Por: Rolando Alvarenga
El reciente 6-1 que México le asestó a El Salvador, en el Premundial sub-20 de la CONCACAF, se constituye -una vez más- en un pequeño reflejo de las amplias diferencias entre el trabajo profesional de ellos y el trabajo artesanal de los salvadoreños. Y qué decir del cierre ante Estados Unidos que terminó reflejando la impotencia de no poderle hacer frente a los “grandes de la CONCACAF”.
Y es que, el resultado ante México vino a desnudar nuevamente las limitaciones que El Salvador tiene en todas sus selecciones de fútbol
que, ante la falta de una organización y planificación profesional, terminan recurriendo al coraje, amor propio y otros insumos patrióticos en busca de un sueño u objetivo para el cual no fueron integralmente preparadas.
Muestra de ello es la selección de fútbol playa que empuja con alma, corazón y vida, pero al final los cabos sueltos terminan pasando factura y fallan –como hace unos días- en su intento por clasificar al mundial.
Y por cierto, soy del criterio que, al margen de las razones que hubo para su exclusión, Frank Velásquez nunca debió quedar fuera de la selección de fútbol playa que compitió en el Premundial de la CONCACAF. Es que quedó confirmado que una cosa es la selección con Tin y Frank, y otra sin uno de los dos.
Por ello, su exclusión debió arreglarse previo al viaje de la selecta, poniendo en primer plano los intereses de nación para solidificar las posibilidades clasificatorias y después proceder o no a un castigo. Es que Frank es un jugador de clase y que establece diferencia, pero pudo
más el papismo federativo y falta de sentido común.
Pero volviendo al tema central de esta columna, puedo sostener con propiedad que uno de los Talones de Aquiles del fútbol y el deporte en general está en la falta de conducción administrativa profesional.
Además, debe comenzarse a impartir la Educación Física a nivel nacional desde kínder a la universidad, porque justamente en la débil preparación física y otros aspectos afines está una de las grandes deficiencias competitivas del futbolista y atleta salvadoreño. Una iniciativa que las federaciones, el INDES y el COES deben impulsar ante la Asamblea Legislativa.
En la misma línea, se debería empezar a planificar y cumplir al pie de la letra auténticos e integrales procesos de preparación en las tres
zonas del país, a cargo de instructores extranjeros. Procesos que incluyan reclutamiento de talentos infanto-juveniles y trabajarlos como Dios manda en todos los aspectos técnico-tácticos y estratégicos.
De igual forma, forjarlos y fortalecerlos para la alta competencia internacional en las diferentes categorías. Procesos que a corto, mediano y largo plazo incluyan el fortalecimiento físico, alimentación idónea, chequeos médicos, atención sicológica y estímulos integrales.
Además, buenas instalaciones deportivas, suficientes implementos deportivos, transporte, seguro de vida y, sobre todo, un calendario intenso de partidos internacionales de fogueo que permita a los jugadores perder el miedo y competir en igualdad de condiciones.
Eso sí, usted y yo sabemos que para cumplir lo antes expuesto se requieren millones de dólares y no se tienen, pero es lo que invierten
la mayoría de nuestros rivales con satisfactorios resultados. Es que alternar en la alta competencia en igualdad de condiciones es carísimo, pero también tiene sus frutos. Entonces, si no hay plata, habrá que seguir soñando, pero difícilmente habrá un aterrizaje Mundialista u Olímpico. ¡No basta el indio o la garra! Esto es otra cosa.