José Guillermo Mártir Hidalgo
Roberto Sáenz en su obra “Apuntes de formación: ciencia y arte de la política revolucionaria” expresa1, search clinic que la política es la continuación de la guerra cotidiana entre las clases sociales. Ya que entre ellas hay un antagonismo fundamental, view unas clases procuran todo y otras sufren privaciones. Los oprimidos luchan por una vida mejor y los privilegiados, viagra por conservar sus privilegios.
Maurice Duverger, en su obra “Introducción a la Política”, afirma que2, la lucha política se da entre los satisfechos con el orden social, quienes buscan mantenerlo y los insatisfechos con el orden social, quienes buscan cambiarlo. La derecha puede oponerse a toda reforma, que es la actitud de los ultra conservadores o irlo modificando, que es la actitud de los conservadores moderados. La izquierda puede cambiar violentamente el orden social, que es la actitud de los revolucionarios o bien, irlo corrigiendo poco a poco, que es la actitud de los reformistas.
La contienda política se libra a través de organismos especializados: los partidos políticos y los grupos de presión. Los partidos políticos tienen como objetivo la conquista del poder o parte de él. En cambio los grupos de presión tienen como objetivo, influir sobre los detentadores del poder. Los partidos políticos son instituciones que defienden intereses de las clases en pugna.
Norberto Bobbio plantea en su obra “Derecha e izquierda: razones y significados de una distinción política” que3, derecha e izquierda son ideologías distintas y programas contrapuestos. La izquierda es igualitaria y apuesta a reducir la desigualdad. La derecha es inigualitaria y considera que las desigualdades son naturales. Por eso, la izquierda es progreso y la derecha conservación.
La izquierda apuesta a la autodirección y la derecha a la heterodirección. La izquierda está a favor de las clases inferiores y la derecha, a favor de las clases superiores. La izquierda fomenta el racionalismo y la derecha, el irracionalismo. La derecha y la izquierda difieren ante el ideal de igualdad. Por eso el poder en manos de las clases privilegiadas, se usa en aras de sus propios intereses. En cambio el poder en manos de las clases dominadas y explotadas, buscarán su propio interés, pero, actuarán en el interés general.
Cuando la Constitución marca que hay que elegir a representantes del pueblo, sujetos que pretenden ser escogidos se presentan como candidatos y difunden sus programas políticos. El candidato es una persona que aspira a acceder a determinado cargo político4.
El concepto nació en la Antigua Roma. Los Tribunos que pujaban a un cargo, usaban una toga blanca durante las campañas políticas. Su objetivo era generar una buena impresión entre los ciudadanos.
La candidatura puede ser propuesta por uno mismo o por terceros. Además, el candidato debe tener ciertas cualidades para ocupar un cargo. Dentro de ellas se puede citar que el candidato sea respetuoso, comunicador, líder, conciliador, empático, tolerante, sincero, justo y con capacidad para controlar sus impulsos y emociones.
En las democracias representativas, la candidatura para accesar a cargos es a través de los partidos políticos. Y la elección del candidato por su propio partido puede ser de manera directa, por la dirección del partido o por elecciones internas, como las primarias.
El outsider es alguien nuevo en política5, pero, no todos los nuevos en políticas son outsiders. Los outsiders tienen que emerger por fuera del sistema político, el cual se encuentra monopolizado por los partidos políticos. La emergencia de los outsiders supone la existencia de un establishment político, por lo que lleva consigo un discurso anti partido. Aunque, hay outsiders tolerantes a la política partidaria. Lo común de los outsiders es la exacerbación de su personalidad y la improvisación organizativa y propositiva. Estos buscan representar el descontento social y crean un espejismo de representación. Con los outsiders las soluciones a las crisis se posponen, ya que la genuina representación es una mediación de las demandas movilizadas y no de aventuras mesiánicas que se ofertan a diestra y a siniestra.
Ahora bien, no todos los anti partidos son outsiders. Los insiders provienen de los mismos partidos políticos y presentan un discurso contra las “cúpulas partidarias”. El partido político salvadoreño Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) se auto define como conservador en lo político y liberal en lo económico6. Esto supone que es un partido político adverso a los cambios políticos, sociales o económicos radicales, oponiéndose al progresismo. A la vez, apuesta a la mínima interferencia del Estado en la economía, por ejemplo, su aversión a la política social. Lo que lo ubica como un partido de derecha, que defiende los intereses de las clases privilegiadas y refuerza la desigualdad.
Las nuevas candidaturas que lo encarnan en las próximas elecciones, se presentan como mesiánicos outsiders. Su publicidad electoral los presenta como personas anti partido, que podrán realizar cualquier propuesta. Cuando en la práctica, en la Asamblea Legislativa solo puede realizarse aquello que cuenta con la mayoría de votos que otorgan los partidos políticos. El eslogan del candidato Juan Valiente es un ejemplo: “un político menos, un servidor más”7. Pero más que outsiders simulan ser insiders que cuando sean diputados defenderán los intereses de los privilegiados y votarán según las directrices de su cúpula partidaria. Por eso, la publicidad electoral de algunos candidatos a diputados, principalmente del Partido ARENA, son un fraude ideológico, pues se presentan como alternancia a la partidocracia, como algo revolucionario, cuando en realidad no lo son. Ya que no serán independientes a las decisiones de la fracción partidaria.
Si nuestro sistema electoral tuviera en cuenta a los distritos electorales uninominales en la formación del parlamento8, tendría sentido campañas electorales como las promovidas por los candidatos de ARENA. Ya que el propietario del escaño podría sopesar su voto respondiendo a sus electores o a la directriz de la cúpula partidaria. Pero nuestro el sistema electoral aprecia a los distritos electorales plurinominales en la creación de la Asamblea Legislativa. Ésta modalidad revaloriza la capacidad del colectivo, más que la capacidad de una persona, pues hay un mayor constreñimiento partidario. Por eso es más sincera la postura del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), quien pide a la población votar por su bandera en los próximos comicios municipales y legislativos. “Porque esta bandera representa nuestro compromiso de avanzar junto al pueblo trabajando todos y todas”, dice su Secretario General, Medardo González9. El FMLN aspira ejecutar su plataforma legislativa basada en cuatro ejes: social, económico, seguridad y democracia, transparencia y participación ciudadana. Como partido político de izquierda10, apostará a reducir la desigualdad.