante el dolor humano, no mereces llamarte ser humano». Soy una persona sensible ante cualquier dolor, ante cualquier opresión, sin importarme que sea en El Salvador o en Palestina, como está sucediendo en estos momentos en que el pueblo palestino está siendo víctima de un genocidio. Entonces, si nuestros textos no sirven para hablar sobre aquello que otros callan, simple y sencillamente no estamos cumpliendo nuestro objetivo como poetas.
P-En sus escritos no sólo recuerda sus vivencias sino que las plasma y nos lleva por escondrijos donde rompe los esquemas tradicionales de la poesía.
R-Una cuestión interesante es que por más que parezcan fantásticos o ficticios algunos de mis textos, todos son experiencias, ya sea personales o de aquellos que me rodean, es decir, familiares e incluso amigos… son textos realistas, aunque me gusta jugar mucho con las palabras porque me fascinan, me encantan los idiomas.
P-En el Oriente Medio se ama la religión y todo aquello que hable de amor, los chinos aman la naturaleza… tus versos, Mustafa, no son Haiku, pero en el estilo libre nos hablas de la vida, nos habla del amor.
R-Mis versos le cantan a todo lo que mis ojos ven, le cantan a la creación de Dios, pues no hay nada más hermoso que la creación de Dios, y nosotros estamos incluidos en ella, así es que mis versos son una especie de elegía completa para el Creador.
P-Carlos García le canta a El Salvador desde España; Mustafa Al-Salvadori le canta desde Irán. La nostalgia está adherida al hombre… en esta ocasión nos traes versos sangrando, pero a la vez llenos de amor.
R-Gracias a Dios que hoy contamos con medios de comunicación, como la Internet, el correo electrónico para estar en contacto con el mundo exterior y no estar ajenos a lo que está aconteciendo. Si bien es cierto que vivo a miles de kilómetros de mi querida San Salvador, eso no indica que yo sea negligente en el sentido que no esté pendiente de la realidad de mi país. Yo moro en un rincón de la ciudad Santa de Qom, pero a diario veo los periódicos salvadoreños, pues no quiero cometer eso que llamo «falta de responsabilidad» y pasar los días y noches tranquilamente en esos rincones del Medio Oriente y olvidarme de lo que soy: un salvadoreño más, alguien que extraña su tierra, eso sería inaceptable.
P-Dentro de la literatura existen escritores que te marcan… Khalil Gibran, un escritor libanés exquisito; Miguel Hernández, un poeta campesino asesinado durante la revolución española. ¿Qué escritores te han marcado?
P-No necesariamente nos tienen que marcar otros escritores o poetas, también nos marcan las personas con otros oficios, con una gran sensibilidad social. En lo personal quien me marcó mucho es mi abuela, en mis primeros años de vida fue ella quien me cantaba estribillos; en segundo lugar, mi padre escribía para revistas institucionales y en algunos periódicos, él me enseñó el amor a las letras, se hacía llamar José Óscar Golondrina, crecí en ese ambiente con mucho amor a las letras, a las palabras, al idioma mismo, pero, quien me marcó más que nadie fue mi maestro Tristan Tzara, uno de los autores más importantes de la corriente dadaísta, un rumano que desarrolló su literatura sobre todo en lengua francesa. Mi opinión muy personal, es que Tzara es el máximo exponente del dadá.
P-En El Salvador tenemos a Roque Dalton y quien se digne de ser escritor, ya no digamos poeta, si no lo lee está cometiendo un crimen; también tenemos, en narrativa, a Salarrué, a quien el escritor mexicano Juan Rulfo llegó a considerar su maestro. ¿Qué otros escritores consideras que llegaron a marcarte en el campo de la literatura, aparte de Tristan Tzara, por supuesto?
R-En mi juventud llegué a identificarme con las letras de Roque Dalton, un personaje que es un referente de El Salvador en el resto del mundo, tanto así que he conocido gente en Teherán que ha leído a Roque Dalton. En mi niñez estudié en el Centro Escolar Vicente Acosta, en Apopa, ahí leí los primeros textos poéticos de Vicente Acosta, un poeta del silgo XIX; al principio lo leía por obligación, pero después por gusto propio; también leía los versos de Hildebrando Juárez y de su hermano, Salvador Juárez, poetas apopenses que se entremezclaban con las historias que oía sobre el pintor Noé Canjura… todo ese ambiente, sin duda alguna, me influenció y me marcó tanto que he seguido —de alguna manera— sus pasos.
P-Publicar en El Salvador es una quijotada. Tú llevas tres libros, entre ellos “La sombra que sueña con vos”, ‘El corazón en la revolución’, ‘Mil amores y una eterna soledad’. De este último libro ya leí algunos versos que sin dudas son textos llenos de amor que darán de qué hablar en nuestro país, ¿cómo nace esa quijotada de publicar en El Salvador, sabiendo de antemano que en nuestro país nadie lee y quien lee en vez de comprarte el ejemplar te lo pide regalado?
R-“Mil amores y una eterna soledad’ es el libro que está por salir de la imprenta, como antecedente te diré que el ser humano se enamora de todo. Hoy en día es tan usual encontrar amantes de todas las cosas antes que de las personas, vemos gente amante de sus celulares, de su computadora, del Facebook, del Internet, cuando vos amás miles de cosas llegás a ese estado: tenés «mil amores», pero en cuanto no encontrés a la persona amada estarás en «una eterna soledad».
P-Y la quijotada de estar publicando en El Salvador donde hay pocos lectores, donde la gente prefiere gastar el dinero en el celular de moda y no comprar un libro que cuesta cuatro o cinco dólares, te dicen «muy caro», pero te compran el celular con más tecnología aunque alcancen un precio de hasta 300 dólares.
R-Hay personas que tienen un concepto equivocado de los libros, algunos piensan que los libros muerden y tienen miedo de tocarlos, hay otros que piensan que leer es entrar al Facebook y estar viendo los mensajes y bromas que otros publican… así gastan minutos, horas o días enteros en esas lecturas, otros, como lo denuncio en el texto El estrés del barco pirata, sólo ven aquellas cosas que les parecen interesantes como las Cartas a María, Los anuncios publicitarios… lamentablemente nuestros periódicos grandes no nuestros grandes periódicos se ha convertido en simples catálogos publicitarios que traen como bonos algunas notas en forma de noticias, pero la mayoría de esas 60 páginas que comprás son publicidad, convirtiéndose en una falta de respeto… estamos para educarnos mutuamente, no para deseducarnos, desinformarnos, no para enseñarle anticultura a la gente, aquí estamos invirtiendo los valores del pueblo. Es muy doloroso ver a los jóvenes… hablo de ellos por ser antes que nadie las víctimas de toda esa alienación e invasión cultural… A un joven, si se le pregunta qué es ser salvadoreño, rara vez sabrá contestar.
P-Las redes sociales lejos de unir a las familias las han desunido. Las reuniones familiares se han vuelto un verdadero monólogo, nadie se saluda y se faltan el respeto, pues responden al viento y no interpretan lo que se les dice por estar imbuidos en el Facebook, ya no digamos a la hora de entregar tareas escolares, sólo copian y no leen. Los hijos no disfrutan a sus padres ni respetan las horas de comida por estar navegando en Internet. ¿Consideras que publicar un libro en papel será lo mismo que subirlo al ciberespacio?
R-Los medios modernos benefician a los lectores al usarlos de forma positiva. El problema es que algunos de nosotros no hemos descubierto las ventajas. Por ejemplo, en una computadora laptop tengo como 3000 libros, entre novelas, teatro o poesía… algo que impreso me hubiese costado mucho dinero, es más algunos libros no los hubiese podido encontrar por mucho que los buscase. En uno de mis viajes a El Salvador, en vez de comprarme el teléfono de moda me compré un aparato para leer libros electrónicos, qué quiero decir con esto, que si el usuario de Internet pudiese aprovechar esos medios, ganaría mucho. Habrá ganado mucho culturalmente hablando, y al mismo tiempo ahorrado tiempo y dinero. Tal vez suene muy duro pero a veces algunas personas lo único inteligente que aparentan tener es el teléfono…
P-Tú que has viajado mucho, ¿cuál es el mensaje para los jóvenes que gustan de la literatura?
R-Tanto el opresor como el oprimido merecen el infierno. El primero por oprimir y el segundo por dejarse oprimir. La manera más rápida de convertirte en un oprimido es cerrar los libros, si querés ser una persona digna, tenés que buscar el conocimiento y el lugar más accesible para obtenerlo son los libros. Yo exhorto al pueblo salvadoreño a que por favor regalemos y regalémonos libros. Leamos las páginas que queramos de ellos, no necesariamente debemos leerlos de principio a fin; lo importante es que abramos un buen libro y nos sumerjamos en él. No dejemos de leer. Si amás a alguien regalale un libro, sino lo amás llevalo al cine a ver una película de Hollywood donde más que actuación haya efectos especiales.
Nos despedimos de Mustafa Al-Salvadori con una sensación de haber querido seguir charlando con este poeta universal pues tuvimos la sensación de que algo se nos quedaba en el tintero.
Ciudad de Los Quemados
Julio 18 de 2014
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