Como ciudadano, ed periodista, escritor y trabajador del arte y la cultura, participé recientemente en el foro público denominado “Impactos económicos y sociales de la corrupción”. Convocaba al evento la sociedad civil a través de una cincuentena de organizaciones ciudadanas entre las cuales menciono a: FESPAD, ARPAS, UNES, IMU, CDC y ACISAM.
Cuatro fueron los panelistas que expusieron sus reflexiones sobre esta temática que ha acaparado la atención coyuntural de los últimos meses. La primera de los expositores fue María Silvia Guillén de la Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho (FESPAD), quien habló acerca de “la perspectiva ciudadana sobre la corrupción”; luego habló el Procurador para la Defensa de los Derechos Humanos, David Morales, con su ponencia titulada “Cómo la corrupción violenta los Derechos Humanos”; posteriormente tocó turno a José Luis Benítez, presidente de la Asociación de Periodistas de El Salvador, quien abordó el tema “corrupción y medios”; y por último disertó el ministro de obras públicas Gerson Martínez, con su ponencia “modus operandi de la corrupción”.
Si nos atenemos a la definición del diccionario, corrupción es un vicio, un abuso, y sinónimos de ese vicio son descomposición, putrefacción, depravación y perversión. Es decir todo corrupto es un vicioso, un podrido, un depravado y un pervertido, sobre todo cuando ese vicio afecta a los demás y peor cuando son muchos, cuando son un país o cuando son los habitantes de todo el planeta.
María Silvia Guillén decía que la corrupción en nuestro país tiene raíces históricas y su referencia se detenía a finales del Siglo XIX cuando los gobiernos de turno y la emergente oligarquía cafetalera dejaron sin ejidos a las comunidades indígenas. No obstante la Historia nos cuenta cómo la corrupción política nos lleva mucho más atrás, por ejemplo, cuando se da la primera presidencia de la federación centroamericana y la obtiene José Cecilio del Valle en 1824, la chanchullada de aquel entonces en el Congreso se la adjudica (la presidencia) a Manuel José Arce quien terminó provocando una guerra regional. O hablemos de corrupción religiosa casi etnocéntrica, cuando Abraham expulsa a su esclava Agar con su primogénito Ismael, aprovechando que no existía ni Procuraduría General de la República ni mucho menos Teoría de Género, para haber demandado a tan insigne patriarca como padre irresponsable. Y qué decir sobre la corrupción de espiar a los demás, en una forma de voyerismo global, tal cual ha quedado en evidencia a través del prófugo de la justicia norteamericana, Edward Snowden; o la prisión injusta de los cinco cubanos antiterroristas mientras Posada Carriles envejece casi feliz en los suburbios de Miami.
Alguno de los ponentes se refirió a que la corrupción forma parte de una cultura secular, la cultura de la deshonestidad, no obstante Franklin Quezada que pidió la palabra al momento de las preguntas, hizo alusión a que había que volver entonces y rescatar la ética de los pueblos indígenas cuyo código axiológico era de mucha más honradez que las costumbres y hábitos de los ladinos. Por su parte el Procurador David Morales se comprometió a emplazar al Fiscal General Luis Martínez, en nombre de la ciudadanía, para que en el caso de “saquito” Flores proceda a emitir una resolución inmediata y no siga con sus procedimientos dilatorios a la espera de la prescripción. A propósito de la prescripción el ministro Gerson Martínez prometió que el próximo gobierno hará lo necesario para que en el futuro este tipo de delitos no gocen de dicho privilegio y sean declarados delitos de lesa humanidad, además se refirió a la promulgación de nuevas normativas como la ley de probidad y la ley contra el enriquecimiento ilícito, en el camino de ir superando el analfabetismo democrático y ético.
Por su parte José Luis Benítez expresó que hay medios de comunicación que generan expectativas que bien podrían caer en la categoría de corrupción, cuando avalan sobre todo a nivel de los editoriales conductas encubiertas que afectan a la Nación, o simplemente omiten en sus informaciones temas que afectan a sus intereses de clase. Recordamos aquí como algunos medios del país incidieron en los asesinatos de Monseñor Romero y los padres jesuitas, en sus respectivos momentos y circunstancias.
Obviamente el tema de la corrupción es tan antiguo como la humanidad misma, sin embargo según la historia y con el ascenso del capitalismo este vicio adquiere proporciones delirantes que no es otra cosa que la avaricia elevada a su máxima potencia, donde todo se vale hasta matar, con tal de tener, poseer, amasar, comprar y vender para volver a comprar y tener y acumular y tener más y poseer bienes y embodegar riquezas, mientras el hambre y la miseria campean por el mundo sin más remedio que la muerte.
Es por ello de veras histórico y trascendental que por vez primera se aborde en nuestro país de manera frontal y desde la ciudadanía el tema de la corrupción, un vicio que para los sectores hegemónicos es de lo más natural, porque ¿cómo se entiende el cinismo y arrogancia del ex presidente Flores Pérez al momento de comparecer ante la comisión de la Asamblea Legislativa? Dicen que la honestidad se aprende en casa, habrá que ver si esa falta de honradez se la enseñó a “saquito” su abuelo materno el doctor Francisco Guillermo Pérez, quien fue Procurador General de la República en dos diferentes períodos de la historia nacional. Porque no puede ser entonces que un grupo de jóvenes futbolistas sea sancionado con penas excesivas por amaño en algunos partidos, y no así los políticos sobre todo los mandatarios que están obligados a dar ejemplo a través de su conducta y sobre todo aquellos que se apropian del patrimonio nacional como lo han hecho desde siempre y parte sin novedad. Compatriotas ha llegado el momento de exigir cuentas, porque como dicen por ahí a lo único que debemos temer es al silencio ¡Abur!
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