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Luis González, director de incidencia de la Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES), llama a los Estados de El Salvador, Honduras y Guatemala a firmar Tratados de Aguas Transfronterizas por el derecho humano de acceso al agua. Foto Diario CoLatino/cortesía.

“El Salvador, sin tratados de aguas transfronterizas”: Luis González

Con respecto a las medidas para defender el derecho a un ambiente sano, al agua, creo que se deberá hacer todo lo necesario. Porque esta es una lucha fundamental, es una lucha por la vida.

 

Gloria Silvia Orellana
@DiarioCoLatino

La Autoridad Salvadoreña del Agua (ASA) ha señalado que el país cuenta con varias cuencas transfronterizas y dentro de las más valiosas están el río Lempa entre Guatemala y El Salvador. Le sigue el río Paz, también entre Guatemala y El Salvador, y por último el río Goascorán, Honduras y El Salvador. Este desemboca en el Golfo de Fonseca.

Luis González, director de incidencia de la Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES), lamentó que los Estados de Guatemala, Honduras y El Salvador, aún no abordan de manera responsable el tema de los “tratados de aguas transfronterizas, y la amenaza de la minería”, así lo expresó en entrevista exclusiva con Diario CoLatino.

– ¿Cómo abordar un tema tan sensible como la protección de aguas compartidas y de las cuencas en la región?

Las aguas compartidas y el enfoque de cuenca en la gestión de estas, creo que es un tema que debería ser prioritario para la región centroamericana, pero mucho más para El Salvador, porque somos un país de agua dependiente.

Las amenazas como la minería metálica se convierte entre las más grandes y por esto es importante generar políticas públicas encaminadas a una gestión adecuada de estos espacios con recursos naturales.

Aquí se ha venido trabajando este tema desde hace algunos años, pero no se ha tenido eco entre las autoridades, gobiernos y sin duda ante el actual contexto, creemos sin duda que es un retroceso con el tema de tratado de aguas transfronterizas por la derogación de la Ley de Prohibición de la Minería Metálica en El Salvador.

 

– ¿Cuál es la situación de la cuenca del río Lempa, ahora que está permitida la minería en el país?

A nivel regional al plantear el tema de la contaminación que causaban en las aguas compartidas con países como Guatemala y Honduras, vinculados a la minería, se podía exigir un esfuerzo de no contaminación. En el entendido que en El Salvador la minería metálica era ilegal.

Y al prohibir la minería metálica en el país, se propiciaban diálogos con Guatemala y Honduras, para poder regular estos aspectos, pero actualmente como se ha revertido la prohibición, pues el argumento de estos países con respecto a la contaminación, alegan que si ya esta actividad es permitida en El Salvador, porque se quiere regular o prohibir en los países vecinos.

Eso pone el trabajo de las organizaciones y las comunidades cuesta arriba, vinculado a las afectaciones y contaminaciones causadas por esta industria, que sin duda es negativo para los bienes ambientales, para la salud de la población y para los medios de vida de la gente.

 

– ¿Cómo articular los esfuerzos junto a instituciones de defensa de derechos humanos de los pueblos de Guatemala, Honduras y El Salvador?

Se debe tener claro, si nos contaminan el agua, el suelo, el aire no será posible una vida digna en El Salvador ni en ningún otro país vecino, en ese sentido es necesario articular con todas las instancias y todos los sectores a defender estos bienes ambientales de los impactos de la minería metálica.

Esta lucha debe ser a diferentes niveles, como el comunitario evidentemente, las personas, las ADESCOS, las Juntas de Agua, las iglesias históricas, las cooperativas agrícolas que deberán articularse y así evitar el desarrollo de estos proyectos en sus territorios por toda las afectaciones que causarían.

A nivel nacional se deben articular otros espacios tanto ambientales como el movimiento social en su totalidad, para hacer resistencia, estamos hablando de juventudes, mujeres, Pueblos Indígenas, organizaciones que trabajan por el derechos laborales, el de la vivienda, porque a todos y todas nos impactará la minería metálica.

En un tercer momento será a nivel nacional buscar posturas de instancias que deben dar protección al medio ambiente y me refiero al MARN, al MINSAL, sabemos que tienen una orientación a no proteger, pero deberemos indicarles, lo importante de los estudios de impacto ambiental, cuando se debe el estudio ambiental estratégico y las consultas públicas, vamos a activar todo esto.

Y además, sobre las demandas de inconstitucionalidad ante el órgano judicial, por esta situación y las demandas a la Asamblea Legislativa para que deroguen esta nefasta Ley General de Minería. Que sean estos los pasos previos, para escalar a instancias internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIHD) o la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), este parece ser el camino.

 

– ¿Qué mecanismos se pueden implementar para facilitar la sustentabilidad de las aguas compartidas?

Con respecto a las medidas para defender el derecho a un ambiente sano, al agua, creo que se deberá hacer todo lo necesario. Porque esta es una lucha fundamental, es una lucha por la vida.

Por el momento no hay un Tratado de Aguas Compartidas ni ninguna regulación que genere elementos vinculantes para los países para poder hacer una gestión en sí de las aguas compartidas.

Lo que sí existe es una propuesta que ha sido estudiada, revisada y actualizada, que por el momento se ha presentado a la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos de El Salvador (PDDH) y su par en Guatemala, es un instrumento que lo que busca es regular estas actividades y un poco dar respuesta a la amenaza de actividad de la mina Cerro Blanco, en Asunción Mita, Guatemala.

Ahora, con la permisibilidad de la minería en El Salvador, habrá que revisar la estrategia y también como se mantiene una lucha regional, contra esta amenaza minera que puede contaminar la cuenca alta del río Lempa.

También ¿cómo se retoman estas amenazas nacionales?, que pueden afectar a toda la zona norte del país y también la cuenca alta y media del río Lempa, que afectaría a toda esta población.

 

– ¿No existe ninguna protección jurídica que proteja a los pueblos?

 

En este sentido, aún no hay a nivel regional una normativa que pueda regular esto de las aguas compartidas; pero si se puede retomar los Convenios de Derechos Humanos. Y un poco de cara a esto, invocar el derecho humano a la salud y la vida.

Obviamente, hay resistencia de algunos países porque invocan el tema de Soberanía de Cuenca, pero es algo que se debe trabajar y los que tendrían que generar resistencia serán las poblaciones tanto de Guatemala como El Salvador y Honduras frente a la amenaza de estos proyectos extractivos de la minería metálica.

 

– ¿Qué medidas de resistencia puede la población retomar frente a la minería en el país o región?

Creo que la lucha contra la minería en El Salvador es necesaria y tiene que ser a todos los niveles y con diferentes estrategias como la comunicativa y jurídica.

Se debe seguir generando evidencia e información técnico-científica que ya existe, pero se puede ir actualizando y generando conciencia, pero lo que no podemos es dejar de hacer algo frente a una amenaza real, que puede golpear a la gran mayoría de la población.

Sobre esto, hay que decirlo, existe un contexto complicado para realizar la lucha ambiental, con el contexto actual de criminalización de personas defensoras, el contexto de régimen excepción que genera miedo para poder manifestarse, marchar o ejercer su libertad de expresión contra la amenaza de la minería.

Es sin duda una lucha complicada, pero tenemos que ser creativos para plantear el tema, y recalcó que -no podemos dejar de hacer algo-, porque es una amenaza contra la vida y si no nos mueve la vida de las actuales generaciones, pues que lo haga la de las futuras generaciones.

No tenemos derecho a dañar el agua, el medio ambiente y la salud a las generaciones que aún no nacen, entonces, nuestra tarea que sea, dejar un mejor planeta, un mejor El Salvador, y no uno más degradado o destruido, esta debe ser la motivación para resistir ante estas industrias que pueden destruir lo poco que queda del medio ambiente de El Salvador.

 

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