Julia Evelyn Martínez
La TROIKA formada por el OPUS DEI, sale la Fundación Sí a la Vida y El Diario de Hoy, ha iniciado una nueva cruzada en contra de los derechos de las mujeres salvadoreñas. Esta vez, ha enfilado sus armas de destrucción mediática y a sus mejores francotiradoras, para librar una batalla en contra de la solicitud de indulto para 17 humildes mujeres salvadoreñas que se encuentran en la cárcel acusadas injustamente de homicidio agravado.
El objetivo de esta ofensiva mediática es impedir a toda costa que la sociedad salvadoreña a través del Estado (Asamblea Legislativa, Órgano Ejecutivo y Asamblea Legislativa) repare las injusticias cometidas en contra de 17 mujeres que, debido a su condición estructural de pobreza y de exclusión social, tuvieron partos con complicaciones obstétricas que dieron como resultado la muerte de los neonatos.
Siguiendo la enseñanza de Maquiavelo acerca de que el fin justifica los medios, las voces y las plumas de personajes como la señora Evangelina de Sol y otras, están acudiendo a las peores técnicas de desinformación y de calumnia para poner a la opinión pública en contra de estas mujeres. Están haciendo todo lo que sea necesario, para evitar que la sociedad sienta empatía con el dolor y el sufrimiento de estas 17 mujeres y de sus familias; todo lo que sea necesario para este clamor de justicia no toque el corazón de los diputados y diputadas, y demás funcionarios y funcionarias, que tendrán que decidir sobre esta solicitud.
Desde la soberbia que les brinda el poder económico de su clase social y desde la sed de venganza que se encona en sus supuestas convicciones morales, han emprendido la infame tarea de divulgar los nombres y apellidos de estas mujeres y de distorsionar los hechos que las condujeron a ser procesadas y condenadas (Ver: “Diputados, ojo: Feministas buscan indultar a 17 homicidas”, EDH 21.17.2014). Con ello, no solo están faltando al precepto moral de no calumniar, sino que además, están irrespetando su derecho a la privacidad y poniendo en riesgo su seguridad y la de sus familias.
El falso argumento en que la TROIKA basa sus calumnias es que estas mujeres no están acusadas de aborto sino de homicidio agravado, y que debido a esto no son elegibles para ser indultadas. Lo que de forma malintencionada omiten decir, es que todas estas mujeres fueron acusadas inicialmente de aborto, pero en el transcurso del proceso, los fiscales y/o jueces tomaron la decisión de cambiar esta acusación por la de homicidio agravado, a pesar de que la fiscalía en ningún caso pudo presentar, pruebas contundentes de que las muertes de los neonatos fueron ocasionadas intencionalmente por estas mujeres.
¿Por qué sucedió esto? ¿Cómo ha sido posible esta injusticia? La respuesta a estas interrogantes solo se puede encontrar cuando se ahonda en el contexto en que ocurrieron los hechos que las incriminan así como en el funcionamiento del sistema de justicia en El Salvador; un sistema que como lo denunciaba monseñor Romero, es como una serpiente que sólo muerde el pie de quienes caminan descalzos.
Porque debe saberse que en todos estos casos, se trata de mujeres que han vivido y viven en situación de enormes carencias económicas, sin redes de apoyo social y sin acceso a servicios de salud de calidad. La mayoría tuvieron problemas obstétricos en algún momento del proceso de gestación, sufrieron pérdidas del embarazo o experimentaron partos sin asistencia sanitaria ni médica. Llegaron a hospitales públicos desmayadas, desangrándose, en busca de ayuda y, desde allí, en flagrante violación al secreto profesional, fueron denunciadas, procesadas y condenas, inicialmente por aborto y luego por homicidio agravado, obligándolas a transitar del hospital a la cárcel.
Por tratarse de mujeres pobres y/o solteras, los fiscales y jueces omitieron la presunción de inocencia que garantiza la Constitución de la República y de inmediato, sin pruebas, las consideraron culpables de la muerte de sus hijos. Porque en la particular visión del mundo que tienen las élites que históricamente han legislado, gobernado e impartido justicia, las mujeres pobres y solteras, que tienen partos extra-hospitalarios que terminan en la muerte de los neonatos, deben ser consideradas automáticamente como las primeras sospechosas de estas muertes, ya que no tienen ni los recursos económicos ni el apoyo de un hombre para alimentar y cuidar a sus hijos.
Asimismo, debido a su falta de capacidad económica para contratar una defensa legal privada, los casos de estas mujeres fueron asignados a defensores/as de la Procuraduría General de la República, que en la mayoría de casos actuaron de forma negligente y apática, violando de esta manera su derecho a la igualdad de protección ante la ley y de la ley. Se conoce que en varios casos, algunos de estos defensores públicos se presentaron a los juicios sin conocer siquiera los nombres de sus defendidas.
Estas es la principal razón por la que la TROIKA le tiene tanto temor a este indulto. No le tiene miedo que este indulto pueda desencadenar en un debate amplio e informado sobre las consecuencias sobre la salud y la vida de las mujeres de la penalización absoluta del aborto que promovieron con tanto éxito en 1998. A lo que le tienen miedo, un profundo miedo, es que este indulto pueda destapar ante la conciencia nacional, la realidad de injusticia que viven las mujeres pobres, y de la cual ellas y ellos son históricamente responsables.
Le tienen miedo a que los sectores sociales, en particular los sectores populares, finalmente se den cuenta que la tan anhelada paz social solo puede construirse sobre un fundamento de justicia, empatía y de misericordia con quienes más sufren. Le tienen pánico a que la sociedad dirija hacia ellos y ellas su dedo acusador, y que se les caiga finalmente la careta de hipocresía, con la cual durante tanto tiempo, han oprimido a este pueblo bajo la apariencia de la libertad de expresión y de la defensa de los valores de la familia y de la tradición.
Por esto, los diferentes sectores que realmente quieren que la paz se instaure en la sociedad salvadoreña, deben hacer caso omiso del mensaje de odio y de venganza que la TROIKA y sus aliados se empeñan en propagar. Es tiempo de volver la mirada y la conciencia hacia el sufrimiento injusto de estas 17 mujeres encarceladas por un sistema clasista, racista y patriarcal.
Señores diputados, señoras diputadas: no se dejen atemorizar por los chantajes y mentiras de la campaña de terrorismo mediático que impulsa la triada conservadora formada por el Opus Dei, Fundación Sí a la Vida y el Diario de Hoy. Ustedes tienen la oportunidad de dar un ejemplo a la sociedad de su capacidad de misericordia con quienes más sufren y de su capacidad de reparar injusticias. Ustedes tienen la oportunidad de comenzar a construir la paz en El Salvador.