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Sin permiso, es el turno de Hugo Martínez

Ilich Uli

El horizonte político electoral se avecina ya más claro. En la mesa de la disputa del poder y control legítimo de las decisiones ejecutivas se están exponiendo las apuestas. La derecha ha mostrado a su designado, un fiel representante de la burguesía y de la capa más alta del poder económico en el país; asimismo, también es posible la participación de nuevas expresiones no tradicionales, sin embargo, estoy obligado a destacar por su significado y valor la reciente exposición en el juego democrático y sujeto por supuesto a la aprobación popular del próximo 3 febrero al candidato presidencial del FMLN Hugo Martínez, de quien tengo la impresión profunda, sin que mi militancia como factor emocional intervenga, que es una representación exacta del salvadoreño que necesitamos conduzca este país.

Sus credenciales personales, profesionales, políticas y como exfuncionario nos dibujan esos elementos que nos hacen creer y ostentar la seguridad que en Hugo tenemos la medida fiel de un salvadoreño excepcional, probado e idóneo; perito conductor de la patria.

Originario del oriente del país, Poloros, La Unión, supo labrar su destino cumpliendo con las responsabilidades que su edad le permitía, Ingeniero Agrónomo de Profesión e importante dirigente universitario de AGEUS (Asociación General de Estudiantes de la Universidad de El Salvador), consecuente con su razonamiento ideológico y práctica revolucionaria, milita de una manera orgánica en el FMLN desde finales de los años 80 hasta la fecha, convirtiéndose en el primer coordinador de la juventud, posterior a la firma de los Acuerdos de Paz; secretario de Comunicaciones del partido durante 2008-2009, diputado del congreso nacional durante 2003-2009, asesor político en campañas presidenciales de 2009 y 2014. A partir de 2009 asume la tarea como ministro de Relaciones Exteriores del Estado Salvadoreño, fungió incluso como secretario general del SICA (Sistema de Integración Centroamericana) en 2013-2014, asume nuevamente la conducción diplomática de nuestro país a petición del Presidente Salvador Sánchez Cerén a partir del 2014 hasta 2018; y sí a todo este equipaje de cualidades y experiencia política le agregamos los méritos académicos obtenidos en Europa y una decena de condecoraciones alrededor del mundo como resultado del excepcional manejo de la diplomacia salvadoreña, nos da sin duda la tranquilidad de poder confiar en un hombre con enteras capacidades y una práctica intachable; sin embargo, todo lo descrito anteriormente no tendría tanta preponderancia si no fuera acompañado de esa cualidad indiscutible y de la que nos está demostrando al pueblo entero, despojado de cualquier investidura o reseña de su expediente como funcionario de alto nivel, Hugo ha venido desde que oficialmente fue nombrado como candidato presidencial pisando correctamente la ruta hacia la conquista de los corazones y mentes de cada uno de los salvadoreños, demostrando que tiene claridad y perspectiva de las necesidades que este pueblo debe afrontar en un plazo inmediato; Hugo se ha puesto como tarea inicial ir al encuentro de la militancia histórica, cohesionar el pensamiento y la disposición de estos cuadros necesarios para la victoria en 2019; pero también estamos viendo a Hugo tocando puertas de muchos rincones de este país, en el interior de la patria, al viejo estilo del líder histórico Schafik Hándal, lo que nos hace recordar aquella ardua e intensa campaña del año 2004, que no hace otra cosa más que anegarnos de nuevas y místicas sensaciones; sus visitas a los territorios son francas y reales: Hugo escucha, anota en su libreta y luego discute las soluciones; viene acopiando cada uno de esos insumos que sin titubeo alguno serán fundamentales para la construcción de su propuesta final a la patria y al pueblo.

Definitivamente, es esta la coyuntura que nos permite sentenciar que ahora es el turno de Hugo Martínez, es la oportunidad para detener los errores, corregir los desaciertos y acelerar los cambios para nuestro país; con Hugo Martínez no hay que pedirle permiso a nadie, es su turno y él lo sabe, toca entonces de llenar y convencer con este optimismo a casi millón y medio de salvadoreños, sin decir que es tarea fácil, pero contamos en nuestra mochila electoral a un gran partido, un correcto planteamiento programático y a un inmejorable candidato.

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