Santiago Leiva
@Santileij
Roberto Membreño no aparta la sonrisa de su rostro. Está feliz. Una vez más, forma parte de los 12 guerreros que representaran a El Salvador en la eliminatoria mundialista de fútbol playa Bahamas 2017 y, aunque es su séptima participación consecutiva, lleva en su maleta la ilusión de un novato.
“Estoy contento porque voy a una nueva eliminatoria; todas han sido importantes, pero esta es especial por el hecho de que posiblemente ya sea la última”, dice el “Patrón” de Rancho Viejo. “De los viejos que iniciamos este proceso solo estamos Toño y yo”, agrega el experimentado jugador playero.
Junto a Tomás Antonio Hernández, Roberto forma parte de la primera camada de jugadores que construyeron los cimientos de la que sería más tarde la selección más laureada de El Salvador. Su andar por la Azul playera se remonta a la eliminatoria mundialista de 2007, y en adelante ha confirmado su participación en 2008, 2009, 2010, 2013 y 2015.
Además, tiene sobre sus espaldas cuatro mundiales y todavía sueña con asistir a un quinto, aunque sabe que con 36 años ya se va acercando el momento de ceder su espacio a nuevos talentos de la modalidad.
“No sé si podremos estar en la selección más allá, porque hay gente joven que está practicando y no sé si me toque dar un paso al costado”, advierte Membreño, quien a la vez es consciente de que “hay que darle la oportunidad al joven para que pueda vestir la camisa azul”.
No obstante, por ahora, más que pensar en un retiro, sus ojos están enfocados en realizar una buena eliminatoria y eso pasa por quedarse con uno de los dos boletos para asistir a la Copa del Mundo.
Admirado
El aporte futbolístico de Roberto quizá ya no sea tan determinante como años atrás, pero además de experiencia, se vuelve para el grupo un ejemplo de obediencia y disciplina, lo que le convierte en una pieza importante para Gallo.
“Siempre me ha gustado apoyar a la gente nueva, darles una palmadita en la espada y decirles que hay que hacer las cosas bien. Darles palabras de aliento”, revela el jugador.
En su isla también se ha convertido en un ídolo para los muchachos jóvenes y niños que gustan del fútbol playa.
“Me admiran no solo por representar al país, sino que también a mi isla Rancho Viejo. Siempre ellos quieren ser como nosotros. Se acercan a mí y quieren ser igual que yo”, confiesa humildemente Membreño. De ahí que Roberto no quiere defraudar ni al país ni a su gente.
“Llevo esa responsabilidad de hacer las cosas bien. Les fallamos la última vez y llevamos la mentalidad de que no vuelva a pasar”, concluye el “Patrón”.