Iván Escobar
Colaborador
Historiadores, antropólogos, arqueólogos, etnohistoriadores, escritores, docentes universitarios, así como una representación de pueblos originarios del país participaron este fin de semana en el Simposio desarrollado en el marco del 500 aniversario del inicio de la invasión española en territorio ahora salvadoreño.
El Simposio “Encuentro de dos mundos 1524-2024: a 500 años de la primera incursión española a Cuscatlán” tuvo lugar en las instalaciones del Museo Universitario de Antropología (MUA) de la Universidad Tecnológica, en San Salvador, contó con el apoyo de la Dirección de Cultura de esta universidad, la Universidad de Yale, la Academia Salvadoreña de Historia, el Consejo Internacional de Museos ICOM, y el Museo Marte.
Hay que recordar que el 8 de junio de 1524, Pedro de Alvarado llegó a lo que hoy es Acajutla, en el departamento de Sonsonate, luego de atravesar el río paz, venía Guatemala, donde había iniciado un recorrido encomendado por Hernán Cortes, autoridad superior y conquistador de México, para cumplir con la enmienda de expandir el poderío de la corona española tierras al sur.
Esta fecha, los pueblos originarios de El Salvador la tienen viva y consideran que fue una época de dolor, ya que fue cuando se dio la batalla de Acaxual, una cruenta lucha entre españoles y locales, que se enfrentaron con férrea resistencia a los invasores.
Se dice que Alvarado venía acompañado y apoyado por guerreros tlaxcaltecas, así como de otras poblaciones del sur de México y Guatemala, que establecieron ciertas alianzas en favor de la corona.
Pero en esta oportunidad Alvarado sufrió una herida de flecha, a cargo de Atonal, líder indígena nahua-pipiles, como se les conocía a pobladores locales de aquella época. Aunque la figura de Atonal ha sido prácticamente invisibilizada por la historia oficial, por lo cual los pueblos de occidente piden profundizar en ello y dignificar a este líder ancestral.
Se han cumplido 500 años de aquella incursión primaria, que continuó a lo largo del mes de junio de 1524, con el objetivo de los invasores de someter a más poblaciones originarias, es así que el 13 del mismo se dio la batalla de Tacuscalco, otra población del occidente del país que enfrentó a los españoles. Se dice que el día 15 de junio de aquel año, llegó con sus guerreros a Miahuatlán ubicado en lo que hoy sería el cantón Los Lagartos de San Julián, siempre en Sonsonate, luego continúo días posteriores hasta llegar al señorío de Cuscatán, donde también encontró resistencia.
Si bien las batallas al final favorecieron a los invasores, los pueblos 500 años después reiteran que están vivos y “seguimos resistiendo”, externó el tata Rafael Latin, ex alcalde del Común de Izalco y vocero del Consejo Ancestral de los Comunes de los Territorios Indígenas (CACTI), al cierre la jornada de este sábado 15 de junio.
El representante de la comunidad indígena agradeció a los organizadores el tomar en cuenta una comitiva del Consejo, en representación de los históricos municipios de Nahuizalco e Izalco, e instó a continuar con este tipo de esfuerzos que contribuyen a entender la historia y también escuchar a los pueblos originarios.
También llamó a los demás pueblos del país a unir esfuerzos, y en conjunto buscar soluciones a sus problemas históricos como la marginación, explotación, marginación, violencia que ha imperado por siglos.
Ramón Rivas, director de cultura de la Universidad Tecnológica, dijo que este Simposio “es histórico” y ha permitido reunir a importantes investigadores, dejando una huella importante en el quehacer académico desde ya, incluso se adelantó que se trabajará un libro conmemorativo para que las participaciones e investigaciones sean conocidas por toda la sociedad, no solo la academia. “Este día presentamos a consagrados investigadores, historiadores, arqueólogos y antropólogos, quienes presentan sus investigaciones para poder generar un enriquecedor debate y conocimiento de hechos históricos”, precisó.
Rivas subrayó que hay importantes investigaciones que han sido base de partida para los alcances que hoy se tienen a favor de la historia, no repetir los errores del pasado y dar voz a todos los actores involucrados.
Rivas mencionó el trabajo del arqueólogo estadounidense Paul Amaroli con su libro: “Arqueología de El Salvador”, los aporte del Dr. Pedro Escalante Arce, con sus textos: “Tlaxcala en Centroamérica”, y el trabajo del arqueólogo e historiador Herbert Erquicia, con su más reciente publicación: “Del señorío de Cuscatlán a la villa de San Salvador”, entre otros. “Sus investigaciones son los procesos y recorridos que realizaron tanto los españoles como los grupos prehispánicos en esta lucha de conquista…los poderosos, los que ganan las guerras son quienes han manipulado la historia”, dijo, por lo cual la academia hoy tiene la responsabilidad de dar respuesta a tanta duda que quedó desde hace mucho.
En dste punto coincidieron los antropólogos Hugo Díaz, Herbert Erquicia y el historiador Pedro Escalante Arce, quienes coinciden en la necesidad de reivindicar el trabajo académico y llevarlo a mejor comprensión de la población, que al final es la que requiere de datos para comprender el porqué de nuestro comportamiento como sociedad.
Entre los temas que se abordaron en la jornada están: “Los Conquistadores”, “Cuscatlán: de lo Pipil a lo Maya”, “La Confederación Izalca: un altepetl complejo registrado por los tlaxcaltecas en 1524”, “La Arqueología de Cuscatlán”. Los conversatorios: “A 500 años, reflexiones sobre la Provincia de Cuscatlán desde la historia, la arqueología y la identidad salvadoreña” y “Las guerras de conquista
desde la mirada de la leyenda negra, de indígenas, de españoles y de la historia crítica”.
Además se presentaron los libros: “Del Señorío de Cuscatlán a la villa de San Salvador”, y “La Visión de la Conquista”, del antropólogo y etnohistoriador holandés, Ruud Van Akkeren, con una experiencia de casi 30 años residiendo entre las comunidades indígenas guatemaltecas.
El simposio cerró con el compromiso de los asistentes y ponentes de dar continuidad a la temática, y el seguir incorporando a las comunidades indígenas para ir ampliando los aportes históricos, y así romper con la desinformación que en muchas ocasiones se impone desde la oficialidad.
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