Carlos Peña
La muerte del expresidente Flores, hospital como es natural, help es motivo de dolor para sus familiares y amistades. Para el pueblo significa la imposibilidad de verlo entre barrotes y despojado de los recursos públicos que usurpó.
La muerte prematura de Flores tuvo dos causas fundamentales. La primera fue su propia soberbia, que lo indujo a burlarse del Estado y del pueblo, pero que no lo liberó de la vergüenza de errar como prófugo y terminar arrestado. La segunda fue la presión que recibió para que encubriera los desmanes de su partido y de los oligarcas para los que trabajó.
Ante los hechos de corrupción en que se vio involucrado, Flores fingió serenidad, se defendió con mentiras y evasivas y encubrió a quienes participaron y se beneficiaron de sus actos delictivos, principalmente los dueños del partido ARENA y algunos banqueros, que se apropiaron de la mayor parte de los millones de dólares entregados por el gobierno de Taiwán. Pero su titánico esfuerzo por proteger a sus amigos de clase, unido al temor a no sobrevivir a una delación, terminó cerrando sus arterias. Como Presidente de la República, Flores se caracterizó por mentirle al pueblo, beneficiar a los oligarcas y obedecer al gobierno de Estados Unidos. Flores mintió cuando dolarizó la economía y dijo que circularían dos monedas, ofreció falsas maravillas con los TLC y dijo muchas otras barbaridades. Su gobierno aprobó un contrato de privatización de la energía geotérmica, siguió dañando al agro, apoyó el Golpe de Estado contra Hugo Chávez en 2002, envió tropas a Iraq para acompañar la invasión imperial a ese país y profundizó la corrupción pública y privada. Flores también quiso privatizar la salud, pero el pueblo se lo impidió. Sin embargo, el señor Flores, que fue un verdugo del pueblo, terminó asustado por sus propias obras y liquidado por la presión de sus compañeros y socios, quienes simulan estar conmovidos por su muerte pero celebran en privado la desaparición de un testigo de sus delitos.