Alejandro Henríquez
En nuestro país -por el momento- contamos con cerca de 400 casos confirmados oficialmente de COVID-19. De las zonas más afectadas por el nuevo coronavirus son la ciudad de San Salvador, Soyapango, Ilopango, Apopa y Mejicanos; los cuales son de los territorios populosos y empobrecidos que integran el Área Metropolitana de San Salvador (AMSS). En estos municipios, se sabe, que cuentan con un sistema desigual e ineficiente de abastecimiento de agua potable; siendo esta una de las razones que han provocado el brote acelerado de SARS-COV.2.
El Derecho Humano al Agua –parafraseando a la Organización de las Naciones Unidas (ONU)- consiste en el derecho de toda persona a recibir agua de calidad, limpia, asequible, accesible y apta para el consumo humano; en cantidad, calidad y cobertura suficiente para uso personal y doméstico. Asimismo, el agua debe ser prioritariamente para consumo humano. Este derecho es indispensable para una vida humana digna (ver Observación General N°15 y Resolución 64/292 de la ONU).
En estos momentos, el agua, además de ser tan vital para todas las formas de vida, y para que el ser humano tenga una vida digna; la Organización Mundial de la Salud (OMS) la ha catalogado como un elemento indispensable, puesto que recomienda, como medida de protección básica, el lavado de manos con frecuencia durante 20 segundos; haciéndolo con abundante agua y jabón con la finalidad de matar el nuevo coronavirus.
No obstante, lo anterior aún a plena crisis de COVID-19, en donde la mayoría de casos que aparecen son clasificados como autóctonos; el Gabinete no ha elaborado y promovido propuestas de ley que busquen mejorar la dotación de agua en cantidad y calidad suficiente a favor de las comunidades empobrecidas.
Y es que no solamente no ha elaborado propuestas de ley con el fin antes mencionado; sino que, encima obstaculiza la labor de las Juntas de Agua Potable –estas son ADESCOS o Asociaciones sin Fines de Lucro administradas por una comunidad para su autoabastecimiento-. Basta con ver los hechos sucedidos a partir de la instalación de un cordón militar en el municipio de La Libertad; en donde dos personas que se dirigían a abastecer de agua a 321 familias en dicho municipio, fueron vapuleados por elementos militares.
Ahora bien, volviendo al AMSS es de recordar la penosa y dolorosa crisis de agua potable que padeció entre finales de enero y mediados de febrero; en el que las familias que habitan en zonas populosas de San Salvador, Soyapango, Apopa, Mejicanos, Soyapango e Ilopango; recibieron agua fétida, con sabor y color desagradable, haciéndola no apta para el consumo humano.
Esta crisis en el AMSS tuvo la explicación –por parte del presidente de la Administración Nacional de Acueductos y Alcantarillados, Frederick Benítez- que era causada por algas en el sistema de agua “Las Pavas”; lo cual, según la literatura científica, es imposible, debido a que las aguas del río Lempa –fuente de agua del cual se alimenta “Las Pavas”- es agua en constante corriente; haciendo imposible el proceso de eutrofización, el cual provoca la floración de algas en aguas estancadas. Al final, esta situación, degradante a la dignidad de las personas afectadas, culminó en la interpelación a Frederick Benítez y a la ministra de Salud.
Y es que es inaceptable que estas situaciones se produzcan y reproduzcan en esta crisis de salud. Es inaceptable que las familias que habitan en zonas marginales y populosas sigan siendo excluidas de un servicio eficiente y de calidad de agua potable. Es inaceptable que mientras estas familias sigan resistiendo y combatiendo la enfermedad de COVID-19 con agua insuficiente o insalubre, otras familias –principalmente las que habitan en residenciales o complejos urbanos- reciban agua de calidad y cantidad suficiente. Es inaceptable que cantidades voluminosas de agua de la mejor calidad sean reservadas y destinadas a favor de empresarios y sociedades anónimas con la finalidad de satisfacer sus intereses económicos a través de Convenios –verbigracia: Fideicomiso para la Ejecución del Proyecto de Mejoramiento del Sistema de Abastecimiento de Agua Potable en el Sur de los Municipios de Antiguo Cuscatlán, Santa Tecla, Nuevo Cuscatlán, San José Villanueva y Zaragoza (FIHIDRO) y el Convenio de Cooperación entre ANDA y Dueñas Hermanos Limitada, para la Perforación de Ocho Pozos Profundos y Desarrollo de Obras Complementarias, Proyecto “Ciudad Valle el Ángel”, Municipio de Apopa, departamento de San Salvador-.
Es cierto que todos estamos en el mismo mar, resistiendo una tempestad, pero no navegamos con la misma calidad de barcos para poder atravesarlo, unos andan barcos del mejor material y técnica de fabricación; mientras que otros andamos en cayucos. El combate a la enfermedad del nuevo coronavirus se realiza de manera desigual, no todos las y los salvadoreños tienen la disponibilidad de agua de calidad suficiente combatir este virus: unos tienen que caminar grandes distancias (lo cual en estos tiempos es difícil), otros pagar pipas o agua embotellada o, en otros casos, utilizar el agua de mala calidad que les es abastecida; mientras que, por otro lado, quienes más gozan de agua son aquellas personas con mayor capacidad económica, personas que han hecho una captura del Estado con la finalidad de satisfacer intereses de distinta naturaleza mediante la utilización y explotación masiva del agua.
En este tiempo de cuarentena hemos vivido dos fechas importantes para la naturaleza, el Día Mundial del Agua (22 de marzo de 2020) y el Día de la Tierra (22 de abril de 2020). En estas fechas, tanto la Asamblea Legislativa como el órgano Ejecutivo brillaron por su ausencia; por lo que considero que es oportuno hacer un llamado a la Asamblea legislativa a la aprobación de una Ley General de Aguas con los siguientes elementos: Agua como derecho humano, administración pública con participación ciudadana, régimen económico justo, agua como bien nacional de uso público y, enfoque de cuenca.
Por último, debemos exigir al órgano Ejecutivo la promoción de iniciativas que procuren la igualdad en el acceso al agua de calidad y cantidad aceptables, principalmente a favor de las personas de pocos ingresos, con la finalidad de fortalecer las medidas preventivas; y, además, revertir aquellos convenios o instrumentos legales que despojan a personas empobrecidas del goce del agua, puesto que estas maniobras lesivas priorizan el agua para construcción de residenciales de lujo o para el abastecimiento de agua a favor de las ya construidas. De esta forma, se combatirá de mejor manera al nuevo coronavirus, pero, a la vez, habrá un marco legal y político de agua a favor de las personas históricamente excluidas.