Lic. José María Barrera Lemus
Consultor y usuario.
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Tal parece que así como van las cosas en nuestro país y principalmente en nuestra querida ciudad capital, San Salvador, como que algunas personas prefieren vivir mejor “en río revuelto”…, porque como continúa el referido refrán: … “Ganancia de pescadores”.
Hasta donde mi sentido común me lo permite, no se necesita de mucho para darnos cuenta, lo difícil que resultó cristalizar la implantación del Sistema Integrado de Transporte del Área Metropolitana de San Salvador, conocido como SITRAMSS. Desde su inicio fue una pelea mediática y política permanente, principalmente del partido ARENA. Luego, con su implementación, en marzo del 2015, pueden evidenciarse los cambios que este sistema ha comenzado a generar en los usuarios, durante los dos años que lleva de su puesta en marcha.
En primer lugar, ha permitido un alto nivel de confianza y seguridad entre los usuarios desde el abordaje hasta su destino; ha comenzado a generar conciencia de lo que significa esperar, al apostarse a veces en largas filas, sabedores de que en pocos minutos serán transportados y lo mejor de todo, en un medio seguro, rápido y confortable.
Por otra parte, está permitiendo que muchos usuarios, principalmente hombres, dispongan de sus asientos a personas mayores y personas con dificultades para mantenerse en pie. Algo que desde hace mucho tiempo se había venido perdiendo en el sistema tradicional de transporte.
Es importante que la ciudadanía conozca que el proceso de implementación del tan mencionado SITRAMSS, nació no solo para paliar el desmedido desorden de transporte público que hemos tenido por décadas, -dicho sea de paso-, aún dista de ser ordenado.
Nació además, como una forma de educar a los ciudadanos en el abordaje de transporte, mediante la toma de conciencia del respeto durante el proceso de abordar una unidad de transporte y por supuesto para ordenar los ingresos que genera y la regulación que permita la uniformidad en el servicio que ofrece y sobre todo del buen trato que como personas nos merecemos por parte de los trabajadores del sector.
El SITRAMSS nació además, como un paliativo para erradicar paulatinamente los vicios que el tradicional sistema de transporte, había estado generando; hablamos de un anti sistema de transporte, cuya única relación con el Gobierno, solo se vincula con la legalización de permisos de sus unidades para su circulación, la exigencia del subsidio y la continua y acumulativa amonestación por tantas infracciones que cometen; mientras que ya en circulación, cada unidad de transporte, se desenvuelve en las formas más diversas, dispersas y complejas, o como decimos en buen salvadoreño: “a la buena de Dios”.
La diversidad y dispersión del servicio tradicional, se evidencia en la multiplicidad de tamaños y colores de las diferentes unidades y en las variadas rutas que circulan, muchas de estas, fuera de lo autorizado. Unidades que en lugar de ordenar generan un mayor desorden por la falta de aplicación de controles y normativa; unidades que solo porque Dios está con uno, logran llegar a su destino, pues la probabilidad de que se queden en el camino o que sufran accidentes por desperfectos mecánicos es grande durante el día y no existe responsabilidad para con los usuarios.
Por otra parte, el sistema tradicional de transporte es complejo, en la medida que no le permite al Gobierno, aplicar mecanismos mucho más efectivos para la obtención de sus tributos, pues la forma de organizar sus ingresos, es tal, que difícilmente se puede llegar a contar con un control ordenado que garantice transparencia. Un anti sistema administrado por motoristas con poca preparación en la conducción de este tipo de unidades y en la atención de usuarios; mismos que solo generan zozobra y temor en quienes nos conducimos a diario, teniendo que soportar, maltrato, riesgo permanente de sufrir accidentes, como ya se mencionó y, sobre todo, la excesiva contaminación ambiental que ocasiona la música estridente y las condiciones físicas en que circulan muchas de estas. Por supuesto me refiero a las rutas de microbuses, muchas de las cuales, según comentan los mismos motoristas, circulan fuera del marco de la ley de transporte público. En fin tantas cosas, que es mejor volver al tema del SITRAMSS. Un SITRAMSS, como el que se está iniciando en nuestra ciudad capital, es un medio que favorece a la mayoría de usuarios, en tanto que garantiza, como ya se mencionó: seguridad, rapidez, comodidad, transparencia, y sobre todo el inicio del orden que debe prevalecer en todo el sistema y principalmente en un país como el nuestro que se encuentra en la búsqueda del desarrollo y el SITRAMSS, lo merece.
Es importante que los señores miembros de la Honorable Sala de lo Constitucional, recapaciten en la decisión tomada, por el bien de la ciudadanía. Si en realidad existen razones que lo inconstitucionalizan, pues lo mejor será que se corrijan y se sienten precedentes para evitar caer en los mismos vacíos en proyectos futuros. Por otra parte, es importante que los señores del Gobierno, le inyecten toda la energía al proyecto para que de una vez por todas quede establecido su funcionamiento.
Por un El Salvador en desarrollo…