Joaquín Villolobos, hospital en su artículo “Tres familias controlan los medios de comunicación”, ambulance publicado recientemente en el periódico digital La Página, ask hace referencia no solo a la monopolización de los medios de comunicación, sino también, a la forma perversa en el manejo de los mensajes”.
Obviamente, Villalobos no ha descubierto nada, pues, eso lo sabía él desde la década de los 70, cuando se incorporó a la guerrilla, y luego de la firma de la paz, cuando se convirtió en articulista de los dos diarios matutinos de mayor circulación, para atacar a su ex partido político, el FMLN.
Pero Villalobos tiene razón, en toda su argumentación, que ojalá y fuera sostenida en el tiempo, cuando dice que:
“Estos periódicos y canales de televisión son los que más influencian la vida nacional, se consideran dueños de la verdad y de la moral. Son ellos los que definen ante la opinión pública quiénes son los buenos y quiénes son los malos. Su poder de intimidación es muy grande. Ni antes ni ahora estos medios han representado a la libre expresión y el libre mercado, por el contrario, son responsables de que ambas libertades sigan limitadas en el país”.
El ex comandante guerrillero se está refiriendo al Diario de Hoy, La Prensa Gráfica y los canales 2,4,5 y 6. Es decir, a la familia Altamirano, la Dutriz y la Esersky.
Y es que, en efecto, esos medios, por cierto se llevan un gran porcentaje en la publicidad de Gobierno, sin que dejen nada a cambio. Es decir, sin que contribuyan en nada a mayor democracia, sin que den el más mínimo aporte para que la pluralidad en el país no sea cosa extraña, o del otro mundo, pues, hasta el día de hoy, han defendido a capa y espada los intereses del bloque dominante.
Si Villalobos recuerda los textos de Lenín y sobre todo de Gramsci, sobre el papel de los medios en la super estructura, no debería extrañarle. Lo que no significa que las cosas sigan como estén, pues, otro bloque hegemónico sigue siendo necesario en El Salvador. Esto pasa, por construir o fortalecer nuevos instrumentos ideológicos (los medios, por ejemplo), que contribuyan a este fin.
Joaquín, conocido en la guerra como “Atilio”, dice que: “Los medios fueron un pilar fundamental del autoritarismo, defendiendo fraudes electorales, desprestigiando opositores y creando miedo”. Creo que Atilio se queda corto, pues, esos medios a los que él se refiere, siguen desprestigiando a los otroras opositores, es decir, la izquierda, hoy en el poder, y siguen creando miedo.
No dudamos, que la resolución de la Sala de lo Constitucional, con respecto al canal 11, que somete a la Superindententa de la Siget, a los designios de los representantes de la empresa privada en esa entidad de Gobierno, fue producto del miedo que provocó la campaña de Boris Esesrki, contra los supuestos “amaños”. Amaños que han sido una práctica, según la vox populi, en la asignación de todas las frecuencias del espectro radioeléctrico.
Ojalá, y Don Hato Hasbún, lea el artículo del excomandante Villalobos, para que, en su estrategia, no solo tenga presentes a los señores del poder mediático tradicional, y que tome en cuenta a los que, históricamente vienen luchando contra los “tiburones”, con la única intención de ser parte importante, y no los únicos, del contrapeso a la concentración de poder económico y mediático en El Salvador.