Redacción: Eduardo Barahona
Fotografías: Luis Martínez
Ante los incrementos de los granos básicos y los alimentos en el país, muchas poblaciones se han visto afectadas, esta situación se agudiza debido a los diferentes factores suscitados durante este año, comenzando con el paro de actividades económicas debido a la pandemia del COVID-19, de igual forma la afectación de cultivos por las tormentas Amanda y Cristóbal, sumando a esto la llegada de las langostas centro americanas que se alimentan de los grandes monocultivos en el país.
El informe mundial de la crisis alimentaria presentado por las naciones unidas en el año 2019 indicaba que 135 millones de personas de 55 países y territorios sufrían de inseguridad alimentaria aguda. Además, en los 55 países con crisis alimentaria a los que se refiere el informe, 75 millones de niños sufrían de retraso en el crecimiento y 17 millones padecieron emaciación en 2019.
Los datos anteriormente mencionados van en aumento haciendo aún más difícil el acceso a la alimentación sana, ante esta realidad lideresas de San Julián, Sonsonate están trabajando con huertos familiares agroecológico que solventan algunas necesidades alimenticias, económicas y hasta medicinales.
Así lo relata Sonia Huezo, una de las diez lideresas en la zona que han visto con buenos ojos las proyecciones de organizaciones como la Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES) en brindar capacitaciones y semillas para generar huertos familiares.
“Gracias al apoyo que nos han brindado organizaciones como UNES, tenemos en este terreno, maíz, frijol, ejote, berenjena pepino, tomates, yuca, espina, hierba buena y apio, esto me han ayudado mucho porque ya no he salido al mercado a comprarlo, yo en mi relación con los huertos a mi me gusta compartir, yo vendo algunas cosas y también comparto y regalar”, asegura Sofía, mientras nos ofrece ejotes para llevar.
De igual forma, Angélica Monroy, nos comenta sus experiencias en los huertos familiares y como esto le ha servido para alimentar a sus familias y a su vez buscar métodos medicinales con hierbas naturales.
“En estos tiempos de pandemia todo esta caro, pero gracias a dios este huerto nos ayuda mucho, mire tenemos buena salud, porque tomamos te de jengibre y zacate limón del huerto, buena alimentación, con todas las verduras; además ayuda para no contaminar el medio ambiente. Nosotros hacemos repelentes y abonos -todo orgánico- a veces uno se cansa, pero debemos seguir adelante y ser ejemplo para los demás esto es mejor para la salud”, comenta Monroy.
Esto proceso refuerzan a las organizaciones sociales y ambientales en generar una ley de soberanía alimentaria en el país, que contribuya a una alimentación sana y libre de agrotóxicos que a su vez beneficie a las familias salvadoreñas con la conciencia en la defensa ambiental por medio de practicas ancestrales como la agroecología.
La Mesa de Soberanía Alimentaria ha exigido el reconocimiento del derecho humano a la alimentación sana, una deuda gubernamental con el pueblo, ya que ante estos cambios debido a la pandemia del COVID-19, la forma de generar alimentos también de modificarse aseguran organizaciones ambientales a nivel mundial.