París/AFP
Activistas de Greenpeace derramaron este lunes 3.000 litros de melaza frente a la sede de la compañía francesa Total cerca de París para protestar contra un proyecto de exploración petrolera en la desembocadura del río Amazonas, en Brasil.
«Total, amenaza oficial del arrecife del Amazonas», «Salvemos el arrecife del Amazonas», reclamaban las pancartas de la quincena de activistas que vertieron melaza en una zona de unos 400 m2 en La Defense, barrio de negocios situado a las afueras de la capital francesa.
«Es una acción simbólica, vamos a simular una marea negra como si fuera un mensaje de devolución al remitente. Queremos lanzar un mensaje fuerte», declaró a la AFP uno de los activistas.
Una veintena de policías llegaron al lugar de la protesta poco después de que se derramara la melaza. La acción finalizó sin que se produjera ninguna detención.
Los activistas también protestaron en Bélgica, Holanda, Alemania, Hungría, Suiza y Reino Unido.
El proyecto de exploración petrolera podría empezar este año, una vez que el grupo «haya obtenido las licencias medioambientales» necesarias del gobierno brasileño, según Greenpeace.
Para la oenegé, el proyecto pone en peligro un arrecife de coral descubierto en 2016 frente a las costas del norte de Brasil, donde el Amazonas desemboca en el océano Atlántico.
Algo que niega el gigante petrolero francés en una carta enviada el 8 de febrero a Greenpeace, tras haber sido contactada por la ONG el mes anterior.
«Nuestros permisos de exploración no se superponen con el posicionamiento de los arrecifes descritos por la comunidad científica», escribe Manoelle Lepoutre, directora del departamento de Compromiso y Sociedad Civil de Total, en esta carta consultada por la AFP.
«La investigación pública confirmó la ausencia de impacto de nuestras operaciones en los arrecifes: el pozo más cercano que será perforado estará situado a 28 km de distancia», asegura.
Los bloques de exploración en cuestión, explotados conjuntamente con la brasileña Petrobras y la británica BP, podrían llevar a la perforación de pozos este año, si se obtienen los permisos necesarios de las autoridades brasileñas, confirmó una portavoz de Total.
Pero Greenpeace deploró que la carta no «incluya ningún cuestionamiento de parte de Total», a la vez que aseguró que los 28 km de distancia «no cambian en nada» el riesgo para los arrecifes, según Edina Ifticene, encargada de la campaña Océanos de la ONG.
«La línea de concesión está a 8 km y Total prevé una técnica ‘off-shore’ ultraprofunda, de 2.500 metros. Imagínense los escombros y el impacto en esta zona ya muy sedimentada», afirmó.
«Sin hablar del riesgo de accidente: en ese caso, el petróleo no se quedará en su zona, pudiendo mezclarse muy fácilmente con el coral. Y si alcanza la costa, no habrá forma alguna de limpiar el manglar», advirtió Ifticene.
No es la primera vez que Greenpeace se opone a un proyecto de Total: en 2009, organizó una campaña contra un proyecto ligado a la explotación de arenas bituminosas en Canadá.